Las actividades comprendidas en el denominado “Mayo Amarillo”, que consisten en una suerte de alerta o advertencia de los riesgos existentes en el tránsito, sobre todo cuando no se conduce en forma prudente, constituyen un loable esfuerzo hacia la concientización de los conductores en general, pero también de los peatones.
No conocemos país en el mundo en el que no haya accidentes de tránsito e incluso muertes por esta causa y sin embargo en casi todos ellos, sino en todo, también se desarrollan campañas y muchos esfuerzos para tratar de lograr un tránsito más ordenado, más prudente y responsable con todos los que utilizan las calles y rutas a diario.
Es probable que todos quienes participan en estas actividades sepan que las posibilidades de éxito, si por esto se entiende lograr una comunidad ordenada y respetuosa, son muy limitadas, pero de todas formas, el esfuerzo bien vale la pena, porque sólo perseverando en estos esfuerzos, alertando cuáles son los elementos nocivos más frecuentes que existen en el origen de los siniestros, es la única forma en que se puede lograr cambiar y mejorar las condiciones generales del tránsito.
En este sentido la principal droga social, presente frecuentemente en los siniestros de tránsito está constituida por las bebidas alcohólicas, cuyas limitaciones de venta y sobre todo de consumo siguen siendo insuficientes y muy fáciles de vulnerar.
El alcohol suele desencadenar otros factores de riesgos altamente peligrosos, como el exceso de velocidad, la ignorancia de las señales e indicaciones del tránsito.
Seguramente que la única posibilidad de mejorar las condiciones del tránsito existentes en la comunidad, se dará cuando tengamos tanto conductores como peatones prudentes, respetuosos de todas las normas existentes en este aspecto y paralelamente, controles severos que obliguen a los imprudentes a manejarse dentro de las disposiciones vigentes, respetando las leyes y normas en el tránsito.
Lamentablemente aquello que de no ser con multas que realmente “duelan” a la gente, no habrá mejoría, sigue teniendo vigencia, aunque seguramente que lo ideal no es que los infractores se abstengan de las infracciones por temor a las multas, sino que el mejor indicador sería que se abstuvieran por compartir la necesidad de ser prudentes y responsables, porque es lo mejor para todos.
Los altibajos en las cifras que aparecen en las encuestas sobre tránsito indican precisamente que la represión y los operativos son necesarios, el gran objetivo de un ciudadano más prudente y responsable, sigue siendo un déficit.
Mayo Amarillo: un loable esfuerzo
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