Una de las últimas iniciativas del ex legislador Adrián Peña, del Partido Colorado fue la establecer obligatoriamente el concurso o sorteo para los ingresos a la función pública, tanto del gobierno central o de las intendencias, hay quienes también incluyen en esta exigencia los ingresos a la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande.
Con todo respeto a la reciente desaparición física del legislador que sucedió a Ernesto Talvi, como líder del sector mayoritario del Partido Colorado, creemos que no es necesario, por la sencilla razón de que tenemos entendido que dicha exigencia ya existe.
Aunque la trampa está en que no dice cuantos cargos pueden hacerse por designación directa (cargos de confianza) y cuantos no. Así es que vemos con sorpresa que quien más uso el mecanismo de la designación directa para cientos de ingresos a la intendencia, hoy se suma la exigencia del concurso o sorteo.
Nos sorprende tanto como que entre quienes se oponen a dicha ley se encuentra el sector nacionalista que mas ediles “honorarios” ha colocado en la CTM de Salto Grande (deberían de aprender y llevar la práctica el ejemplo del contador Danilo Astori que se desempeñó honorariamente como docente de Economía en la Universidad de la República por más de 30 años).
Creemos haber sido claros en el tema: una cosa es la gente que oficiará de director o de jerarca principal en cada rubro y otra los cargos que no requieren especialización alguna. En el primero de los casos y cuyo número debe ser determinado previamente, entendemos como razonable que se pretenda contar con gente de confianza precisamente, gente que comparta la ideología y la forma de conducir un sector de la función pública, como lo ha entendido en cada ocasión la mayoría de los ciudadanos.
Muy diferente es la designación de funcionarios públicos cuando no se requiere especialización alguna. Allí somos partidarios de lo que siempre se ha dicho y nunca se cumplió y es que todos los orientales somos iguales y por lo tanto es que ya se sepa quien va salir sorteado o va a entrar de cualquier manera.
Entendemos que es la forma de educar al pueblo, de evitar el clientelismo y de militar políticamente esperando un “puestito”. Puede argumentarse de diferentes maneras para justificar la permanencia del sistema actual. Pero los uruguayos no somos tontos, esto cobija la “politiquería”, el “clientelismo” y otras formas cercanas a la corrupción como todos sabemos y en especial los saben quienes no apoyan una medida similar.
Esta es nuestra opinión.
Alberto Rodríguez Díaz