Mañana 17 de mayo se cumplirán sesenta y tres años de la muerte del gran compositor uruguayo Eduardo Fabini, en tanto pasado mañana, 18 de mayo, se cumplirán ciento treinta y un años de su desaparición física.
Nació el 18 de mayo de 1882 en el pequeño pueblo de Solís de Mataojo, departamento de Lavalleja, y formó parte de una familia en la que ya se destacaban algunos músicos. El contacto con la naturaleza en sus primeros años marcó para siempre su vida y fue también tema de sus obras.
Creemos que actualmente su música debería tener una mayor difusión. Por un lado porque lo merece; por otro, porque conocerla significaría una buena defensa contra la música “descartable” que lamentablemente prolifera y encuentra campo fértil entre los aplausos al facilismo.
Excepcional violinista, Fabini dejó exquisitas obras orquestales como: «Campo», «La isla de los ceibos», «Burucuyá», «Mañana de Reyes»; pero también fue creador de importantes piezas pianísticas como sus «Tristes», «Estudio Arpegiado»; otras para coro y orquesta: «La Patria Vieja», «Las flores del monte»; canciones con temas criollos: «El arroyo», «El nido», «Luz mala»; o temas infantiles: «Grillita y Grillín, «Vaquita colorada», «Hormiguita negra», entre varias más.
Falleció en Montevideo el día antes de cumplir sesenta y ocho años, 17 de mayo de 1950.
El recuerdo de Salto:
Salto recuerda a Eduardo Fabini con una plazoleta que lleva su nombre. Se ubica sobre Costanera Sur Tomás Berreta, lado oeste,frente al complejo de apartamentos del Barrio San Martín. Allí se encuentra una placa en la que pueden leerse estas palabras:
Eduardo Fabini
“Señor austero en la forja de su música”
-Dr. Eduardo J. Couture-
Homenaje en el Primer Centenario de su Natalicio.
1882-18 de mayo-1982.
Rotary Club Salto Oriental.
La opinión del Profesor Miguel Garibaldi: “Trascendió el ámbito local sin olvidarse de él, de una manera tan sencilla como ejemplar”
El Profesor de Educación Musical, montevideano, Miguel Garibaldi, ha escrito lo siguiente en referencia a Eduardo Fabini:
“Es nuestro más claro músico nacionalista. De raigambre impresionista, emplea ese lenguaje universal en procura de lo nacional. Su peripecia vital incluye el clásico viaje de estudios por Europa, de donde vuelve con un Primer Premio del Conservatorio de Bruselas (1903) y con su maestro Thompson con quien toca en el Solís, en memorable velada, el Concierto para dos violines y cuerdas de Bach. Luego más viajes, mucha actividad como ejecutante de violín, hasta 1910, en que funda el Conservatorio Musical del Uruguay y la Asociación de Música de Cámara. Después, el retiro a sus pagos, donde elabora sin ningún apuro la partitura de Campo (1921), que proyecta la imagen de nuestro terruño. Importa referirse a la tan nuestra atmósfera del lenguaje fabiniano, donde brota una luz particular. Esa luminosidad que mana tanto de las planicies orientales como del Arequita, cerro preferido del compositor. Su música evoca los paisajes de su amigo, el pintor Blanes Viale y sobre todo los encuentros de los gauchos de Juan Manuel Blanes. Sus obras no pasan de 50, con sólo siete partituras de orquesta.
Diez años antes de su muerte, Fabini dejó de componer. Las exigencias estéticas de esa época no eran las suyas y por tanto se llamó a reposo, luego de haber erigido un ramillete de obras que aseguran su permanencia en la historia de la música. Trascendió el ámbito local sin olvidarse de él, de una manera tan sencilla como ejemplar. Félix Eduardo Fabini, está asociado por siempre con la tierra del Uruguay”.
Sobre el libro La violencia está en los otros – La palabra de los actores educativos de Víctor Giorgi, Gabriel Kaplún y Luis Eduardo Morás, recientemente publicado, el Profesor Juan Carlos Albarado nos ha enviado, especialmente para esta página, el comentario que a continuación compartimos:
Los niños y las maestras ubican la raíz de la violencia en el ámbito familiar; confluyen allí la ausencia de educación y la indiferencia por parte de los padres que en este trabajo también tienen voz como protagonistas.
“La familia y la escuela, los dos ámbitos principales de socialización de niños y adolescentes, han cambiado tanto en las últimas décadas al punto que «no se reconocen entre sí». La familia muchas veces no es ya el espacio en que una generación cuida a la otra y la escuela no logra colocar la norma legal y legítima en el corazón de su accionar, lo que pasa a ser ahora una tarea central, cuya ausencia constituye una nueva promesa incumplida. Los docentes son, en este contexto, «aventureros del cotidiano» cuyo desempeño laboral los pone en la línea de fuego del conflicto de tener que atender la destitución del sujeto. No se trata de ponerle un límite exterior a la violencia sino de «construir sujetos capaces de definir los límites de la propia violencia»”.
La violencia está en los otros, es un intento de «contribuir al estudio de los problemas de interés general y propender a su comprensión pública», de acuerdo, como se señala al comienzo, al artículo 2 de la Ley Orgánica de la Universidad de la República. Esta vez, el problema es la violencia en los ámbitos educativos uruguayos (aunque se tomó como referencia instituciones únicamente capitalinas). El proyecto, según consta en la “Presentación” abarcó dos años, desde el 2010 en su fase de trabajo directo con los actores involucrados, hasta el 2011 en la preparación del texto final que ahora recibimos en formato libro. En pocas ocasiones se ha abordado, hasta el momento, la temática de la educación uruguaya pública actual, desde un enfoque científico. Abundan las interpretaciones políticas, las frases hechas, las buenas (y también de las otras) intenciones de los educadores, las menciones y pseudo preocupaciones de los presentadores televisivos de turno y, para quienes las quieran o las puedan oír, las muchas veces radicales y lapidarias sentencias de los alumnos y padres. Desde el comienzo, la lectura y posterior reflexión sobre las conclusiones a las que van arribando los investigadores, suponen la incorporación de aportes importantes desde la teoría hasta el testimonio directo de los actores de la realidad educativa en nuestro país. Los abismos aparentemente insalvables entre los educadores y los estudiantes, el mundo fragilizado e infantilizado de los adultos, las contradicciones manifiestas desde los distintos estamentos del sistema con respecto al tratamiento de las cuestiones disciplinarias, los discursos mediáticos, son temas tratados sin condescendencias ni preconceptos. Las conclusiones a las que arriban los investigadores se validan a partir de los puntos de encuentro, las coincidencias de los datos obtenidos a partir de las entrevistas en relación con un enfoque teórico acorde al tema o los temas tratados. La violencia está en los otros no es un libro con recetas, es un estado de situación, una presentación de problemas con sus respectivas conclusiones a pensar y discutir. Es un trabajo serio y ameno, sin exceso de tecnicismos, que apunta a gente que le interese pensar en el problema más allá de lo que sabe de oídas.
GIORGI, Víctor., KAPLÚN, Gabriel, MORÁS., Luis Eduardo. (org.) La violencia está en los otros.La palabra de los actores educativos. Trilce, Montevideo, 2012.
Juan Carlos Albarado
