Toda una vida: Este año cumplirá 25 años como Gerente del Centro Comercial
Martín Apatié es quien siempre está en segundo plano, con un perfil bajo pero atento a todo lo que ocurre para asesorar de la manera más profesional a los Directivos de un Centro Comercial que se ha transformado en referente ante las distintas Cámaras empresariales del país. Asumió la responsabilidad de gerenciar esta institución con apenas 23 años de edad y ya es parte de la historia de esta entidad centenaria.
1. ¿Cómo fueron esos primeros años de su vida?


– Mi niñez fue muy linda. Me acuerdo de jugar mucho, somos cuatro hermanos varones, vivíamos en un apartamento en el centro de la ciudad. Como mi abuela materna vivía en una casa más grande y con patio, me quedaba seguido allí. Tenía cinco primos de mi misma generación, con apenas un año para abajo y para arriba de diferencia, que vivían en una casa atrás de la de mi abuela, que nos hacía cantar y armar shows en navidad.
2. ¿Eran de juntarse en el campito del barrio para jugar al fútbol?
– No, jugábamos más a otro tipo de cosas. En el deporte jugué al basquetbol en Universitario desde los 8 años, iba tres días a la semana y pasaba horas en Universitario. Cuando cumplí 9 años junto a mis cinco primos nos integramos al Movimiento Scout en la Capilla de Fátima, y empezamos los Lobatos que fue algo que hice toda mi vida. Fui animador Scout en la Santa Cruz, en la Catedral y en San Eduardo en el Cerro, trabajando con niños y adolescentes. También estuve en la Cruz Roja Juvenil en la época en la que estaba Roberto San Martín, también participé de algunos cursos de Rotary.
3. ¿Qué recuerdos tiene de la escuela?
– De la Escuela 3 tengo lindos recuerdos, que estaba donde la Escuela 1, vivíamos cerca. Me acuerdo del patio frío de la escuela, pero igual nos divertimos bastante. Lo que más me gustaba de aquella época era el fin de semana y esa barrita de primos.
4. ¿Cómo eran esas vacaciones?
– Después que terminábamos las clases nos íbamos a la casa de mi abuela, y pasaba ahí dos o tres semanas, perdía un poco la noción del tiempo de lo divertido que era.
5. ¿En qué momento comienza a perfilarse para el lado empresarial y del comercio?
– Comencé a trabajar en mis vacaciones con 14 años en el Zuni Mercado. A los 17 años empiezo a laburar en Inmobiliaria Larrañaga, era la época en que los viejos te decían, “o estudiás o te pongo a trabajar”. Me tocó sacarme el carnet en el INAU para poder laburar, y después hice la primera experiencia laboral de los chalequitos naranja en la vía pública en la Intendencia de Minutti, y cuando estaba terminando había empezado abogacía en la Universidad de la República, pero no era para mí. Justo salió un llamado en el Centro Comercial, me postulo y arranco mis primeras actividades.
6. ¿Cuáles fueron esas primeras actividades?
– Hacía coordinaciones y algunas actividades del DIC, y a los tres años se da una situación particular donde me piden que me quede un poco de secretario del Centro trabajando como administrativo. Posterior a eso había comenzado a estudiar informática, pero me tenía que ir a la capital a terminar mis estudios, justo en ese año bisagra, 1999, me piden con 23 años que agarre la Gerencia del Centro, y me quedé.
7. Siendo tan joven, ¿cómo sintió esa responsabilidad? Aparte, recordemos que en esos años el Centro Comercial estaba en una actitud de enfrentamiento al contrabando.
– Me acuerdo que les decía a los directivos, no sé redactar una carta y ustedes quieren que me quede acá, están locos. Ellos habían hecho un llamado, y capaz encontraron en mi rol lo que la institución necesitaba en ese momento. Tuve mucho apoyo de los dirigentes, y creo que eso ha sido parte del secreto de todo esto, es decir, el Centro Comercial siempre tiene desafíos, propuestas y temas para trabajar, siempre hay cosas nuevas y dinámicas distintas. Los grupos humanos que van circulando hicieron que uno se vaya quedando y metiendo en desafíos y propuestas nuevas. Tengo que confesar que en aquel momento tenía un susto bárbaro. Es más, hago una capacitación en Costa Rica que hacía la OIT porque esa Directiva me sacó el pasaporte y me mandó. Todo pasa porque el Centro Comercial ha tenido dirigentes que le ponen mucho aprecio, trabajo y valoran mucho a la institución. Es un legado que va quedando de la gente que pasa por acá.
8. Va a cumplir 25 años como Gerente del Centro Comercial, prácticamente una vida, ¿qué le ha dejado esta experiencia?
– Cada directivo es un nuevo desafío y una visión diferente. El Centro ha sido un actor de gestión, lo que nunca hemos dejado de hacer es gestionar. Hemos ido aprendiendo a adelantarnos en un montón de cosas y los tiempos nos han ido empujando a profesionalizar el rol de la institución y a fortalecer un poco el lobby. Cuando comencé estábamos peleando por la llamada a larga distancia. Dentro de las reivindicaciones de la gremial era ese proceso de lograr el teléfono nacional, los costos en las distancias que teníamos. Aquellas herramientas que llegaban a Montevideo y no llegaban al interior. Por eso tuvimos en aquel momento aquel Centro Comercial más de choque, pasando a lo que es hoy, un Centro Comercial más negociador, con propuestas, información y de crear valor en la discusión que instalamos.
¿Qué me dejó? Aprecio a esta institución, no es solo mi trabajo. Vengo del mundo institucional, me crie adentro de las instituciones. Así como el empresario tiene el sentido por su empresa y a veces es difícil tomar decisiones en una empresa familiar, la institución tiene esa carga emocional de pertenecer a algo importante. Me ha dejado mucha experiencia, aprendizaje, relacionamiento humano, amistades, grupos humanos excepcionales. Esta institución te atrapa y se te va el tiempo.
Pero hay cosas que me gustaría aprovechar esta oportunidad para destacar. Cuando llegué era el Centro Comercial a secas, hoy tiene ocho comisiones sectoriales, porque fuimos a ver cómo laburaban otras Cámaras para ir construyendo una nueva dimensión empresarial. Las comisiones sectoriales nos abrieron a temas que no solo refieren al comercio sino que también incorporamos temas como el turismo, que tiene una pujanza importante, una comisión de transporte, otra de finanzas, como que ese espectro que hace cinco años empezamos a trabajar le ha abierto al Centro un dinamismo y una forma de pensar que no es solo la actividad del comercio. Pero además, hoy tenemos dirigentes que trabajan en Cámaras nacionales, buscando esa estrategia que nos marca que si bien Dios está en todos lados, atiende en Montevideo. Hemos liderado en tres oportunidades la CEDU, que es lo que te permite poner los temas en agenda y proyectarnos a nivel nacional.
9. Hablando del tiempo transcurrido, ha pasado por la crisis de 2002, la pandemia, la pos pandemia, la situación con Argentina, ¿cómo está hoy el comercio de Salto?
– La pandemia fue muy difícil, y la diferencia cambiaria, que te diría que es la más importante de la historia, ha sido muy dura para el sector empresarial y el comercio. Pero también se están dando otros factores, estás teniendo todo lo que es el comercio digital, la dinámica de la gente que cambió, que ya no queda solo en el consumo local, capaz se va a otra ciudad a hacer turismo y consumen en otro lugar. Uno aprende que hay cosas que puede cambiar y otras en las que quiere incidir en cambiarlas, pero no las puede resolver, y más cuando sos una institución de gestión, porque no depende de nosotros. Depende de actores que son nacionales o locales, pero que tienen el poder de gobernar o resolver, y que quizás tienen en agenda otro tipo de prioridades y no la nuestra.
10. Comenzamos hablando de la familia, terminemos de la misma manera. Trabajar en este puesto le insume muchas horas, ¿qué rol cumple hoy la familia en su vida?
– Me puse en pareja con 35 años, ya tenía un camino hecho dentro del Centro, y a los 40 cuando nace Joaquín, la vida me hizo un clic muy interesante. Si bien este trabajo me lleva más de las ocho horas habituales, estoy viviendo algo que me emociona. Hace tres años que nació Julieta, y con Verónica armamos una familia muy linda que me agarra en una etapa donde hay cosas que se viven, de las sencillas, de lo cotidiano, que por viajar o por estar acá me lo pierdo, pero te diría que estoy disfrutando de esas cosas que son de las extraordinarias de la vida. Es decir, disfrutar cosas con los gurises que son divinas desde el sentimiento y una vivencia que es maravillosa.
No sé cómo explicar lo que me está pasando con mis dos hijos y con Vero, que es una persona especial con una paciencia espectacular, desde bancarme las reuniones de los miércoles que terminan tarde, reuniones que surgen a último momento o un viaje. La valoro pilones porque es una gran madre y una gran compañera. Esto te hace cambiar las prioridades, pero también te da un potencial diferente en cómo laburás las cosas, las perspectivas de cómo enfocas algunos aspectos, y a dimensionar los temas y las diferentes cosas que pasan.
