Cabría preguntarse si el hincha de Ferro Carril supuso que esto que pasó frente a River Plate el sábado a la tarde, podía pasar.
Fue el partido de ida por la nueva fase del Campeonato del Interior en la Divisional B y más allá del 3 a 0, la elocuencia de esa actitud albinegra, desde el plano individual al del funcionamiento.
Nadie mejor que el DT Richard Usuca, para admitir si fue la más plena versión de Ferro Carril en lo que va transcurriendo del año deportivo.
Antes, se hacía escala en un tiempo jugado en Tacuarembó y otro medio tiempo en Artigas.
Pero este nivel ofrecido ante River, ¿por debajo de aquellas dos versiones?
Sucede que fue un Ferro Carril, funcionando sobre la base del equilibrio general y el manejo de pelota para encantar, en un segundo tiempo a la medida de la más exigente contemplación.
ESO DE ANDAR JUGANDO…
Ya ganaba al cabo de los 45′ iniciales por la espléndida definición de Hernán Barros, pero en la recta final, llegó la hora del desnivel en todos los rubros. En cada partida, la generación de criterios de armado y vías de llegada sin repetirse. La habilitación a Martín Lima a los 33′, el chumbazo de Leandro De Mora a los 48′. Pero más allá de esa consecuencia goleando, Ferro fue la más generosa y expresiva dinámica.
Movió la pelota, produjo velocidad de desplazamientos, alteró los ritmos evitando la repetición. Pero además, ejecutó un fin básico que el fútbol debería tener siempre como ingrediente: la sorpresa.
Por eso River Plate lo padeció y nunca encontró el partido. A este River no es fácil ni ganarle ni golearlo. No por nada el sábado perdió el invicto en el torneo de OFI y en la B doméstica, ninguna derrota y la condición de líder.
Ferro no lo ganó desde el carácter: se impuso desde el dictado de esas razones. Quedó en claro que no siempre se prevalece a través de los nombres, sino de los jugadores que juegan.
¿Qué historia tiene ese medio campo de Ferro Carril con Gustavo Silveira, Martín Sosa, Franco Silva y Juan Errandonea? Sin embargo, desde ellos, a la medida de una plataforma perfecta.
Lo del «Zurdo» Fagúndez no cuenta en esa mención, porque supera los moldes habituales. Es la fantasía misma. ¿Se entiende, no?
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El 3 a 0 a River Plate. Y no ganó por más, porque River puso en cartelera la notable dimensión de Joaquín González en el arco.
Más que arquero de futuro, arquero de presente. Un polo opositor hasta que pudo y las veces que pudo. Más no pudo.
Ante el Ferro de los bríos generales. De la misión sin tregua.
Un Ferro desde la interrogante misma.
Al fin de cuentas….¿de dónde salió?
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
