De aquella situación de hecho que se generara cuando jugaron Saladero y Sud América en campo de juego albinegro. El impacto de una pierna, descargada contra la humanidad de Matías Sabarros. Toda la incertidumbre de los primeros minutos, la internación, los días transcurridos, el riñón expuesto a riesgo, la operación que no se descartaba, todas las sensaciones…todas.
Hasta que el paso de los últimos días fue marcando una gradual evolución.
El sábado 17 de setiembre fue el día señalado para que Matías abandonara el sanatorio, después de esas semanas «donde hubo que estar fuerte de la cabeza», de acuerdo a su propio decir.

La hora de volver a casa, con lo que ello implica desde lo emocional. El reencuentro con la comarca hogareña, que seguramente se convertirá en amparo para acentuar el mejoramiento, y los cuidados que no han de faltar.
Lo cierto es que Matías superó desde su bravura y su querer, una etapa sin dudas compleja. Y fue llegando otra, con la energía del optimismo.
La ciencia y la fe juegan su propio partido. Y Matías….bien que lo sabe.
Validez de alegría desde EL PUEBLO frente a ese nuevo y humano tiempo, que no dejará de estar…
