Días pasados cumplió quince años Clarisa Nevas González motivo por el cual su mamá Clarita y los abuelos Agustín y María Elena invitaron a sus amigos y compañeros de estudios para que compartieran largas horas en la casa quinta ubicadas en los alrededores de la ciudad.
Cerca del mediodía llegó el grupo bullicioso siendo recibidos con guitarreadas y pizzas calentitas de todos los gustos hechas en horno de barro.
Mas tarde se sirvió el almuerzo debajo una galería cerrada donde se ubicaron largas mesas con manteles color verde hoja, cada tanto habían centritos de felpillas y mini claveles blancos con espigas, arriba del techo colgaban globos de diferentes colores y guirnaldas de flores realizadas por la quinceañera y su mamá. Sobre un costado se improvisó la pista de baile que con mucha alegría la juventud supo aprovechar, teniendo su punto más alto cuando se repartieron sonoros artículos de cotillón y se hicieron juegos con papelitos de colores.
Al atardecer se sirvió un rico chocolate para acompañar la torta de cumpleaños formada por dos pisos decorados en suave amarillo con filigrana de azúcar tono marfil, sobre el piso superior destaca arreglo floral blanco con espigas doradas, igual arreglo pero de mayor dimensión era el que acompañaba las quince delgadas velitas del centro de la felicidad.
La divertida tarde se alternó con guitarreadas, cantos y animado baile, prolongándose el festejo hasta las primeras horas de la noche, cuando todos los invitados regresaron a la ciudad. Clarisa al despedirlos les entregaba diminutas piezas en porcelana fría, de diversos motivos realizados por su mamá donde se les adherían la tarjetita de agradecimiento por haberla acompañado en su día feliz. Recibió esta jovencita muy lindos y prácticos obsequios.
