Nos resulta curioso el ver como algunos políticos se ufanan y hasta arriesgan más allá de lo razonable por figurar con una profesión universitaria, cuando no la han obtenido.
Viene al caso por lo del renunciante ministro de Ambiente, colorado él, Adrián Peña, que si bien hizo la carrera, no la terminó y además firmaba como profesional cuando aún no había terminado la carrera que cursaba.
No es el único caso, porque además en esta ocasión han trascendido otros y lo que nos despierta mucho interés, es el hecho de ¿por qué? Porque sin duda alguna Peña fue un buen ministro de Ambiente, alcance reconocido hasta por gente del a oposición,
No sabemos qué oscuro posicionamiento lo ha llevado a decirse profesional universitario, cuando no lo era aún. Quizás piensan que el hecho de proclamarse profesional universitario les otorgará cierta “ventaja”, cierto ”estatus” que le brinda mayor respeto dentro del ambiente.
Nada más errado. A la prueba está que grandes políticos de la talla de Wilson Ferreira Aldunate y Luis Batlle Berres, decidieron no terminar sus estudios profesionales e i igual fueron de los políticos más destacados del país.
Más aún, nos animamos a decir que en el senado actual hay legisladores que a lo sumo han terminado su bachillerato (si es que lo han logrado) y sin embargo han conseguido los votos necesarios para ocupar una banca en la Cámara Alta.
Algo no está funcionando aceitadamente. Se ha dicho que estas situaciones no afectan al sistema, porque demuestran que el propio sistema es capaz de purgarlos, de deshacerse de quien comete este “error” (para nosotros es una mentira) y por lo tanto “habla bien” del sistema.
Este aspecto no se lo cree nadie. Cuando alguien comete este tipo de “error” afecta al sistema todo y sobre todo afecta al partido o a la coalición que integra, aunque todavía no sabemos qué incidencia puede llegar a tener en el votante.
Sabido es que en menor o mayor grado, todos los uruguayos votan, aguardando algún beneficio o al menos para tener a alguien “conocido” en el gobierno a quien recurrir en determinados casos.
En los últimos días hemos dado nuestra opinión, diciendo que todos los impostores deben ser desenmascarados, deben caer porque corresponde. Si son capaces de mentir en estos aspectos, que si bien no perjudican a nadie, procuran obtener una ventaja ilegítima, probablemente llegado el caso también lo harán en otros temas.
A.R.D.