Salto es uno de los departamentos que muestra un alto crecimiento de la cantidad de vehículos. No sólo la cantidad de motos se ha incrementado, sino que además lo han hecho los automóviles, camionetas y otros tipo de automotores.
Obviamente que este hecho determina que el ya congestionado estacionamiento en la zona céntrica de la ciudad se agudizara, determinando que se haga necesario establecer determinado ordenamiento.
Como en todas las ciudades que conocemos la única forma de ordenar este aspecto es estableciendo disposiciones que rijan en la materia, tarifando el servicio y fiscalizando su cumplimiento, con las sanciones correspondientes a los infractores.
En realidad, el denominado «micro centro» de Salto no es tan grande para que no se pueda caminar un par de cuadras, que es en los hechos lo que determinará el funcionamiento de la «Zona Azul».
Es más, en un futuro no muy lejano, lo más apropiado será prohibir el estacionamiento al menos en calle Uruguay de plaza a plaza, porque lo ideal sería hacer una peatonal, que en alguna medida ya se ha comenzado a establecer con las lomadas existentes en esta zona.
Ahora bien, el éxito de toda disposición en materia de tránsito depende precisamente de una fiscalización adecuada que hoy no existe.
Horas antes de escribir estas líneas asistimos a una prueba de esta omisión.
Un jovenzuelo, ya no tan adolescente, circulaba en bicicleta a alta velocidad por la vereda de 18 de Julio en dirección a calle Artigas. Precisamente en esta esquina se hallaba ubicado un inspector de tránsito. Nos despertó curiosidad el hecho y nos detuvimos a ver qué sucedía.
Sucedió lo que lamentablemente vemos que sucede a diario, el inspector «se hizo el distraído», «no lo vio», ni siquiera un silbato para advertir de la infracción.
Si a estos añadimos que el joven de referencia, como otros varios, habitualmente salen de un centro educativo cercano, entonces entenderemos por qué, muchas veces somos escépticos en cuanto a las posibilidades de éxito de las disposiciones que se adoptan para corregir un tránsito desordenado y transgresor, como el que tenemos, pero si estas disposiciones no se aplican debidamente, los objetivos quedan por el camino.
Por lo tanto, si el control de las disposiciones de la Zona Azul, no se aplican debidamente, seguramente los objetivos que llevaron a implantarla se irán perdiendo.
