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Jack Nicholson llama a la puerta del vagabundo de la «voz de oro»

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Su historia llegaría al cine

7Jack Nicholson interesado en la vida de Ted Williams.

Entre las numerosas ofertas laborales que en los últimos días le han llovido a Ted Williams, un indigente que ha cautivado a Estados Unidos con su gran voz gracias a YouTube, destaca una oferta del actor Jack Nicholson para que esta nueva estrella mediática participe en una de sus películas.

«Jack Nicholson ha contactado con algunos de mis familiares en Ohio. Quiere hacer una película en la que los protagonistas son él y un locutor de radio, al que quiere que interprete yo», dijo al programa Entertainment Tonight el hombre, que hoy volvió a aparecer en la televisión para dar más detalles de su historia.

7-2La supuesta oferta del oscarizado protagonista de filmes como ‘Mejor imposible’ o ‘Infiltrados’ llega a Williams después de que el vídeo que tomó de él en la calle un reportero de Ohio haya logrado más de 11 millones de visitas en YouTube en tan sólo unos días y su potente voz radiofónica centre todas las conversaciones en el país.

Williams, de 53 años, ha sido ya contratado por el canal de noticias MSNBC para poner su voz a su nueva campaña publicitaria y, en los pocos días que lleva de fama, ya ha prestado su «regalo de Dios» -como él la llama- a unos anuncios del grupo alimentario Kraft. Además, estudia una oferta del equipo de baloncesto Cleveland Cavaliers para convertirse en su voz oficial, y otra para irse a trabajar a Hawai, un empleo en la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL) y otro en emisoras de radio de Columbus (Ohio), ciudad en la que fue descubierto.

«Quiero escoger una sola opción y creo que podré desenvolverme, pero todas estas posibilidades son muy abrumadoras», dijo hoy el hombre en su visita al programa ‘Today’ de la cadena NBC, en el que apareció con su madre, Julia, a quien no había visto en unos veinte años y con quien se pudo reunir en Nueva York.

Ambos protagonizaron ante las cámaras un emotivo encuentro y después relataron sus años de distanciamiento después de que Williams, que trabajaba como locutor, abandonara Nueva York a finales de los años noventa y el alcohol y las drogas lo convirtieran en un ‘sin techo’ con un historial delictivo en las calles de Columbus.

«No me defraudes», dijo la mujer de 90 años a Williams en el programa de televisión, donde reconoció la mala fortuna de su hijo, al que definió como «una buena persona» que se ha rodeado a lo largo de su vida de «personas no adecuadas» y ha tomado «las decisiones equivocadas».

La mujer explicó que le hizo «mucho daño» que su hijo la expulsara de su vida, y Williams se mostró arrepentido y aseguró que sus «adicciones» lo llevaron a hacerle «mucho daño a esta mujer», con quien, en el momento de su reencuentro, protagonizó uno de los abrazos de mayor duración de la televisión.

El trabajo que se avista más difícil para Williams es el de recuperar el cariño de su antigua familia -abandonó a su mujer, Patricia Kirtley, y a sus hijos hace dos décadas, a juzgar por las declaraciones al diario «Daily News» de una de sus hijas.

«Jamás estuvo involucrado en nuestra vida, nuestra madre fue la única que nos cuidó (…) Mi padre es un tipo agradable, pero acabó víctima de las calles. Rezábamos por él y nos preocupábamos por él, pero nos acostumbramos a que no estuviera», aseguró en el diario su hija Julia, ahora de 30 años.

Su ex mujer, que es parcialmente ciega, se ocupó de criar sola a las cuatro hijas de la pareja, así como a un hijo que Williams tuvo fuera del matrimonio.

Medio siglo sin Dashiell Hammett, el inventor de la novela negra

7-3El creador del detective Sam Spade renovó el género y amplió su alcance como testimonio de las alcantarillas de la sociedad

Una gabardina, tabaco, alcohol, desencanto y un inquebrantable código moral, que no necesariamente coincide con el de la sociedad, son los atributos con los que Dashiell Hammett, de cuya muerte se cumplen 50 años, vistió al detective Sam Spade en El halcón maltés e inventó de paso la novela negra. El 10 de enero de 1961, Hammett moría en su Estados Unidos natal.

En su haber tenía dos guerras, un valiente compromiso con la izquierda política a pesar de su paso por la mítica agencia de detectives Pinkerton -germen del FBI- y una mala salud de hierro macerada en alcohol pero, sobre todo, cinco novelas y dos libros de relatos con los que sentó las bases de un nuevo género. Antes de Hammet, existía la novela policíaca, aquella que cultivaron Edgar Allan Poe o Agatha Christie, de detectives desdeñosos con ayudante algo bobalicón que desprecian a la policía y cuya mente prodigiosa se revela capaz de desentrañar los más retorcidos crímenes.

«En cambio, el detective de negra suele ser un tipo solitario, desengañado, y ese modelo lo inventó Hammett con Sam Spade. Le metió músculo a la novela policiaca y la convirtió en un testimonio social», afirma a Efe el escritor David Torres, merecedor en 2008 del premio Dashiell Hammett que otorga la Asociación Internacional de Escritores de Novela Policíaca. Para Torres, Spade es el detective por excelencia, y el resto, «variaciones más o menos afortunadas» de este personaje «más filósofo que policía», que se mueve en las tinieblas, que ha de decidir constantemente entre el bien y el mal hasta el punto de entregar a la justicia a la mujer que ama. Un código moral de caballero andante, quizá espejo del propio Hammett, a quien su negativa de delatar a supuestos militantes comunistas le valió unos meses de cárcel en 1951. «Un hombre debe mantener su palabra», dijo la noche antes de ocupar su celda, según relata Diane Johnson en su biografía del autor.

La aparición de semejante personalidad no escapó al séptimo arte, y en 1941 Humphrey Bogart se enfundó la gabardina de Spade en «El Halcón Maltés» bajo las órdenes de John Houston. Si Hammett fue el padre de la novela negra, con esta película Houston fue, sin duda, el del cine negro. Hammett inventó también un nuevo lenguaje: diálogos que son todo aristas, cortantes y secos -«echan chispas», dice Torres- mientras su protagonista patea las calles a trompicones, de charco en charco, para encontrar a un criminal a la vez que descubre «que en realidad es la sociedad la que está podrida».

Y es que fue el escritor quien, como recuerda Torres, inició una «larga y compleja estirpe de escritores que usaron el género negro no tanto para resolver un misterio como para descubrir la podredumbre del entramado social y las miserias del alma humana». Porque Dashiell Hammet desconfiaba de su sociedad, como escribió en su panegírico la dramaturga Lillian Hellmann, con la que mantuvo una relación extramatrimonial de varias décadas.

«No pensaba bien, tal como ya sabéis, de la sociedad en que vivimos, pero incluso cuando ella lo castigó no se quejó, y no le tenía miedo al castigo».

«Nunca mintió, nunca fingió, nunca se rebajó»

«Creía en el derecho del hombre a la dignidad y jamás, durante toda su vida, jugó a otro juego que al suyo propio: nunca mintió, nunca fingió, nunca se rebajó», leyó Hellmann en el funeral de Dash. Además, pese a que despreciaba profundamente la violencia, fue quien la introdujo explícitamente en la literatura criminal, donde hasta entonces aparecía velada, sugerida.

Hammett dejó un legado que va mucho más allá de El Halcón Maltés: creó al «agente de la Continental», protagonista de «Cosecha Roja» y de varios relatos, a la pareja formada por Nick y Nora Charles (El hombre delgado) y al detective Ned Beaumont de La llave de cristal. Desde 1934 a su muerte no volvió a publicar nada memorable. O como diría Josephine Hammett en la biografía que escribió sobre su padre, «no dejó de escribir, no hasta el final de su vida, lo que dejó de hacer fue acabar lo que escribía».

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