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martes, 11 de febrero de 2025
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Ni conformismo ni pasividad

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Quienes tuvimos la posibilidad de vivir otras épocas, con otros códigos y otras referencias, llegamos a estos días con una confusión importante.
La mayoría de quienes conocemos han tenido la misma actitud, retirarse y a lo sumo “protestar” por las condiciones de vida actuales y las actitudes de los jóvenes compañeros de trabajo.
Vale decir, el conformismo o la sumisión con pasividad “dejando que los zapallos rodando se acomoden solos”.
Personalmente entendemos que la actitud debe ser otra. La de protestar y exponer los “por qué” nos retiramos en cuanto podemos. Es que el conformismo o la pasividad nada aporta.
No es esta la forma de contribuir a “rescatar” aquellos valores. No porque seamos de los que sostienen que toda época pasada fue mejor, sino porque convencidos de que tenía valores que hoy ya no existen y defectos o inequidades que es oportuno tratar de corregir, somos de los que entendemos que la tarea es aportar, cuestionar, con el debido respeto para tratar de explicar nuestra posición y nuestro concepto de la persona humana que dista mucho de lo que hoy se entiende y defiende.
Pero es necesario explicarnos bien. Tampoco es que estemos convencidos que los que hoy se entiende y defiende es mejor, es más genuino, menos hipócrita de lo que había en nuestros días.
Sencillamente se trata de ver con nitidez lo que hoy tenemos también tiene sus valores y sus antivalores.
No todo es malo, ni todo es bueno. Lo que lamentablemente es malo hoy lo ha sido siempre, lo bueno es así hoy y lo ha sido siempre. Nada más que lo que estamos convencidos que ha ganado terrero son precisamente los “antivalores”, el individualismo es hoy día más importante que la solidaridad, la participación social, la ayuda. Todo detrás de la política impulsada décadas atrás del “hacé la tuya”, o sea el reinado del individualismo donde sólo importa obtener lo que entendemos nos hará feliz. Si para ello tenemos que apoyarnos sobre la cabeza de los seres queridos, lo haremos sin remordimiento alguno.
Es lo que explica porque tantos “veteranos” van a parar en los “hogares”, la mayoría de ellos verdaderos “depósitos de viejos”.
Hemos conocidos casos en que hasta se los deja en la calle, reclamando “lo que me corresponde” y para nada nos duele el saber que ellos lucharon toda su vida para tener lo que nosotros reclamamos.
Es justo señalar que son las excepciones, porque también conocemos casos de hijos dedicados a sus padres, a sus abuelos a quienes cuidan y tratan de que vivan dignamente sus últimos años.
Así las cosas entendemos que el camino correcto es trasmitir, comunicar y no mediante el celular, sino con la vida mismo lo que entendemos que es la mejor forma de contribuir a mejorar la humanidad que compartimos.
A.R.D.

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