Componer, lograr que esa pieza se toque, sea escuchada y difundida. Estos son algunos de los desafíos que enfrentan los creadores en Uruguay, en la visión del compositor y arreglador Pablo Rey.
Los dos grandes compartimentos de la música en occidente, la música académica y la música popular, han sido determinados sobre todo por los modos de producción y de difusión de las obras. Asimismo, en la creación musical existen diversas tareas diferenciadas a las que se puede definir como oficios. La composición y la interpretación son los más conocidos, si bien existe un camino intermedio que los vincula y que generalmente pasa desapercibido para el público. Se trata del trabajo del arreglador. Los tres saberes están estrechamente relacionados y sus lazos tienen mucho que ver con el tipo de música en que se enmarque el trabajo. Para responder algunas de las interrogantes que rodean estos temas consideramos la visión de un músico como Pablo Rey (Montevideo, 1974) que despliega su trabajo musical en tareas ligadas con esas dos grandes compartimentaciones, y en los tres oficios mencionados.
— ¿Podrías delinear qué se entiende por música académica?
— Es complejo de definir. Se suele utilizar el término música académica como sinónimo de música culta, erudita, clásica, etc., y al mismo tiempo como opuesto a la llamada música popular. El término “música académica” se asocia muchas veces con el grado de elaboración de la composición. En términos generales comparto esa idea, pero siempre aparece la excepción a la regla. El tango por ejemplo, principalmente el de las orquestas típicas, es una música popular con un alto grado de elaboración. Para mí el concepto tiene que ver también con el grado de “completitud” de la música. El compositor de música académica toma todas las decisiones compositivas de la obra, mientras que el compositor de música popular en el 99% de los casos no. Muchas de las decisiones quedan en manos del arreglador, del orquestador o de los intérpretes.
— ¿En qué consiste el trabajo de un compositor de música académica en Uruguay?
— Es una pregunta difícil de responder ya que en realidad el compositor no vive de componer, por lo cual el tiempo dedicado a la composición muchas veces no es el deseado por el compositor. En mi caso particular gran parte de la necesidad creativa la vuelco en mi trabajo como arreglador (trabajo remunerado), que para mí es tan creativo como la composición. La diferencia entre arreglo y composición es que en una trabajas con un material dado y en el otro caso no. Un vez que existe ese material primario el trabajo que hace el compositor o arreglador es prácticamente el mismo.
— ¿Qué significa “arreglar” la música?
— Puede haber varios puntos de vista al respecto. Para mí el crear un arreglo consiste en inferir del material primario, “dado”, una serie de elementos de carácter rítmico, armónico, melódico, y luego componer con dichos elementos. Con lo que llamamos melodía, uno no puede hace demasiado, más que elegir qué instrumento la va a tocar, si va duplicada o no, etc. Pero con los demás elementos uno puede hacer un montón de cosas. Ese es el trabajo del compositor, en este caso arreglador.
— Si hacemos un paralelismo con otras artes parecería que el trabajo del arreglador no existiese. Es decir, hay un creador y en algunas disciplinas hay un intérprete. Haciendo mucho esfuerzo se me ocurre que el trabajo de un curador, que elige el montaje de determinadas piezas en una muestra, podría ser un pariente lejano.
— Creo que podría haber algún punto en común entre el trabajo del arreglador y algunos roles técnicos del ámbito de las artes escénicas. Un director que realiza la puesta en escena de una obra de teatro, o un coreógrafo que diseña la coreografía para el ballet. Tanto la pieza teatral como el ballet varían dependiendo de quien ocupe el lugar de director y coreógrafo respectivamente. En el campo de la música ocurre lo mismo con el rol del arreglador. Aparece entonces la pregunta de cuál es la obra. Creo que habría que separar, por un lado el concepto de obra en la música académica y el concepto de obra en la música popular. En la música académica el compositor escribe todo y cada uno de los instrumentos, decide articulaciones, dinámicas, etc. Y esa es la obra. No existe el concepto de arreglo. En cambio en la música popular, como ya dije, el compositor deja una gran cantidad de decisiones compositivas en manos del arreglador, orquestador o intérpretes. Hay alguna excepción, pocas pero las hay. Pongo un ejemplo para aclarar este punto. El compositor viene y le dice al arreglador: “Me imagino instrumentos de cuerda para esta canción.” Entonces el arreglador compone un arreglo de cuerdas. ¿Cuál es la obra? ¿La línea melódica que creó el compositor? ¿O las líneas de los violines, violas, violonchelos y contrabajos que creó el arreglador?. La obra es todo lo que suena. ¿Entonces, a quién pertenece más esa música? ¿Se trata de una co-autoría? En fin, es un tema que habrá que seguir discutiendo.
— En la música académica el compositor define todo antes que llegue a los intérpretes, pero ¿qué pasa cuándo se hace una reducción de una obra sinfónica para un grupo pequeño o para un instrumento solo?
— En ese caso es distinto porque no hay información nueva, el trabajo consiste en hacer una síntesis de la orquesta para que pueda ser tocado por un determinado instrumento o grupo de instrumentos. Se toman decisiones que tienen que ver con quitar algunos elementos (elementos secundarios), pero no se agrega nada. No hay información diferente al original. A diferencia de un arreglo, donde se incrementa la información, se suman nuevos elementos, nuevos materiales, nuevas melodías, nuevas tímbricas. Yo no le llamaría arreglo. Creo que el término reducción es adecuado. O quizá adaptación.
Hacerse escuchar
— ¿Cuáles son las grandes diferencias al componer enmarcado en los parámetros de la música académica o en los de la popular?
— Las diferencias estrictamente compositivas tienen que ver por un lado con lo que mencioné anteriormente respecto del grado de “completitud” de la obra. Y por otro lado con el material melódico, armónico, rítmico, etc., con el que se trabaja. Pero también hay diferencias no compositivas que me parece importante tener en cuenta. En la música popular generalmente el compositor tiene un grupo de músicos con el que trabaja y esto le permite mostrar su música. Puede ser en actuaciones en vivo, o por grabaciones de audio o video. Y existe también un circuito donde difundir la obra. (EL PAIS, Cultural)
“Me interesa la frontera entre lo sinfónico y lo popular”, así es el compositor Pablo Rey
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