Nunca mejor que en estos momentos para ajustar la equidad y la justicia social.
El regreso a la presencialidad en la educación tanto de escolares, como seguramente la educación terciaria, universitaria y demás, es una buena ocasión para demostrar los valores anotados.
No sólo hay en esta apuesta una gran responsabilidad , sino una firme apuesta a la igualdad y a la equidad.
Creemos que para llegar a este punto, hubo que entender y decretar la eliminación de las diferencias. Decretar la educación virtual obligatoria para la escuela pública y dejar a la escuela privada librada a su decisión de educar mediante la virtualidad o en forma presencial, es una discriminación en detrimento de la escuela pública.
Las consecuencias serían evidentes y lamentables, debido a que surgirían grandes diferencias entre públicos y privados. Celebramos que esto se haya entendido y las exigencias son ahora iguales para todos.
Algo para aplaudir ha sido el hecho de contemplar la situación de los departamentos más complicados en relación a una pandemia que aún no ha sido superada. Salto; junto a Montevideo y Canelones fueron considerados debido a la gravedad que mostraba la pandemia del Coronavirus en estos departamentos.
En estos momentos Salto, al igual que el resto del país habrá de comenzar, tras un corto período de virtualidad.
En estas columnas hemos destacado más de una vez la importancia de la presencialidad y sobre todo las diferencias que veíamos surgir entre la educación virtual y la educación presencial.
Dado que nada más rico y valioso para el educando que la presencia ante sus maestros y sus compañeros de clase para socializarse, para vincularse y compartir bienes y recursos. De la misma manera que más tarde cuando les corresponda deberá compartir en la vida y en la sociedad que integrarán, con respeto y justicia social, defendiendo sus derechos, pero también asumiendo sus deberes.
La “justicia social” y la igualdad entre “todos” los uruguayos, exige conceptos de igualdad y de equidad como forma de aportar y ayudar a construir un país justo y solidario, como deseamos.
Es el momento de demostrar cuanto queremos a la escuela pública, y qué esta educación no es menos que ninguna otra.
Es hora de demostrarlo, adoptando todas las medidas aconsejadas y que seguramente adopta la escuela privada, para que no haya diferencias con la escuela pública.
A.R.D.