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«No concibo mi vida sin Daymán»

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Por: Leonardo Silva

Para Marcelo Faccini, empresario gastronómico

Hace casi tres décadas que Marcelo Faccini vive y trabaja en Termas del Daymán. En una semana, su emprendimiento «El Galpón» cumplirá 19 años. Nació en plena crisis en 2002 y hoy enfrenta una nueva crisis, a lo económico se sumó lo sanitario, pero allí sigue, sin bajar los brazos, luchando no solo por lo que es suyo sino también por lo que es de todos, nuestras Termas del Daymán.

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¿De dónde viene ese gusto por lo gastronómico?

  • Descubrí mi pasión cuando estaba con mi primera mujer, con la madre de mis tres hijos, con Karina Torres. El padre de ella tenía un restaurante, muy conocido en las termas, Eduardo Torres. Me fui a trabajar con él y descubrí una pasión con la gastronomía, que hasta ahora la he llevado y perfeccionado, haciendo el curso de chef cuando acá no había IGA, por eso lo hice en Concordia. Estuve yendo a estudiar durante dos años todos los viernes, que fue donde perfeccioné mi pasión.

¿Hay alguna diferencia en la gastronomía según se sirva en un restaurante de ciudad o en las termas a un turista?

  • Hay diferencias. O sea, una gastronomía en la ciudad es un poquito más básica. Cuando estás en el tema del turismo tratás de hacer una gastronomía un poquito más sofisticada porque la gente te exige de otra manera.

¿Cuántos años lleva trabajando en Termas del Daymán?

  • Viviendo en Termas del Daymán hace 28 años.

¿Y siempre con «El Galpón»?

  • No. Primero, como te decía, trabajé en el «Restaurant Eduardo», después estuve trabajando en el Hotel Casablanca en la parte de construcción, luego en el hotel que se llama «Servicio Mutuo» que antes era El Colonial. Cuando me separé de mi primera mujer, empecé con unas maquinitas, un hornito de pizza y unos cajoncitos de cerveza, que fue donde comenzó «El Galpón», primero que nada, como un salón de maquinitas, y la gente se fue quedando. Vimos que era una veta importante para hacer un restaurante, y ahí surgió «El Galpón», que abrió sus puertas el 27 de julio de 2002, la semana que viene ya habrán pasado 19 años que estamos en forma ininterrumpida.

Ha pasado mucho tiempo, ¿cuál estima que ha sido el mejor momento?

  • Hay distintos momentos y hay distintas formas de vivirlos. Cuando arrancamos en 2002 estábamos en plena crisis, y a veces las crisis abren la puerta a oportunidades. Y la verdad que nos ha ido bastante bien. Pero no fue algo fortuito, sino que fue algo generado porque nosotros, y hablo también de Ximena, la madre de mi hija, mi exmujer, comenzamos este tema de la gastronomía, nos pusimos las pilas de tratar de atender bien al turista. Aparte yo había hecho un curso de Administración de Empresa, o sea que nos preparamos para estar donde estamos.

¿Qué diferencia observa entre la crisis de 2002 y la actual?

  • La de 2002, más allá de ser una crisis económica, fue algo que abrió una cantidad de puertas en el sentido de que la gente no estaba con la expresión que la gente tiene ahora, porque ahora no es solo una crisis económica, sino que a ésta se suma la pandemia, y la pandemia se junta con la depresión, y no te olvides que Uruguay es uno de los países que tiene más suicidios registrados en el mundo. Entonces, ya de por sí somos un país con esa tendencia. A veces esas cosas que se potencian con todo esto que nos está pasando, el encierro, no poder reunirse, cosas que son muy nuestras como el no poder hacer un asado, compartir un mate, no poder ir un domingo a compartir con la familia. Prácticamente nos han quitado todo.

Y sin embargo, ¿hay opción para ser optimista si piensa en el futuro?

  • Hay un viejo dicho que dice que mientras hay vida hay esperanza. Hemos pasado por momentos catastróficos como cuando cerraron las termas por haber dos casos en el departamento, algo que me pareció una medida apresurada. Después por segunda vez nos cerraron de vuelta las puertas, y luego con el diario del lunes vimos que cuando cerraron en Semana de Turismo, no dio el resultado que se esperaba al no disminuir los casos al no dejar de moverse la gente, y ya no porque la gente viniera a Salto, sino que la gente de Salto salió y fue la que continuó trayendo el virus al departamento.
    En este momento estamos bastante bien comparado con esa fecha, pero también es porque la gente ahora tomó conciencia de cómo se deben hacer las cosas, respetándose el tema del protocolo, la gente se está dando cuenta que la vacuna es un arma que te ayuda con el COVID y que no se trata de algo fortuito, sino que se está haciendo un esfuerzo por parte del gobierno, sumado al esfuerzo que ahora también hace el gobierno departamental promocionando el tema de la vacunación, por eso pienso que vamos por buen camino.

En este tiempo tan materialista que nos ha tocado vivir, ¿por dónde pasa la felicidad?

  • La felicidad pasa por la familia. En este momento a veces dejás de lado todo lo que es la generación del dinero, de recursos, dejás de lado tu parte material por la familia. En este momento estoy atravesando una segunda separación, que no se me está haciendo muy fácil, y la verdad es que me estoy ayudando con mis amigos, que hay mucha gente que te quiere y en momentos difíciles sentís el apoyo, el abrazo. Por otro lado, ya estoy un poco mayorcito, arañando los 50, y uno ve la vida de otra manera. Entonces, te preguntás qué queda para adelante y te das cuenta que la falla fue dedicarse casi exclusivamente a trabajar generando un proyecto de vida como ha sido el restaurante «El Galpón», que lo siento como algo muy mío, pero también sé que Ximena, mi exmujer, fue parte de ese proyecto. Y en este momento, al estar distanciados te das cuenta que a veces uno gasta demasiada energía en generar recursos y se olvida de la familia y de vivir momentos que después no se repiten, los gurises crecen, el tiempo pasa y cuando mirás para atrás, decís, bueno, dentro de todo no hice las cosas tan mal, pero tampoco las hice tan bien.

¿Qué espacio queda entonces en su vida para los amigos?

  • Los amigos son los hermanos que te da la vida. O sea, son hermanos de distintas madres y padres que te ayudan a continuar en el camino.

Defina con sus palabras lo que son las Termas del Daymán.

  • Son mi vida. Nunca escatimé en nada no solo en cuanto a salir a defender a las Termas del Daymán, como cuando viajé cuatro veces a Montevideo para poner mi granito de arena para que se destrabara la situación de termas, fui el que trajo el protocolo que se está utilizando que se lo dimos a quien era en ese entonces el intendente, Alejandro Noboa. En esos viajes también estuvimos dos veces en Torre Ejecutiva, tuvimos con el Ministro de Turismo un par de ocasiones, también con el Ministro de Salud, con el Ingeniero Bisio en BPS, con la gente de UTE. O sea, nos movimos mucho dejando de lado a la familia y el bien propio por el bien común de todos. A la larga, quizás en algún momento se acuerden de mí y reconocerán que al menos aporté mi granito de arena y no me quedé sentado en una silla como hicieron muchos que tenían un poco más de fuerza que yo, pero bueno, en ese momento uno no mira el esfuerzo sino que lo que quiere es que las cosas se destraben, que no se sigan perdiendo puestos de trabajo, y por otro lado, ponderar una ciudad como Salto que tiene cinco hoteles cinco estrellas, algo que no se da en otro lugar, el tema de los parques termales. Es decir, tenemos todo para ser felices. Para mí Daymán es mi cielo, es mi todo, es donde me formé, donde nacieron mis cuatro hijos, mis dos matrimonios y es el lugar que amo. No concibo mi vida sin Daymán.

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