Mientras va lagrimeando la historia,
de aquel 1912… allá cuando nació…
La historia de Ferro Carril. Aquella misma que nació en 1912.
Principios de siglo. De siglo que fue forjando nombres y hombres. Pero también estirpes. Pero también tiempos impregnados de dinastías, de roles hegemónicos. Al fin de cuentas, los casi 40 títulos, le ofrecen a Ferro el amparo de la historia. La misma historia, que bañó su rostro ayer a la tarde, cuando el equipo de Ramón Rivas (hijo dilecto de esa historia), alcanzó el 2 a 0 sobre Atlético Fernandino, para alcanzar la primera final del Torneo de Clubes Campeones. Con el peso de su autoridad, con la influencia de sus piezas y el estricto sentido orgánico, Ferro le dejó moretones en la espaldas a un rival impotente siempre, para reaccionar, para buscar ser distinto, para atreverse en alguna asociación que rectificara el rumbo de un partido que los albinegros escribieron con letras de su fútbol desnivelante.
Con dos golazos. Por Vera el primero. Por Josema el segundo.
El 2 a 0. Tres puntos de visitante. El domingo que viene en el Dickinson, Ferro puede alcanzar la gloria, mientras aquel 1912 siente el derecho… de conmoverse y soñar. Con más de una lágrima incluída. Con tantas…
n qué momentos la victoria de Ferro se expuso a riesgo?. Nunca. Ya con el 2 a 0, cuando a los 28’ del segundo tiempo, Diego Burgos le rechazó un penal a Correa. El delantero de Fernandino mandó la bala al medio del arco y a Diego le afloró la básica reacción. Si algo le faltaba al equipo de Ramón, fue eso: volverse con el arco en “cero”. Y por más que no defina la diferencia de goles, un 2 a 0 tiene sabor a dulce. Por eso Ferro lo paladea
De principio al final, factores sustanciales: 1) Ferro defendió bien. Fue sólido. Sin márgenes para la duda. Un remate de Faccio a los 4’ de la fracción de arranque. En 39’, pegándole Eguren para que Burgos evitara y poco más de un Atlético Fernandino, pusilánime, con la mueca de la impericia siempre.
2) Ferro fue apto en la progresión, evitando lateralizar. El campeón salteño no manejó retenciones de pelotas para que el tiempo transcurriera, sino que de cada búsqueda, la llegada se convirtió en socia vital de la idea.
3) La cuota de gol en el primer tiempo. Suficiente para después en el segundo, ejercer la madura actitud de quien controla, de quien admite el recetario de su propia elocuencia y con las luces de Iriarte-Vera, más la dimensión de este Sebastián García de la acción jugando y queriendo, sintonías a favor de un fútbol sin maquillajes. Ferro fue tal cual.
¿TANTO FERRO O TAN
POCO FERNANDINO?
La interrogante fluye en esa dirección. Porque después de todo, cuesta entender la ausencia de actitud del local, para modificar en alguna medida la impuesta estructura del trámite. Aun cuando fue propietario en el arranque del segundo tiempo, el Atlético nunca fue verdugo de acecho. Nunca la misión encendida del que pudiese desnivelar arriba. Valenzuela complicó en el inicio, hasta que Sebastián García le tomó los puntos. El mismo Sebastián que a los 24’ se mandó una maniobra bárbara por derecha y en ofensiva. Le salió el delantero que tiene en el alma y recogió de los duendes, el mandato sublime de la gambeta. Hasta que le concedió a Vera, la gracia del disparo final. Como Vera suele dictar justicia. La dictó: impacto y al gol. El 1 a 0.
Tanto Ferro siempre, frente al escuálido Fernandino, de mente poco sagaz y resistencia física menguada.
La sensación fue una y la convicción también: en el plano físico, Ferro también le ganó y en todos los sectores.
DESDE UN TAPONAZO,
BIEN DEL JOSEMA… AHÍ!
Al fin de cuentas, en claro siempre: Rivas no planteó un partido, para el “garroneo”de algún punto, sin tinte de dignidad.
Fue lo contrario: Ferro fue a buscar.
Por eso a los 32’ el turno de Josema Di Nápoli. Algunos centímetros saliendo del área grande. Le salió un taponazo, porque además, le pegó a la medida de los que se atreven, porque agudeza técnica nos les falta.
Golazo con certidumbre: para que Ferro admitiera que ganar no se transformaba en regalo del cielo o en obra de lo generosamente casual.
Ferro fue la consecuencia general. Con dos pletóricos constructores como Vera e Iriarte, más todo lo que supuso Sebastián García, empuñando cuanta bandera disponible, para que aconseje la justa, más su criterio para gravitar.
EL MANDATO DE
LA IMPOTENCIA
¿Qué más quiso Ferro que el 2 a 0 del primer tiempo?. Por eso en el segundo, más que nunca el trazado de su magnética sobriedad. Regulándose en el trámite y la expulsión de Eguren a los 10’ del complemento (entrada durísima ante un rival), como para limitarle más el espacio de reacción a Fernandino. Que además no capitalizó en el penal y se fue yendo a baraja, porque enfrente este Ferro no le supo de concesiones. Por eso Fernandino, fue maniatado siempre. La bronca de Lairihoy por la expulsión (exceso en su pierna deslizada en la intención de la recaptura de la pelota) y la victoria sin riesgos. Definitivamente sin riesgos.
El 2 a 0. Ferro se volvió con los tres puntos. Bien en el bolsillo. Bien en los sueños. Bien en las entrañas de su querer.
En tanto, va lagrimeando la historia de aquel 1912… allá cuando nació. Porque después de todo, el último camino a la gloria… está ahí.
Conmovedoramente.
……………
Detalles
Campo de juego: Estadio Burgueño Miguel de Maldonado.
Primera final del Campeonato del Interior de Clubes Campeones.
Arbitro central: Luis Fabregat (Bien). Asistentes: Daniel Moreira-Gustavo Barca (Terna de Colonia Interior).
ATLÉTICO FERNANDINO (0)- Maximiliano Rodríguez; Miguel Facio (Daniel Costa), Marcos Fernández, Juan Manuel González, Pablo Ramírez; Héctor Soria, Ricardo Correa, Andrés Sención (Ruben Lima), Miguel Valenzuela (Miguel Pérez); Cristian Eguren, Raúl Icazuriaga.
Director Técnico: Alejandro Lladó.
FERRO CARRIL (2)- Diego Sebastián Burgos; Enzo Albano, Jorge Luis Alvez, Sebastián Gacía, Bruno Fiordelmondo; Marcelo Menoni, José María Di Nápoli, Juan Alberto Iriarte, Sebastián Silveira; Fabricio Lairihoy, Carlos Vera (Nicolás Cabrera). Director Técnico: Ramón Walter Rivas.
Expulsados, ST: 10’ Eguren (A.F); 36’ Lairihoy (F.C).
Nota: a los 28’ del segundo tiempo, Burgos (F.C) rechazó un remate desde el punto penal, ejecutado por Ricardo Correa (A.F).
GOLES: 24’ Carlos Vera (F.C); 32’ José María Di Nápoli (F.C).
EL MEJOR DE LA CANCHA: Di Nápoli-Iriarte-Vera-García.
EL MEJOR DE ATLÉTICO FERNANDINO: Héctor Soria.