Las dos primeras semanas del corriente mes de marzo han sido propicios para que se proceda a desarrollar una intensa tarea de aerolización en algunos puntos de la ciudad donde se ha verificado la presencia de mosquitos Aedes Aegypti, vector del Dengue, cuya reproducción se trata de evitar para minimizar los riesgos de la llegada de la enfermedad al departamento y al país.
Ocurre que prácticamente hasta fines de febrero, las continuas lluvias determinaban que esta tarea no se llevara a cabo y para colmo generara un futuro de mucho riesgo ya que, a consideración del Coordinador Departamental de ASSE, Dr. Edison Camacho, precisamente los meses de marzo y abril surgen como muy propicios para la aparición de la enfermedad, lo que se trata de evitar.
En los días pasados fue posible observar a los equipos multiinstitucionales realizando tareas de campo en aquellos lugares en que se ha constatado la presencia del vector de la temible enfermedad, a los que se puede apreciar en las fotos adjuntas.
UNA JUSTIFICADA
PREOCUPACIÓN
Camacho, consultado sobre el particular días atrás, cuando las lluvias aún eran continuas, no ocultó la preocupación que surge ante las condiciones climáticas que se han venido dando.
Manifestó entonces que “la sucesión de lluvias que se han producido últimamente, determina que se reaviven las condiciones para que el mosquito transmisor de la temible enfermedad se reproduzca. Las lluvias hacen que se junte agua en pequeños recipientes o elementos como pueden ser simples tapas de envases de bebidas, lugares donde el Aedes Aegypti se reproduce. No toda la gente toma las precauciones del caso de controlar que esta situación no se de y entonces, en cada caso se genera un factor de riesgo”, manifestó Camacho.
Camacho coincide con manifestaciones vertidas por personal que trabaja en la tarea de aerolización, en lo que guarda relación con lo que inciden las lluvias para acrecentar el riesgo, ya que se estanca el agua, pero también neutraliza la tarea de fumigación que se pueda llevar a cabo.
Si bien los meses que van desde noviembre a enero son los de mayor eclosión en cuanto a la reproducción del vector del Dengue, no siempre se espera que esos meses y los siguientes se caractericen por lluvias y por ende acumulación de aguas en aquellos elementos sobre lo que se alerta continuamente, como tarros, nylon, cubiertas abandonadas, algunos baldes que pueden permanecer varios días con agua sin que se produzca su vaciado y correspondiente desinfección con hipoclorito, etc.
Desde hace algún tiempo se viene pronosticando que el presente mes de marzo sería más lluvioso que de costumbre, lo que sin embargo no se dio en los primeros días.
Si así ocurriera, habría que preocuparse, manifestaron fuentes vinculadas a la tarea específica de combate del mosquito, porque se estaría generando el campo fértil para la reproducción del insecto.
ORIGEN Y
EPIDEMIAS
El origen del término Dengue no está del todo claro. Una teoría dice que deriva de la frase Swahili: «Ka-dinga pepo», describiendo esa enfermedad como causada por un espectro.3 Aunque quizás la palabra Swahili «dinga» posiblemente provenga del castellano «dengue» para fastidioso o cuidadoso, describiendo el sufrimiento de un paciente con el típico dolor de huesos del dengue. El primer registro potencial de un caso de dengue viene de una enciclopedia médica china de la Dinastía Jin de 265 a 420. Esa referencia asocia “agua venenosa” con el vuelo de insectos. El primer reporte de caso definitivo data de 1789 y es atribuído a Benjamin Rush, quien acuña el término «fiebre rompehuesos» por los síntomas de mialgias y artralgias.6 La etiología viral y su transmisión por mosquitos fue descifrada solo en el s. XX. Y los movimientos poblacionales durante la segunda guerra mundial expandieron la enfermedad globalmente, a nivel de pandemia.
Las primeras epidemias se produjeron casi simultáneamente en Asia, África y América del Norte en 1781. La enfermedad fue identificada y nombrada como tal en 1779. Una pandemia mundial comenzó en el sudeste de Asia en los años 1950 y 1975 por dengue hemorrágico —que se ha convertido en una de las principales causas de muerte entre los niños de diversos países de esa región—. El dengue como epidemia se ha vuelto más común desde la década de 1980. A principios de los años 2000, el dengue se ha vuelto la segunda enfermedad más común de las transmitidas por mosquitos y que afectan a los seres humanos —después de la malaria—. Actualmente existen alrededor de 40 millones de casos de dengue y varios cientos de miles de casos de dengue hemorrágico cada año. Hubo un grave brote en Río de Janeiro, en febrero de 2002, que afectó a alrededor de un millón de personas y mató a 16.El cuadro clínico de la fiebre dengue y la presentación de las diversas manifestaciones y complicaciones, varía en ocasiones de un paciente a otro. Después de un período de incubación entre 5 a 8 días, aparece un cuadro viral caracterizado por fiebre, dolores de cabeza y dolor intenso en las articulaciones (artralgia) y músculos (mialgia)—por eso se le ha llamado «fiebre rompehuesos»—, inflamación de los ganglios linfáticos y erupciones en la piel puntiformes de color rojo brillante, llamada petequia, que suelen aparecer en las extremidades inferiores y el tórax de los pacientes, desde donde se extiende para abarcar la mayor parte del cuerpo.
MANIFESTACIONES
MENOS FRECUENTES
Gastritis con una combinación de dolor abdominal
Estreñimiento
Complicaciones renales
complicaciones hepáticas
Inflamación del bazo
Náuseas
Percepción distorsionada del sabor de los alimentos
Vómitos
Diarrea
Sangrado de nariz
Sangrado de encías
Algunos casos desarrollan síntomas mucho más leves que pueden, cuando no se presente la erupción, ser diagnosticados como resfriado u otras infecciones virales. Así, los turistas de las zonas tropicales pueden transmitir el dengue en sus países de origen, al no haber sido correctamente diagnosticados en el apogeo de su enfermedad. Los pacientes con dengue pueden transmitir la infección sólo a través de mosquitos o productos derivados de la sangre y sólo mientras se encuentren todavía febriles.
Los signos de alarma en un paciente con dengue que pueden significar una colapso circulatorio inminente incluyen:[1]
Distensión y dolor abdominal. Frialdad en manos y pies y palidez exagerada
Sudoración profusa y piel pegajosa en el resto del cuerpo. Sangramiento por las mucosas, como encías o nariz
Somnolencia o irritabilidad
Preocupa en Salto la incidencia que el comportamiento climático pueda tener en cuanto a la llegada del Dengue
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