Ejemplos de vida en tiempos electorales
Todos los días se levanta tempranito, a las 8 de la mañana. Pero este domingo no era un día más, era día de elecciones, por eso se levantó antes de las 6, porque tenía que armar un bolsito con unos refuerzos que preparó pensando en el largo día que tenía por delante. Tomó su mate de cada mañana y fue al Colegio Los Robles en calle Artigas 838, donde se encontraban los circuitos 15 y 16, que eran los que le correspondía atender.
La diferencia con los delegados de los otros partidos políticos es que ella bien podría ser su abuela, porque la señora Teresa Gaudín, que este próximo 8 de octubre cumplirá 82 años, fue nuevamente delegada de mesa de su partido político durante toda la jornada.
EL PUEBLO estuvo con ella cuando estaba terminando la jornada electoral, encontrándola con una vitalidad digna de elogio mientras ingresaba a los dos cuartos secretos de dicho local para controlar que todo estuviese en orden, porque supimos que «Mima» era la delegada de mesa partidaria de mayor edad en los 275 circuitos distribuidos en el departamento.
– ¿Cómo hace para estar a menos de dos semanas de cumplir 82 años y tener la misma vitalidad que los jóvenes trabajando durante todo el día como delegada de mesa?
– Porque me encanta, me sale del alma. Al Partido Colorado lo adoro, desde hace más de 65 años que voto y que trabajo por el Partido Colorado. Con mi padre, Pedro Tulio Gaudín, yo tenía 7 años y ya andaba con él, siempre en la Lista 15, que tenía su departamental en lo que es El Revoltijo por calle Uruguay, que era un piso de madera grande, papá tenía un catre ahí y dormía en la departamental, si sería fanático mi papá.
– Pero a su edad, en lugar de verlo por televisión o leer el diario…
– No, no. Las muchachas me decían cuando ya tenía 60, «no Mima, anda un rato de mañana y después…», no, qué esperanza, yo estoy siempre firme y al pie. Y ahora, la satisfacción más grande, ¿sabe cuál es? Levantar la planilla y llevarla a la central, ese es el placer más grande, que a veces terminamos a las 12 de la noche.
– ¿Y no le tiene miedo al coronavirus?
– No, nooo. En casa tengo una cantidad de actividades. Con la pandemia hice 120 días, 4 meses de cuarentena, porque en junio se levantaba y dijeron que era un mes más. A fines de junio ya me presenté en la casa de la hija, voy todos los días y le cocino, porque a mis nietos les gusta mi comida. Voy allá y me esperan con el mate pronto, después cocino lo que mis nietos quieren, y vuelvo a casa a cocinar para mí y dos varones grandes que volvieron después de casados.
– ¿De dónde saca tanta fuerza?
– Y no sé, no tomo, no fumo, toda la vida hice una vida sana, nunca salí de noche. Y mire, no tomo un medicamento.
Soy socia del Centro Médico y fui por el tema de la vista, y la doctora me dice, «pero usted no tiene ficha acá», «y no sé, si usted que es de acá no sabe, qué voy a saber yo» (risas), «¿pero nunca se enfermó?», «y no, nunca me enfermé». «Con gente como usted, nos morimos los médicos» (risas).
– ¿A qué hora se levantó hoy?
– Hoy me levanté antes de las 6, apronté el mate, me hice unos refuerzos porque tampoco quiero que me traigan comida ni cosa por el estilo, eso es para la gente que necesita, aparte no soy ventajera, nunca en mi vida pedí un trabajo ni nada. A mí me dejó mi marido con cuatro hijos, el mayor había fallecido en un accidente. Así que salí a trabajar, pero a mí no me dieron trabajo nunca.
– ¿Cómo estuvo la jornada de hoy para usted?
– Bárbaro, pero peleando cuando entré, porque habían puesto unos bancos en la vereda, acá afuera, porque los delegados no podíamos entrar, ya estaba la gente abriendo la mesa, pero yo me sé al dedillo todos los reglamentos, y les dije que no, qué esperanza, los delegados tienen que estar adentro, cómo vamos a estar acá afuera, ¿qué función cumplimos acá afuera? «Dejaron la orden que no pueden tampoco usar el baño, tienen que ir al de la Corte Electoral».
Ah, no. Llamé enseguida a la Corte, y la cuestión es que vinieron dos personas de la Corte, hablaron con la gente y les dijeron que los delegados somos tan importantes como los de la mesa, y deben permitirle los servicios, como el baño.
Así que bueno, ahí entramos. Si yo no estaba acá y no metía la pesada, esta gente nueva no sabe nada y se iba a quedar afuera.
– ¿Cuántas elecciones lleva arriba?
– Uff, no sé, la primera fue por el 58, que yo estaba en Montevideo, después pasé mi credencial para acá…
– ¿Sigue teniendo su credencial de papel?
– La tengo, pero no la presento para que no me la rompan, la amo.