De tal palo tal astilla, es un viejo dicho popular que se refiere a algún rasgo que una persona hereda de sus padres, abuelos o familiares.
Los entrevistados de hoy son hijos o nietos de políticos reconocidos, que han trascendido en el tiempo y son referentes, no solo para ellos, sino para diversas generaciones.
Los referentes son Wilson Ferreira Aldunate, recordado por su nieta Victoria Ferreira. Néstor Minutti, recordado por su nieto Eduardo Varela Minutti, Eduardo Minutti, recordado por su hija Lucía Minutti, Eduardo Malaquina, recordado por su hijo Marcelo Malaquina, Ramón Vinci, recordado por su nieto Patricio Vinci.
Wilson Ferreira Aldunate
(28 de enero de 1919 — Montevideo, 15 de marzo de 1988) Político y productor rural uruguayo, considerado el principal caudillo civil del Partido Nacional desde la década de 1970 hasta su deceso en 1988. Adquirió notoriedad tras declararse como uno de los más destacados opositores a los gobiernos de Jorge Pacheco Areco y Juan María Bordaberry, y tras el Golpe de Estado del 27 de junio de 1973, se exilió y se convirtió en uno de los más ácidos censores de la dictadura cívico-militar.
Eduardo Minutti Migliaro
(1934 – 10 de septiembre de 2008), contador y político perteneciente al Partido Nacional.
Graduado como contador público en la Universidad de la República. Se dedicó fundamentalmente a tributación agropecuaria.
Militante de toda la vida en el Partido Nacional.
En las elecciones de 1989 fue elegido Intendente del departamento de Salto, con el apoyo del Herrerismo y Por la Patria.
Néstor Minutti Migliaro
(Fallecido el 20 de junio de 1977), arquitecto y político perteneciente al Partido Nacional.
Graduado como arquitecto en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República.
En pos del progreso de su departamento, integró el Comité Popular Pro Represa de Salto Grande.
En las elecciones de 1971 fue elegido Intendente del departamento de Salto y posteriormente permaneció en el cargo como interventor de la dictadura militar (1973-1977) hasta fallecer en un accidente aéreo.
Hoy, el Museo del Hombre y la Tecnología lleva su nombre.
Eduardo Ramón Malaquina Ugolini
(Salto, 31 de agosto de 1936 – Salto, 9 de abril de 2021), Escribano y político uruguayo.
Fue Intendente de Salto en tres períodos desde 1985 a 1990, 1995 a 2000 y 2000 a 2005, perteneció al Partido Colorado.
Lideró la Lista 1 del partido, histórica en el departamento. Es uno de los últimos líderes del batllismo original en Salto y en todo el interior del país. Fue intendente municipal en varias ocasiones: 1985-1990, 1995-2000, 2000-2005. Presidió el Congreso Nacional de Intendentes.
Durante mucho tiempo, integrante del Foro Batllista; de cara a las elecciones de 2004,
En 2008 adhirió a la precandidatura de José Amorín Batlle.
Integró el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) colorado, por el sector ProBa.
Como homenaje una calle del tramo de la Costanera en Salto, lleva su nombre
Nacido en pueblo Belén en 1910 y falleció en 1990. Fue zapatero, periodista, empresario y político, fundador y director de Radio Cultural, director del Hospital, intendente departamental, delegado de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, director del Banco de Seguros del Estado. Impulsor de la fundación del Hogar de Ancianos, realizada cuando ejercía la dirección del Hospital de Salto, impulsor de la Represa de Salto Grande, demostrando una gran visión de futuro
En la actualidad un tramo de la Avda. Apolón , lleva su nombre.
“Mi abuelo era muy jodón, siempre con cosas raras que te terminaban impactando”
Victoria Ferreira, ex Edil y nieta de Wilson Ferreira Aldunate
La foto que ilustra la conversación que tuvimos con Victoria Ferreira, nieta del caudillo blanco Wilson Ferreira Aldunate, fue sacada el día que Wilson fue liberado por la dictadura de la cárcel en el cuartel militar de Trinidad, el 30 de noviembre de 1984. La charla con EL PUEBLO fue para recordar la imagen que le dejó el tiempo que pudieron compartir.

– ¿Qué recuerda de esa foto?
– Ahí yo tenía 4 años. La familia de mi madre es toda de Trinidad, así que íbamos mucho a visitarlo, porque estaba dentro de un cuartel donde conocíamos a mucha gente. O sea que de Trinidad tengo muchísimos recuerdos y del cuartel también. Esa foto puntualmente, de ese día lo que me acuerdo es que estuvimos todo el día esperando que lo liberen, me acuerdo de estar en la cafetería del Gran Hotel Flores. El primer acto que él dio antes del de la Explanada fue en la plaza de Trinidad cuando lo liberaron, y ahí salimos todos en caravana, había fogones en la ruta. En un momento determinado, para el ómnibus, nosotros veníamos muy cerca y papá me baja y me hace subir al ómnibus con él. Esa foto es parte de una secuencia de fotos, yo las tenía a todas en colores porque habían salido en el diario, pero en una de las mudanzas se perdió. Siempre recordé esa foto, la quise tener porque era además en un momento donde tuve conciencia de lo que era mi abuelo como abuelo pero también de lo que era su figura para el país. O sea, para mí era mi abuelo, y esa fue la primera vez que vi tanta gente siguiendo a una persona que era de mi familia, a mi abuelo, fue ahí que empecé a notar que no era un abuelo común y corriente y que no era solo mío.
– Eso pasó a sus 4 años, ¿y a esa edad logró internalizar todo lo que me acaba de contar?
– A esa edad me impactó. Primero era no entender por qué mi abuelo estaba preso, porque a esa edad lo que yo entendía era que los que estaban presos eran malos.
– ¿Recuerda unos meses antes cuando Wilson volvió al país?
– Ahí tengo como imágenes, yo no fui cuando volvió, porque no se sabía si él llegaba a Montevideo o a Punta del Este, me quedé en Punta del Este en casa de unos amigos, fuimos hasta la punta para ver si llegaba ahí, había mucha movilización, pero como que yo estaba en otra, yo estaba festejando, ¿qué? No sé, pero yo festejaba, claro, era chica. Pero sí la ida al cuartel que una vez me dejaron entrar, de eso sí tengo recuerdos. Me impresionó que había unos militares que nos apuntaban con una metralleta a mi hermano y a mí, eso nos dio un poco de miedo. Verlo a él nos gustó, obviamente, pero era todo muy raro.
– ¿Cómo era vivir con su abuelo?
– Todos los encuentros con mi abuelo eran especiales, siempre digo que mi abuelo era como de película, porque yo tenía al abuelo clásico, divino, el de mi mamá, que lo tuve muchísimos años por suerte, y después tenía a mi otro abuelo muy distante, primero por todo lo del exilio, y de eso tengo recuerdos de ir a Torres, de estar con mis otros primos. No tengo un recuerdo largo, tengo como flashes de cosas, todos desayunando juntos. De Europa no me acuerdo nada. Donde tengo recuerdos más completos es a partir de que lo liberan porque nos veíamos en el campo y empezamos a tener navidades con él.
– Siempre se lo recuerda con un gran sentido del humor en todas las entrevistas, hablando con la gente, ¿cómo era en casa?
– Era igual, era muy jodón y siempre con cosas raras que te terminaban impactando. Nosotros vivíamos en el campo todavía, y un día llegó y nos dijo que no podíamos salir del cuarto, nunca te daba muchas explicaciones. Nos tuvo mucho tiempo adentro del cuarto, nos parecieron horas, entonces nos llamó. En la estancia teníamos una mesa de comedor grande, como para 10 a 12 lugares, y había puesto unos marcianos con trajes de soldados de diferentes tamaños, toda la mita de la mesa, llena. Eran para los cubiertos, pero no compró 4 o 5, no sé de dónde había sacado tantos marcianos, pero era algo para entretener a los chicos a la hora de comer.
– Otro hito de Wilson y que le permite ver la dimensión que tenía su abuelo fue cuando falleció, usted ahí ya tenía 8 años.
– Ahí fue distinto, porque lo del cuartel era algo raro pero alegre, divertido. La primera vez que sentí la muerte de cerca y un dolor muy grande fue cuando falleció mi abuelo. En el caso de él, por ser una figura pública, yo ni siquiera me enteré por mis padres que falleció. Yo estaba en el apartamento de mis otros abuelos en Montevideo, justo me había levantado y estaban mi abuelo y mi tío tomando mate, escuchando la radio, ya sabía que mi abuelo estaba muy enfermo. Cuando me vieron me mandaron a la cocina que estaba mi abuela, y cuando estaba yendo escucho que dicen en la radio que acababa de fallecer Wilson Ferreira. Bueno, siempre fui muy expresiva, en ese momento se me vino el mundo abajo, salí corriendo, me quise encerrar en el baño a llorar y estaba ocupado. Enseguida llegó mi madre a cambiarnos, a organizar un poco la cosa ya para ir al apartamento de él. Pero nunca fue algo íntimo, no viví la muerte de él como algo íntimo, entrabas al apartamento y había 800 personas, bajamos para subirnos al coche fúnebre y era gente y gente que te impresionaba cómo lloraban. Pero yo lloraba porque era mi abuelo, y me preguntaba por qué lloraban los demás, fue ahí que terminé de entender que mi abuelo era de todo el mundo.
Eduardo Varela Minutti, nieto y sobrino nieto de dos Intendentes
“El legado se defiende con los mínimos detalles, tratando de ser buena persona, cumpliendo, estando y no mintiendo”
Eduardo Varela Minutti es nieto de Néstor Minutti y sobrino nieto de Eduardo Minutti, los dos últimos Intendentes blancos que tuvo el Departamento de Salto. Con él dialogó EL PUEBLO para que nos contara sus vivencias y recuerdos, así como el peso que lleva sobre sus hombros por el legado que recogió al dedicarse a la política. Hoy es Encargado del área de Juventud de la Intendencia de Salto.

“No tengo recuerdos de mi abuelo –comenzó aclarando- porque justo el día que cae el avión, mi madre estaba cumpliendo 15 años. Empecé a conocer quién había sido mi abuelo por mi mamá y después por la gente, no por mi familia puntualmente, el tema nunca se tocaba en profundidad, pero como siempre fui persona de andar por todos lados, de tener amigos jóvenes hasta gente de 60 o 70 años, la gente me lo transmitió”.

“Mi madre perdió a su padre a una edad bastante complicada, para ella fue muy traumático ese episodio porque justo el padre viajaba en ese avión para llegar a su cumpleaños, entonces pienso que lo idealizó de una manera bastante especial, por eso me hablaba mucho y todo el tiempo de él, siempre me asociaba a que yo era muy parecido, no tengo claro si eso era algo de ella. De todas formas, mucha gente me ha dicho lo mismo por mi forma de ser”.
“A Dardo si lo conocí, vivíamos a una cuadra. Yo vivía en Agraciada 668 y él en la esquina de Amorín y 8 de Octubre. Los recuerdos que tengo de chico es la de ir a la casa, al piso de abajo donde estaba su escritorio. Con mi mamá tenía una muy buena relación, incluso con Lucía, Eduardo, Irene, con quien tengo mejor vínculo que con mi tío directo, había una amistad muy grande. Recuerdo también aquella última elección donde Dardo pierde, cuando ganó Ramón (Fonticiella), que estuvimos muchas horas con mamá en su departamental acompañándolo”.
“Desde que tengo uso de razón, la política me llamaba muchísimo la atención, me encantaba escuchar hablar a los políticos e ir a los actos, me encantaba ver entrevistas, leer sobre política. Siempre supe en lo más profundo que iba a dedicarme a la política”.
CONSTRUYENDO EL CAMINO
“Cuando la gente me pregunta si soy el nieto de Minutti, te da un orgullo, pero nunca me recosté en eso para nada, la gente que me conoce lo sabe. Es más, muchos compañeros siempre me dicen que tengo que decir que soy un Minutti, a lo que respondo que no. Quienes pensaron que por un apellido iban a ser votados, y yo lo viví adentro de mi familia, no les fue bien. Por eso mismo pienso que uno debe ganarse los lugares más allá de ser hijo, nieto o sobrino de quien sea, en la actividad política, en el fútbol, en la prensa, en lo que sea. De nada sirve tener un apellido reconocido si no le mostrás a la gente quién sos, cómo sos, para qué estás acá. La gente te vota si te ve trabajar, no te vota porque sos fulano, puede haber 10 personas que puedan decir que me van a votar porque soy nieto de un intendente, pero después es el trabajo en el día a día y la credibilidad que generes”.
“En nuestro caso, por ejemplo, que somos parte de una gestión, uno quiere ir construyendo, pero no solo por un caudal electoral, pero por supuesto que vamos a competir y nos encanta llegar a ser el más votado, pero hay que ir construyendo ese camino”.
“Lo que me encanta de mi abuelo y que me identifica, que es algo que la gente me dice, es que era una persona que estaba permanentemente cerca del trabajador, no estaba encerrado en un escritorio, que andaba en todos los temas de las obras, que caminaba con la gente, que era sencillo, que era simpático y que le gustaba abrazar. Capaz Dardo era más especial, por lo que me cuentan. Otra cosa que dicen que me parezco por el lado de los Minutti es que cuando me enojo, eso me juega muy en contra, porque no mido que soy un político. La lealtad ante todo, a mí me fallan y en eso no puedo volver atrás, y ya voy sabiendo que eso me terminará costando caro en política por no ser falso. Saber pedir perdón para mí es muy importante en todos los ámbitos de la vida a costa de todo”.
“Después, con el tiempo, fui más a fondo en lo del accidente, de cosas que pasaron, los detalles con gente que lo vivió de cerca. Hace un tiempo un veterano me mandó a buscar porque me quería conocer, y había sido una de las personas que había estado en el accidente ayudando. Me contó que mi abuelo estaba con vida cuando fue hasta donde estaba el avión, que él había hablado. Falleció joven”.
“Somos, no sé si decir herederos, pero tenemos que defender un apellido y su legado. Eso lo pienso todos los días cuando trabajo, y a veces ese legado se defiende con los mínimos detalles tratando de ser buena persona, cumpliendo, estando y no mintiendo”, concluyó.
Lucía Minutti dirigente Partido Nacional.
Como decía mi padre, la política es para servir no para servirse.
Hija y sobrina de los Intendentes Eduardo y Néstor Minutti que destacaron por el impulso que
dieron al departamento de Salto. En primer lugar, Néstor, el tío, impulsor de varias obras con el
aporte de Eladio Dieste. Eduardo Minutti su padre, que le dio transparencia a su gestión siendo
considerado el Intendente más ordenado en materia de los recursos económica.

Actualmente Lucía dirigente de la Lista 40 e integra el Directorio del Partido Nacional, habiendo
sido candidato a Intendente y candidata a Diputada y se desempeña en la Sub Dirección del
Hospital Regional Salto.
Recordamos junto a Lucía sus influencias, sus inicios en política y también sus principios,
valores, y el desafío de incursionar en un mundo de hombres.
«Primero fue Pitín mi tío que fue Intendente, recuerdo algo de la campaña electoral, pero yo era
muy chica. Pero mi padre fue el referente con quién uno hablaba de todos estos temas, y mi
mamá siempre tuvo también muy clara la cuestión democrática, republicana. En momentos de
dictadura íbamos a las reuniones, aunque estaba prohibida cualquier actividad grupal. Y
después hubo alguien con una fuerte impronta cuando me fui a estudiar a Montevideo, un
primo segundo mío, Walter Texeira.

Un día estando allá en el año 82 vamos juntos a una charla
sobre lo que eran los inicios de los partidos políticos, las divisas. Yo estuve en Montevideo año
83, 84, me contacté con la gente del Partido Nacional y empecé militando en CGU siempre con
el apoyo de mis padres que nunca me cortaron esa posibilidad. Si bien es cierto que a veces
tenían un poco de miedo porque en esos momentos era un poco peligroso, yo siempre digo
que no se enteraron de la mitad de las cosas que hacía, caceroleadas, las corridas, las
marchas a las que iba y no decía nada por supuesto porque estábamos a 500 km. que no son
los 500 km. de ahora que está a un WhatsApp de distancia.»
Sigue recordando que «cuando Wilson Ferreira Aldunate vuelve al país y que un poco metía
miedo todo aquello, mis padres esperaban que me quedara tranquila en el apartamento,
porque había amenazas de varios tipos, fui igual y no pasó nada.»
Vocación de servicio
«Una frase que siempre mi padre decía era que la política era para servir y no para servirse, y
siempre con un norte que era que nosotros vinimos al mundo con una responsabilidad social.
En eso la enseñanza de mi padre me marcó mucho. Su norte era mejorar mediante la política
y el ejercicio de la Intendencia la vida de los habitantes de Salto. Eso es lo que marcó en mí el
gusto por seguir de alguna manera un camino.»
«Hay cosas propias de uno, como por ejemplo con que corriente uno se identifica dentro del
propio partido. En realidad, el PN nos marcó a todos los hermanos, no todos se dedicaron a la
política, pero somos seres políticos con opiniones porque la política en nuestra casa es tema
cotidiano.»
«Durante la Intendencia de mi padre recuerdo que me daba gracia porque yo le hacía como la
secretaria privada de él, particular, entonces era muy gracioso porque cuando venía alguien a
hablar con él decía que no tenía tiempo, pero una vez que la persona entraba a hablar con él
había que interrumpirlo porque no tenía límite. Siempre se creó como un mito de que no
atendía a las personas, pero doy fe que eso no era verdad.»
Recuerda que aprendió también de su padre el estar siempre pendiente, «porque él estaba
atento, pendiente de todas las áreas y direcciones de la Intendencia, y bueno así se realizaron
muchísimas obras. Cuando nos embarcamos en el proyecto de la Oficina de la Juventud fue un
gran apoyo, la Intendencia puso muchos recursos para crear una política de juventud en
consonancia con las políticas públicas nacionales de juventud.»
Por otra parte, Lucía destaca que su padre era muy localista y peleaba por la descentralización
de recursos para las Intendencias, «incluso antes había más independencia que ahora.»
Y en tener las cuentas claras era una prioridad. » El orden en las cuentas era prioridad, muy
importante, generando superávit manejando solo los recursos municipales. Hasta ahora uno va
a lugares donde reconocen por ejemplo que gracias a su gestión pudieron acceder al servicio
de agua potable.»
Una servidora de mi partido
Al ser consultada sobre lo que pretende en su carrera política Lucia dice ser una servidora de
su partido.
«Ya fui candidata a Intendente, a diputada, pero hoy estoy muy agradecida y contenta de formar
parte del directorio del Partido Nacional, el primer período en que somos cinco mujeres en el
directorio y la verdad que me siento muy bien trabajando a nivel del partido, es un gran honor
que me dio el Espacio 40 y estaré donde me necesiten. Sí me gusta la campaña política pero
estaré donde sea que tenga que estar.»
Destacó que actualmente está en un partido unido a pesar de las diferencias entre los sectores.
«Soy leal al Partido Nacional que es la expresión de mis valores, de lo que yo siento como
ciudadana y de lo que es la responsabilidad pública de construcción,» definió Lucía.
Si hubiera sido hombre hubiera sido más fácil
«Romper el techo de cristal cuesta bastante en varias áreas sobre todo en la política, fíjate la
cantidad de parlamentarias, de mujeres en los cargos de decisión. Yo lo sentí porque la manera
de realizar la política las mujeres era meterse en un mundo de hombres y la idea es que la
política no sea propiedad del mundo de…hay un montón de cosas que rodean a la mujer en la
política, de la misma forma que rodean a la mujer en varias otras áreas de la vida pública.
Recuerdo que íbamos a las reuniones políticas y después la mayoría de los hombres se iban al
bar y yo que muchas veces era la única mujer en las reuniones, me iba para mi casa pero
resulta que las cosas se cocinaban en el bar.»
«No es culpa de nadie, pero ese sistema hace difícil la incursión de la mujer, aunque cuando
preguntas si la mujer es importante en la política te dicen que si lógicamente, pero cuesta ser
tenidas en cuenta. A pesar de todo, los desafíos son lindos así que a seguir adelante», dice
esta mujer que si bien a veces ha pensado en «tirar la toalla» seguirá enfrentando los desafíos
que la vida política le ponga por delante.
Nieto de Don Ramón J. Vinci
Patricio Vinci Iribarne: “siento que recibo la posta de un fuego que debo mantener vivo para que siga su paso de generación en generación”
Patricio Ramón Vinci Iribarne (30 años) es nieto de Don Ramón J. Vinci, figura del Partido Colorado e Intendente de Salto. Licenciado en Relaciones Internacionales, tiene también a la política como una gran pasión. Vive en Montevideo hace casi 9 años. Trabaja actualmente como agente marítimo y portuario operando buques en los distintos puertos del país, profesión que le permite –según comentó a EL PUEBLO– “estar en la primera línea de la actividad productiva y comercial del Uruguay”. Al consultársele cómo se definiría a sí mismo, respondió: “me considero una persona optimista, curiosa, siempre en búsqueda de desafíos. De niño encontré en la lectura una pasión que mantengo hoy día. Actualmente me es difícil encontrar días aburridos en mi rutina, rutina que comparto con mi novia Meche. Estos últimos meses formé parte de varios proyectos laborales, familiares, académicos y políticos. Y como apasionado de la política no me quise quedar afuera de lo que fueron mis últimas elecciones juveniles dentro del Partido Colorado”.

-¿Desde cuándo estás vinculado a actividades políticas?
Tengo ascendencia política del lado materno y paterno, por lo que la política siempre existió en mí. Pero si me preguntas la actividad política partidaria te puedo decir que comencé a involucrarme de manera consciente en mi adolescencia, creo a mis 16 o 17 años. En ese momento me invitaron a participar en las elecciones juveniles del Partido Colorado. ¡Lo hice encantado! Fue una gran elección en Salto. Todavía tengo guardadas algunas entrevistas que EL PUEBLO me hizo en su momento. Desde ese entonces estoy involucrado en política. Como decía, a fines de 2022 participé en mis últimas elecciones internas como joven en una maratónica campaña con un hermoso grupo de chiquilines.

-Y en un sector nuevo…
Sí, sin estructura ni presupuesto, y logramos que Acción País Salto fuese la 3ra. lista más votada en Salto y la 6ta. más votada a nivel nacional, permitiéndonos conseguir 3 bancas en la Convención Departamental y 2 bancas en la Convención Nacional, órgano máximo decisor del Partido, banca que dicho sea de paso este fin de semana tendré el honor de asumir y hacer uso de la palabra.
-Sigamos hablando de tu militancia siendo sdolescente…
Comencé a hacerlo de manera consciente, pero tengo muchos recuerdos siendo niño acompañando a mi padre por distintos barrios y asentamientos de Salto. Conocí realidades muy distintas a la mía que si no fuese por la política no las conocería y eso en cierta manera me hace sentir que no vivo en una burbuja. También de esa época aprendí que el político es el que camina las calles y está cerca de la gente. Al menos es la visión del político que tengo yo.
-¿Qué sentís al tener el apellido Vinci, que significa mucho para la política en Salto?
Valoro mucho ser Vinci Iribarne. Sé que me preceden grandes hombres y grandes mujeres. Me enorgullece mirar atrás y ver los caminos recorridos. Me motiva la huella que han dejado mis antecesores. Del mismo modo que me enorgullece mirar hacia atrás, me gustaría dejar mi huella y algún día ser orgullo y recuerdo de alguien. De algún modo siento que recibo la posta de un fuego que debo mantener vivo para que siga su paso de generación en generación.
-Y concretamente de tu abuelo Ramón, ¿qué sentís que heredaste?
Además de heredar su nombre, heredé tradición cívica y republicana. Hace algo más de un año el pueblo de Salto honró la memoria de mi abuelo dando su nombre a una de las principales avenidas de la ciudad. Durante tiempo reflexioné sobre por qué esos homenajes siempre son póstumos y entendí que son así porque están reservados sólo para aquellas personas cuya memoria logra mantenerse viva más allá de su propia existencia y son los modelos a seguir que cada sociedad elige. Que la vida, obra y memoria de mi abuelo sea un faro para el pueblo de Salto es la mayor herencia que un nieto puede tener.
-¿Qué escuchás decir sobre él, como político y como Intendente?
Como persona escuché sobre su humanismo, sensibilidad y civismo. Mi padre me ha contado mucho sobre Don Ramón antes de la política, el hijo de zapatero, el maestro de escuela, el padre de familia. También en casa vive aún la huella de Don Ramón, crecí jugando en los estudios de Radio Cultural y Emisora del Éxodo, donde sin temor a exagerar puedo asegurar que han trabajado miles de personas a lo largo de los años. Un lugar donde todos los salteños encontraron puertas y micrófonos abiertos, un lugar con una energía tan especial que perdura hasta el día de hoy. Muchos lectores conocen la fonoplatea de Radio Cultural, la que yo quisiera volver a ver en su máximo esplendor. Han pasado más de 50 años desde su obra como Intendente por lo que creo que no es algo que la gente de mi edad tenga presente. Don Ramón Vinci fundó la primera y única empresa de transporte municipal del país, obtuvo el predio donde hoy funcionan las Termas del Daymán, abrió el camino hacia Termas de Arapey, construyó moteles, bungalows, la piscina deportiva y la primer piscina techada termal, impulsó a través del Comité Popular la construcción de la represa de Salto Grande, siendo el primer presidente de la CTM una vez que se recupera la democracia, construyó el primer hogar de ancianos del interior, realizó los primeros estudios para construir una central fruti-hortícola departamental (recientemente inaugurada), construyó la biblioteca municipal, abrió caminería rural, llevó adelante las policlínicas aéreas y más…
-¿Hay algo que sea lo que más te enorgullece de todo eso?
Sin dudas lo que más me enorgullece fueron los cargos que mi abuelo no ocupó. Cuando nuestro país cayó en manos de la tiranía, mi abuelo eligió la trinchera democrática. Se paró junto al pueblo salteño y dieron batalla a la dictadura, hiriéndola de muerte desde Radio Cultural en la campaña del NO en 1980. Como nieto estoy agradecido del legado que recibo.
Hijo del Esc. Eduardo Ramón Malaquina
Marcelo Malaquina: “Siempre sentí gran admiración por mi padre, ha sido mi referente y mi ídolo”, pero también “me siento un hijo de mi tiempo”
La presencia más fuerte de Marcelo Malaquina en el escenario de la política local no es de larga data, al contrario, hace apenas alrededor de un año que comenzó a aparecer con mayor protagonismo su figura. Pero no es un detalle menor, el hecho de ser uno de los hijos del Esc. Eduardo Ramón Malaquina Ugolini, hombre del Partido Colorado, y uno de los políticos más importantes de Salto en las últimas décadas. Para sostener tal afirmación alcanza con recordar que fue nada menos que tres veces Intendente de Salto y que el respeto que cosechó en todas la población, no únicamente en su partido, puede sintetizarse en la aprobación unánime para que una calle importante calle de la ciudad llevara su nombre (nominación que incluso se dio en un período de administración frenteamplista). Pese al poco tiempo que lleva en la militancia política activa, hay empresas dedicadas a hacer encuestas que lo ubican en una muy buena posición en cuanto a intención de votos dentro de su partido.

Al conversar con EL PUEBLO para este informe, Marcelo Malaquina se presenta como “un hombre de 37 años de edad, chacrero, padre de Mikaela y Amanda, y en pareja con Yasmina desde hace 14 años”.
Y así proseguía el diálogo:
-¿Podría decir que está vinculado a actividades políticas desde cuándo aproximadamente?
Por una cuestión lógica, en cierto sentido estoy vinculado desde chico, cuando veía cosas que pasaban, trataba de entender, aunque no le prestaba tanta atención como ahora, por supuesto. Ahora estoy vinculado de lleno en actividades políticas desde hace ya un poco más de un año. Pero desde hace diez años he estado preparándome, buscando entender diversos aspectos, tomar posiciones, aprendiendo y esperando el momento adecuado que finalmente llegó.

-¿Se siente de alguna manera el «peso» del apellido que lleva?
El apellido Malaquina no me pesa, para nada, más allá del gran legado político que tiene y ha dejado mi padre…
-Le preguntaba porque podría ser un “peso” para bien, o contrariamente quizás sentirlo como una responsabilidad demasiado grande…
Para mí es un gran orgullo. Siempre sentí gran admiración por mi padre, ha sido mi referente y también mi ‘‘ídolo’’.
-¿Qué siente que heredó de él?
Como le comenté, soy nuevo políticamente hablando y compararme con él, dado que yo nunca ejercí ningún cargo todavía, ni he tenido ninguna función pública, es imposible, creo que es imposible la comparación. En lo personal por supuesto que hay cosas que heredé, como ciertas coincidencias. El hecho de ver toda la vida cómo era mi padre, escuchando a los demás, entendiendo, hablando de la misma manera con todas las personas y sobre todo habiendo sido un hombre honesto y sincero, son cosas que me dejaron marcado. Esas dos palabras que mi padre usaba normalmente en varios de sus discursos fueron su forma de vivir. Estoy seguro de que puedo igualarlo en ese sentido y es lo que él siempre quiso, que todos sus hijos fueran mejor persona. Más allá de que soy hijo de mi padre, me siento también un hijo de mi tiempo y de mi circunstancia, eso me impulsa a entrar en política, junto con su legado.
-¿Y si le pregunto en qué aspectos del quehacer político le gustaría ser diferente a él?
Los tiempos han cambiado, evidentemente la política de hoy es muy distinta a la política de los años 80’ y 90’. Las redes sociales y la exposición es distinta a la que se manejaba en aquellos tiempos, algo que evidentemente mi padre no manejó de la misma forma. Por eso le decía que también soy hijo de mi tiempo. Muchas cosas son distintas y está bien que así sea.
-¿Qué comentarios ha escuchado, y escucha, sobre su padre como político y especialmente como Intendente?
Yo nací el año que mi padre gana la primera Intendencia, allá en 1985. Mis etapas y mi desarrollo como persona estuvieron marcadas cada cinco años. Cuando tenía 5 años terminó su mandato, cuando tenía 10 años volvió y gobernó hasta mis 20 años. En un principio no tenía mucha idea de lo que era mi papá y lo que significaba. Pero luego fui aprendiendo muchísimo de él y sobre él. Una vez que se retiró de la actividad política y de la vida pública, pude notar todo lo que antes mencioné de él, tal como su humildad, su trato personal, su honestidad y su franqueza pero desde otra óptica, desde la gente.