A los partidos del fútbol salteño, no les falta polémica en cuanto a las decisiones arbitrales. Cuando se cumplen o cuando se omiten. Es inevitable. ¡El folclore del fútbol!, expondrán a rajatabla algunos, como si el juego tendría que asociarse a la discusión porque si no…no es juego.
Mientras es válido el rescate de una sentencia que viene de años y que no oculta el poder de su vigencia: «el error del juez es parte del espectáculo».
Pero lastimoso es que los árbitros centrales por ejemplo, no puedan a través de un medio de prensa, revelar el motivo de una resolución en cancha, del porqué de un fallo.
Están imposibilitados, porque la prohibición es cosa concreta.
El pasado miércoles en «La Trastienda del Fútbol’’ de Radio Arapey, Sebastián Samit, él único árbitro que aprobó la prueba teórica, explicó la razón por la que se había anulado un gol a Ferro Carril en el partido ante Sud América. Hasta que llegó un momento en que planteó el fin de su respuesta, «porque más allá de lo que dije no puedo decir más», palabra más o palabra menos.
Entonces, cabe preguntarse: ¿qué es eso de los árbitros imposibilitados de hablar? ¿Por qué no recurrir a ellos al día siguiente o cuando sea la ocasión, para esclarecer aquellas situaciones que hacen a la confusión o a la incomprensión? ¿Por qué el ejercicio de prohibir?
Conste, que esa prohibición es casi una ley universal que rige para los jueces. Se cae en el verticalazo y nos quedamos de manos vacías, si es que el propósito fuese el de acentuar aprendizajes, conocimientos, etc. Y quedará la duda, y quedará la ocasión sometida por no poder esclarecerse lo que a veces no se entiende o cuesta interpretar. Es cierto que la verdad en el fútbol no son absolutas y menos a la hora de la aplicación de las reglas.
Pero por lo menos, aproximarnos a ese saber más, que queda pendiente.
Pero no hay caso.
No se puede. Está prohibido
A determinado nivel alguna vez, sería válido prohibir la prohibición. Por lo menos de vez en cuando. Aunque más no fuese, de vez en cuando.
Mientras el sentido común como consecuencia, no dejará de andar….de porrazo en porrazo.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
