Por estos días se ha replanteado la polémica si se debe reimplantar la ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, popularmente conocida como ley de caducidad.
Es más quien la ha replanteado es el senador Guido Manini Ríos, un hombre que aún con los conocidos altibajos, para nosotros al menos representa los intereses del militarismo que constituye al menos gran parte de sus votantes.
En primer lugar hay que saber que aunque el Poder Legislativo (que dudamos mucho que apruebe tamaña iniciativa), la aprobara con las mayorías correspondientes, jurídicamente esto no tiene validez ninguna, desde el momento que Uruguay signó el compromiso de los Derechos Humanos.
Pero no sólo por esto, sino por varias razones nos oponemos a tamaña aberración.
En primer lugar porque siempre hemos sostenido que los asesinos deben ir a la cárcel, y hayan esgrimido la ideología que sea. Para que quede claro, tanto los asesinos de la dictadura, como quienes asesinaron argumentando ideología opuestas, deben – para nosotros – pagar por sus acciones.
Para que se entienda mejor. Hay gente que pagó con cárcel y torturas durante muchos años e incluso hay inocentes que han pagado con su vida, en manos de gente que se adueñó del poder e hizo lo que quiso.
Hay también gente que ha salido impune. Ha vivido muchos años sin pagar absolutamente nada por sus acciones y con altos sueldos (un general uruguayo gana muchos sueldos mínimos juntos), sueldos que hemos pagado y hasta el día de hoy seguimos pagando los uruguayos todos.
En estas columnas hemos reclamado justicia. Un asesino es un asesino a los 20 y a los 90 años y tiene una deuda con la sociedad que integra, que debe pagar. No nos gusta tener ancianos en la cárcel y así lo hemos expresado, pero un criminal debe pagar mientras viva.
Lo que vemos hoy es que recrudece la gota que termina horadando la piedra. Los jóvenes que no vivieron la dictadura rondan hoy los 50 años y por eso entendemos que estén cada vez más cerca de cometer el mismo error que cometimos muchos de quienes éramos veinteañeros el principio de la década del 70.
Es que siempre creímos que Uruguay no aceptaría jamás un sistema de gobierno que no fuera democrático y nos equivocamos. Vino la dictadura y en poco tiempo barrió con todos los derechos ciudadanos.
No podemos olvidar aquello de que los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetir sus errores.
Por supuesto que somos partidarios de tener paz y tranquilidad, pero jamás al precio de cobijar asesinos y torturadores.
No lo olvidemos.
A.R.D.