Walter es un profesional Constructor que viene trabajando con mucha dedicación en estos últimos años, para lograr una empresa comprometida con el cliente, con la responsabilidad que lo caracteriza, y lo ha conseguido.
No solamente logró un camino en lo laboral, sino que conquistó una familia hace veintidós años, conformada por Romina, su esposa con quien integra el grupo de padres: “Por una infancia feliz”, y sus dos hijos: Julietta de nueve años y Luciano de tres.

Los amores de su vida.
Dejemos que nos narre su historia, cargada de afecto por los suyos:
“Conformar una familia, siendo muy joven, fue para mí como una escalera.
Desde el primer momento que nos conocimos con Romina y nos enamoramos, fue ir subiendo escalones de a poquito.
Primero conocernos, ir a convivir, luego comprar un terreno y hacernos la casa.
Y después que estuvimos tranquilos en la casa, pensar en traer hijitos al mundo.
Todo siempre fue con mucho amor, la casa la hicimos también nosotros, con la ayuda de amigos o algún albañil mío, pero prácticamente solos.
¿Cómo fue ser padre, con la llegada de Julietta?
Ser padre, como que siempre estuvo relacionado al desafío, aparejado con un poco de miedo también.
Pero no miedo al hecho de traer hijos al mundo, sino a lo desconocido.
Para mí fue un desafío fabuloso junto a Romina.
Y la llegada de Juli fue la espera del primer hijo, la preparación previa a su cuarto, al ajuar y cómo iba a ser todo.
Fue la coronación, el fruto de lo que le faltaba a la familia: el hijo.
Y después la aparición de Luciano fue la frutillita del postre.
¿Cuánto tiempo transcurrió hasta que llegara Luciano?
Cinco años.
Cuando se entera Romina que estaba embarazada de Luciano, fue una alegría enorme de saber que venía un hermanito para Julietta, toda una novelería.

Y Julietta, reansiosa. Luego se adaptó muy rápido a integrarlo al hermano.
Ella es una personita muy expresiva y muy abierta. No es de pelear, es más de compartir, prestar sus juguetes.
Y ahora es la segunda mamá de Luciano.
Hace todo con él. Tiene como una devoción con él.
¿Cómo es la convivencia con la familia?
Me encanta llegar a mi casa después de un día de trabajo y encontrar a mi familia.
Con mis hijos, con mi mujer, que es una madraza, como persona y como esposa.
Somos muy caseros y de compartir. Entre amor y ternura.
Nos ponemos de acuerdo para compartir el almuerzo todos los días, que para nosotros son pequeños detalles que no se deben perder en la familia.
Salir un domingo al aire libre nos encanta.
¿Qué es lo que más le gusta hacer con ellos?
Como padre que soy, me gusta dibujar con ellos.
Me encanta crear juegos, acertijos. Inclusive con sus primos.
Y todo pasa por entretenernos en la casa y aprovechar los momentos todos juntos.
Yo traigo conmigo el arraigo de que me gusta estar con mis padres y eso se lo inculco a ellos.
¿Se involucra en sus actividades?
Sí, totalmente.
Los llevo al colegio, también los voy a buscar. Cien por ciento presente con los gurises.
Julietta hace pintura en el taller de Oscar Terrones y a Luciano lo llevamos en toda actividad que tenga.
Como cuando estaba en la Asociación Down, tratamos de colaborar en todo lo que pudimos.
Luego Romina, yo, junto a otros padres, fuimos armando un caminito por otro lado, pero siempre buscando lo mismo que la Asociación: la integración, la aceptación, la biodiversidad.
Se trata de un grupo de padres con y sin hijos, con el síndrome de Down. El cual dimos en llamar: “Padres por una infancia feliz” o “Juntos crecemos”.
Pero nunca, la idea fue competir con la Asociación.
Transitando por veredas diferentes, pero buscando el mismo fin.
Se fue encontrando ese lugarcito, se siguieron dando cosas y se siguen haciendo cosas.
¿Qué se comparte en el grupo de Luciano?
Es una necesidad común, que tienen nuestros hijos, de integrarse a la sociedad.
Que haya una evolución general de los niños, de las personas con capacidades diferentes, en la sociedad.
En todos los ámbitos. En los educativos, recreativos, tanto de las instituciones públicas, o privadas.
Sabemos que es un camino que lleva su tiempo, pero se va a lograr un éxito, sin dudas.

Además, se suman padres y eso es fantástico. Otros lo hacen desde el anonimato, pero participan y colaboran.
Y no solamente padres con hijos con capacidades diferentes, sino aquellos que no los tienen.
Paola Ocaño, es una de las personas que le encantó la idea y nos acompaña siempre.
No somos ninguna asociación, ni tiene fines de lucro. Es como un grupo muy íntimo de padres, que solo busca cosas en común para sus hijos y para su integración.
Existe mucho para conocer y explorar en cuanto a lo que hacemos, pero muy poco a poco. Por ahora se trata de fomentar la integración de nuestros hijos.
Con el tiempo sabemos que llegará el momento de pensar en cosas más ambiciosas, como tener un local y poder realizar allí actividades, pero por ahora, es un caminito de hormigas, que va seguro.
Un hijo motiva muchísimo a un padre y un hijo con capacidades diferentes, motiva muchísimo más.
Buscando una sociedad más justa, que no haya discriminación y principalmente todos, tengamos las mismas oportunidades.
Hoy por hoy, un niño con síndrome de Down, a la escuela pública debe ir con una asistente.
Lo que nosotros buscamos es que se pueda preparar a maestros, que lo puedan contemplar y el niño Down, o con otras capacidades diferentes, dentro del alumnado, pueda valerse por sí mismo.
Tenemos que sentarnos un poco a reflexionar, para poder lograr una sociedad más justa, con menos consumismo, con más participación de todo, pero creo firmemente, que lo que le falta a la sociedad es amor. Motivar a las personas a hacer más cosas, no tanto en lo material, sino desde lo afectivo.
¿Qué admira de sus hijos?
La espontaneidad y la ternura de mis hijos.
¿Un mensaje a los padres en su día?
El padre es una figura fundamental en la familia que siempre tiene que estar presente.
¡Feliz día a los papás!
¡Que compartan con su familia y sus hijos todos los días del año! Porque lo más importante y que un hijo valora de un padre es el tiempo que le dedica. Que por mínimo que sea, es tesoro.