Myriam Albisu Borrelli Una vocación artística absoluta

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    Hoy por:
    Jorge
    Pignataro

    La inclinación total hacia el arte que puede llegar a tener una persona, se hace evidente en la maestra Myriam Albisu cuando se comprueba la atracción que ha sentido a lo largo de su vida hacia la danza, la música, las artes escénicas, la literatura. Estudió guitarra, piano, teatro, canto, expresión corporal, títeres, mímica, por nombrar solamente algunas disciplinas. Su actividad en el ámbito cultural la llevó a ocupar durante algunos años el cargo de Directora de Cultura de la  Intendencia de Salto. Como maestra se desempeñó en Crandon y en las Escuelas Nº 4, 8, 12 y 14; como profesora de Enseñanza Secundaria (Música y Literatura) en los liceos Nº 1 y 2; y en Formación Docente como profesora de Expresión rítmica y Expresión por el ritmo. Del Instituto de Formación Docente, además, fue Sub Directora y luego Directora.
    LA DANZA
    De esta disciplina, que Myriam cultivó con especial dedicación y enseñó durante muchos años, recuerda:
    Empecé bailando ya en la escuela, pero cuando empezó en Salto la primera Academia de danzas que yo recuerde, que vino bajo la dirección de Mireya Alsina Thevenet, me anotaron allí. Las clases las tomaba en el mismo salón donde vivía, allí también funcionaba radio Tabaré, donde trabajaba mi madre. Es este mismo lugar en el que estamos ahora (se refiere al edificio Guglielmone, galería de calle Uruguay al 600), porque Dios ha tenido la generosidad de volverme al lugar donde crecí, a pesar que este apartamento pertenece a un edificio que se hizo mucho después, yo volví exactamente al mismo lugar. Quizás si yo derribara las paredes de todo esto, serían los salones donde tomé clases de danza primero y las di después. Aquella profesora después dejó a Martha Casse, que fue la segunda profesora que tuvimos, después vino una persona del Colón y otra del SODRE.
    LA MÚSICA
    ¿Cuál ha sido su formación en Música?
    Yo tomé clases de piano, integré la Coral de Eric Simon, canté el Mesías, canté el Cántico de la Esperanza en Montevideo, aprendí guitarra, en fin. Tuve clases de piano primero con una tía que se llamaba Ema, después con María Victoria Varela durante muchos años. Cuando terminaba sexto año de escuela, vino a Salto el Señor Vicente Galisteo, estaba radicado en Argentina, que tenía una compañera llamada Aimara, con la que formaba el dúo Aimara–Charrúa. De la escuela Nº 4, a la que yo asistía, lo habían llamado para que impartiera unas clases y me eligió para que fuera su compañera, y ahí aprendí mucho folclore. Además estudié Expresión Corporal, con Inge Bayerthal y Patricia Stokoe.
    LA POESÍA
    ¿En qué momento surge esta inclinación particularmente?
    Mamá, aunque de forma muy familiar escribía mucho, yo tengo un libro de ella que se lo hice encuadernar, y papá también escribía. Siempre tuve mucha facilidad para la rima, recuerdo cuando estudiante haber escrito para el Profesor Thévenet un comentario en versos de La Divina Comedia, ¡sólo yo! (Risas).
    Después vinieron libros…
    En el año 1993 logré publicar, junto a mi hermano Enrique, el libro de poemas Cabitos de naranja. Después Te doy mi palabra (2000), prologado y presentado por Marosa, y por último Palabras en cubierta (2009).
    EL PASAJE POR LA
    INTENDENCIA  Y  LA
    “CASA DE LA CULTURA”
    ¿Cuándo estuvo al frente de la Dirección Municipal de Cultura?
    Estuve primero como integrante de la Comisión Honoraria Municipal de Cultura desde que se creó, que primero fue Comisión de Extensión Cultural Universitaria cuyo presidente fue “Toto” Campos. Allí fui primeramente representando al Instituto de Formación Docente. Al año siguiente se estableció la Casa de la Cultura, ya estaba “Pitín” Minutti en la Intendencia, y me incorporaron. Trabajé en cultura durante todo el tiempo que estuvo “Pitín”, hasta que murió. Después vino Guillermo de Nava, seguí trabajando en la misma Comisión, y a partir del año 80 me designaron como Directora de Cultura de la Intendencia.
    ¿Qué fue la Casa de la Cultura?
    Fue el Centro Cultural Municipal, un lugar donde se daba clases de todo tipo, gratuitas. Eran como diez cursos gratuitos.
    ¿Cuáles eran esos cursos?
    Se dictaban clases de danza, folclore, teatro para mayores y niños, títeres, pintura, cobre, mimbre, repujado en cuero, también se creó una biblioteca infantil…
    ¿Dónde funcionaba?
    En Brasil y Osimani, donde está ahora el Liceo 5, el liceo había estado abandonado por completo, estaba deshecho, la Intendencia de ese entonces, de Guillermo de Nava, rehizo todo el edificio y allí hicimos el Centro Cultural.
    ¿Durante qué tiempo funcionó?
    Desde el año 1981 u 82 hasta el 85. En el 85, con el advenimiento de la democracia hubo cosas que se pararon, una fue esa, me dio mucha pena pero bueno…habría ideas mejores.
    Además del Centro Cultural, ¿qué otras obras destacaría de ese período?
    Y hubo muchas, por ejemplo que la Comisión de Cultura se movía mucho y traíamos muchos espectáculos, sobre todo musicales y teatrales, de Montevideo y de otros lados, teníamos un convenio con el Ministerio y venían conciertos todas las semanas
    En el 85, ¿también terminó su actividad en la Intendencia?
    No, yo en el 85 estuve a la espera, hasta que me pasaron como colaboradora de Balbela, que era el Director de Relaciones Públicas de la  Intendencia. Se hacían las cosas con mucha exigencia, hice cursos de relaciones públicas por todos lados. Y ahí desaparecí un poco de Cultura. Cuando falleció Balbela me pasaron a su lugar y después me pasaron como Secretaria del Intendente. Pero indudablemente yo no fui buena, porque eso no era lo mío, era una época de política, y yo nunca trabajé en política ni a favor ni en contra de nadie.

    .LA COMISIÓN
    DE CASA QUIROGA
    Myriam Albisu cumple la tarea de secretaria y encargada de relaciones públicas de esta Comisión. Respecto a la actividad que desarrolla, explica que “estamos ahora otra vez en los preámbulos del futuro concurso de cuentos (se refiere al Premio Internacional “Horacio Quiroga”), ponemos nuestra mejor voluntad”. Sobre el funcionamiento general de la Casa, reflexiona: “la Casa Quiroga no está unificada y por eso no estamos en piso muy seguro. No están claras las funciones. Por otra parte, a la gente le parece un poco lejos, de pronto sería bueno tener una locomoción para cuando hay espectáculos”.
    EL TRABAJO EN
    CASA DE SALTO
    La entrevistada ha sido nombrada Cónsul de Casa de Salto, es decir la representante de la institución en esta ciudad. Informa que allí funciona una Comisión presidida por el Contador salteño Eramburio de Olivera. Además trabajan Armando y Hugo Barbieri, Antonio Oliva, Nidia di Giorgio, y muchas personas más.
    ¿Qué es concretamente Casa de Salto?
    Es, como muchos departamentos tienen en Montevideo, una casa donde se brinda apoyo, orientación y a veces hasta residencia y alimento especialmente para los estudiantes del interior. Actualmente se están haciendo reformas, por ejemplo para que no sólo estudiantes la utilicen sino también personas que tienen que ir por salud y necesitan alojarse. Allí está funcionando un coro, logramos la donación de un piano, hay una buena biblioteca…Pero no estamos lo suficientemente relacionados, a mí me gustaría mucho que Salto estuviera más presente en Casa de Salto y Casa de Salto más presente en  Salto.

    Liliana Castro Automóviles
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