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sábado, 5 de julio de 2025
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Después de la emergencia

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Diario EL PUEBLO digital
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En estos tiempos en que reina la incertidumbre del futuro, apenas se va superando la emergencia pero nadie sabe en qué medida, ni cuál será la gravedad de sus consecuencias. Cuando hay tanto temor y tantas inseguridades, es bueno entender algunos aspectos esenciales de la vida. En estos tiempos de emergencia que todo lo ha cambiado, hasta la celebración de la Semana Santa ha cambiado.
En los supermercados vemos la realidad de nuestros días. Convive mucha gente que aún conserva el “tapabocas” y otras que ya no lo hace.
Nos hemos habituado a creer que normalmente la vida es larga y sana, cuando esto depende esencialmente de cómo la vivamos.
En tiempos en que recordamos, los cristianos la pasión y muerte de Jesucristo, alguien que ya sabía que habría de ser entregado y asesinado cruelmente y esto no detuvo su convicción de entrega en bien de la humanidad, es bueno recordar y agradecer el riesgo que asumen muchas personas, trabajadores de la salud, bomberos, policías y trabajadores de otros servicios, que arriesgan su vida para atender y servir a otros enfermos o presuntos enfermos.
Que normalmente no es lo mismo, porque si bien existe riesgo este es mucho menor al que sufrió Cristo, es cierto, pero de todas formas es una muestra de servicio, de voluntad de entrega y en definitiva, de amor hacia los demás.
Pero en estos tiempos de crisis es bueno entender que vivimos en el mismo ámbito, que directa o indirectamente dependemos de lo que hagan los otros porque tarde o temprano las consecuencias serán para todos.
La humanidad entera sabe, porque lo ha escuchado reiteradamente, que los mares se están llenando de plástico, que el aire está contaminado, sobre todo por los gases que echamos al aire y están destruyendo esa capa protectora de la vida humana, que es la atmósfera.
Lo sabemos, pero nada hacemos. Las grandes potencias y los grandes intereses, sobre todo los multinacionales, no tienen interés alguno en proteger y preservar el ambiente, ni de proteger y preservar la naturaleza.
Hay antes que nada un deterioro humano, un acumular y tener y tener, sin percatarse que las riquezas materiales no significan nada a la hora de dejar este mundo. No lo saben ellos ni lo hemos valorado suficientemente nosotros, que el maldito virus que está haciendo tanto daño no reconoce entre ricos (materialmente) y pobres, porque a todos ataca por igual.
Veremos qué es lo que queda luego de esta pandemia, si realmente aprendemos algo o si sencillamente sobrevivimos para seguir haciendo lo mismo. Esto es lo que más nos puede dejar dado que es el punto inicial para cambiar muchas cosas.
Ojalá lo aprendamos.

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