Por. Máximo San Martín
Asesor de Imagen Personal y Corporativo
El sociólogo Gustave Le Bon hablaba en su libro Psicología de las Masas, entre tantas cosas, sobre el Encanto Personal. Según él, el encanto personal es una especie de dominación que se impone pero no por la fuerza.

En eso se parece al Amor verdadero. En cuanto paraliza todas las habilidades analíticas del individuo y llena su alma de admiración y reverencia. Esta claramente puede ser una cualidad innata en las personas, algo que muchas veces no entendemos pero que se manifiesta allí. Pensamos que una persona brilla un poco más que los demás, que posee cierto magnetismo que atrae a las personas que los rodean e incluso parece que el éxito estuviera cerca de ellos todo el tiempo.
Esta cualidad innata identifica a cada persona ya sea por su sonrisa, por su mirada, por sus gestos y por sobre todas las cosas, por su personalidad.
Sus efectos parecen mágicos y suelen estar asociados a otras características también, tales como la espontaneidad y el carisma.
Quiero contarles que comencé a pensar en el tema en el liceo, ya que allí tenía un amigo al que admiraba mucho y no sabía exactamente por qué, porque en definitiva no poseía las cualidades académicas más brillantes, ni siquiera era un buen alumno, pero la mayoría de las personas, alumnos y extrañamente docentes siempre deseaban estar cerca de él.
Llegaba a un lugar y la gente se ponía de buen humor; hacía un chiste y caía bien; era el más popular con las chicas e incluso hasta con un atuendo desalineado en ocasiones, también se veía excelente.
Reconozco que llegué a tenerle cierto grado de Envidia por ese magnetismo que tenía sobre los demás y me pregunté muchas veces por qué si yo era un buen alumno e intentaba ser mejor cada día, entonces no podía generar lo que él generaba en los demás y ser en algún punto ese centro de atención. Bueno, la respuesta es que seguramente yo no poseía en ese momento esa cualidad del Encanto Personal que es más innato en algunas personas y que justamente es propiedad de unos pocos.
Tampoco encarnaba el cúmulo de características que eran seguramente más importantes para el grupo social de estudiantes en la institución y por eso pasaba más desapercibido, por timidez o por poca capacidad para comunicarme y caer así de bien como pretendía.
Seguramente les ha pasado alguna vez algo de lo que narro y estarán haciendo memoria.
El problema muchas veces es querer parecerse a los demás y no darse cuenta de que uno si bien puede y debe cambiar algunas cosas, evolucionar, también es preciso aprender a darnos cuenta de que poseemos características que pueden ser fundamentales y que por ahí solo debemos potenciar.
Ahora bien, volviendo al tema del Encanto personal, debemos señalar que la otra categoría tiene que ver con el Encanto Adquirido o artificial, que es ese encanto que se va desarrollando en el tiempo, que es amigo de la experiencia, de la educación constante, de la evolución de las personas y del desarrollo de nuestra imagen al siguiente nivel.
Para mí se trata de la piedra angular en la vida de alguien que desea conseguir desarrollarse con destreza dentro de una sociedad, que desea empatizar con las personas que lo rodean; que desea llevar un emprendimiento o una empresa un escalón más arriba. Lo interesante aquí radica en que todos son capaces de lograr este tipo de atractivo si comienzan a trabajar en su imagen personal de forma integral.
Es cuestión de tiempo y dedicación el hecho de poder sobresalir.
Se trata de fijarse objetivos a corto, mediano y largo plazo y sobre todo, de no desandar jamás el camino de la construcción de nuestra imagen.
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