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viernes, 18 de julio de 2025
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¡¡¡Los asesinaron en el cuartel, allá . . . fue en Bella Unión!!!

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Mi padre llegaba a Bella Unión en enero de 1957, desde la sucursal Salto del Banco de la República Oriental del Uruguay, y lo hacía como contador para esa sucursal. El anfitrión, el gerente, don Emilio Manuel Elizalde, le daba la bienvenida en la época y encaminaban su actividad de servidores públicos de ley, reglamentaristas, legalistas, desde la referida institución. La única entidad crediticia y de fomento de la zona. Y era pública, un organismo estatal, dependencia de un ente autónomo.

El novel contador por su proactividad en el banco, y, su natural empatía humana se vinculaba rápidamente con la sociedad local. La familia de don Emilio era pequeña, su esposa doña Ramona Bentin de Elizalde y su hija, Laura. Su casa era la vivienda que el Banco, al lado de la Sucursal, tenía destinada para el jerarca de turno. Lugar donde corrientemente ese funcionario nuevo era convidado a almorzar, cenar o eventos familiares propios de cualquier hogar. En esas tenidas, Laura le presento al solitario contador una joven brasilera, una amiga, una amiga íntima, entrañable, relación que conservaron durante toda su vida. Esa joven brasilera se llama Vilma Chaves Riet, y en mayo del 1957 se casó con el bancario. Soy el primogénito de cinco hijos de ese matrimonio.

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Mi papá fue trasladado a Pando en el 58 como Gerente; y don Emilio pronto se jubilaría; para vivir en su granja, al costado del puente que lleva a la Barra do Quarai, en ¨El Retorno¨. Laura estaba firme en un noviazgo con un muchacho, espigado, culto, sereno y entrañable, Dante Octavio Porta.

El vínculo fue tal con los Elizalde, que en tributo a esos afectos de don Emilio y de su familia, cuando nací, el 30 de noviembre de 1961, en Montevideo, me llamaron con su primer nombre, Emilio. Además se convirtió en mi Padrino de bautismo, bendición y orgullo de ser el ahijado de tan afectuoso, sabio y noble señor, de la mejor estirpe de la condición humana. Y fueron compadres y comadres de los míos. En el 62 a papá lo trasladan a Quebracho. Y a fines del 63, lo vuelven a trasladar; y para alegría de mamá, el destino nuevamente fue Bella Unión. Estaba más cerca de sus padres, en Bororé, Itaqui, Rio Grande do Sul. Y se hicieron más frecuentes las visitas de mis abuelos brasileros. Y de su amiga y demás amistades.

Papá además de su actividad gerencial, se envolvía con pasión desmedida en la creación del Movimiento del Norte Uruguayo en Marcha, junto a don Alfredo Mones Quintela, don Lirio Moraes, don Juan de la Peña y otros tantos. Y nacía CALNU; la economía solidaria con el asociativismo de los productores en forma de cooperativa irrumpía en el contexto nacional con un ambicioso complejo industrial azucarero.

La vida por esos días en Bella Unión era una romería de actividades. Todo el mundo trabajaba para sobrevivir y generar ¨bienestar¨ para sí, para otros y para todos. Había un espíritu comunitario que aunaba todas las fuerzas vivas de la ciudad y la zona; y, la esperanza de tener un ingenio azucarero ¨de todos y para todos¨ se hacía carne en los productores, los trabajadores, los comerciantes, de Bella Unión y aledaños.

En forma concomitante, también era agitadísima la agenda social de los pobladores, hombres y mujeres. Los encuentros, la fraternidad y las luchas por los anhelos comunitarios eran parte importante del día a día. Eso que don Lirio Noemí Moraes Consiglio acostumbraba a llamar ¨la proficua siembra¨ y que lo celebraba en sus alocuciones, y lo hacía con pasión, con entrega, con compromiso ¨por el otro, por el prójimo, por todos¨. Era el Movimiento del Norte Uruguayo en Marcha y estaba en marcha. CALNU, estaba cerca.

Y las jóvenes y señoras, las mujeres de Bella Unión, eran una faceta más, pero singular de la comunidad, por su dinamismo, creatividad, contención y coraje. Como nunca, más allá del aparente protagonismo de los hombres, estaban ¨ellas¨. Con un accionar sonriente, pero firme y desafiante a una sociedad machista; y, de forma activa dejaban al descubierto algo que los hombres solemos olvidar, y es que, algo más de la mitad de la humanidad son mujeres; el resto, somos hijos de ellas.

A poco tiempo de nuestro regreso a Bella Unión, Laura Elizalde se casaba con Dante Porta. Yo estuve, como siempre, con ellos, en la iglesia, en el auto que los llevo a la fiesta en El Retorno, me saque fotos y baile con ellos, era ¡FIESTA! . . . ¡NUESTRA FIESTA! ¡DE FAMILIA, DE AMOR!. Vivían en la cuadra siguiente a la nuestra, mi mamá ya había traído dos hermanos más; y, tres, era más trabajoso. De mí se ocupaban también, Padrino, la abuela Ramona; y, Laura y Dante. Además de vecinos, familia postiza. Laurita se encaminaba como maestra de primaria y Dante volvía de Montevideo, había abandonado facultad de Derecho, para dedicarse a la docencia de ciclo medio. Le había quedado una muy sentida amistad con Hugo Batalla entre otras cosas. Y en ese contexto transcurría nuestra austera, sobria y amorosa vida. Al tiempo, la vida me regalo tres hermanos del corazón, Dante Emilio, José Ernesto y Jorge Porta Elizalde.

En ese contexto de infancia feliz, desgraciadamente a fines de los sesenta, en el 68, nos marchamos a Sucursal Rosario. Fue un poco triste, pero seguimos en contacto, por lo menos una vez al año iba a visitarlos, y me quedaba algún día.

Por entonces se empezaba a sentir la crispación generalizada en el país. La crisis, la violencia de ambos bandos, la intolerancia, las persecuciones, etc., etc. Dante se sensibilizo mucho con esa realidad; y, empezó a manifestar su mirada. Se volvió frentista, como muchos batllistas y otros. El modelo bipartidista estaba agotado para muchos, él era uno. Y lo decía abiertamente.

Había pasado el tiempo, CALNU ya funcionaba a pleno. Ya habían muerto en un trágico y lamentable accidente carretero don Alfredo, un hijo de él y don Lirio.

Gana Bordaberry, y empieza la noche. Dan el golpe de estado del 73. La sedición estaba reducida a polvo, estaban todos los tupamaros presos, entre los penales de Punta de Rieles, el de Libertad y algún cuartel. En el país había paz, una paz aparente, de esas que mete miedo. Y empezó la cacería de civiles, conciudadanos, pacíficos opositores, radicales, moderados, sospechosos, legalistas; y, en caso de duda, también los cazaban. Pensar diferente al status quo del régimen era delito. Si, PENSAR DIFERENTE ERA DELITO. Especialmente agravado si pensabas como cristiano, o marxista, o frentista, o batllista de la vieja guardia o wilsonista. Había una maquinaria burocrática, operacional y criminal para exterminar a los que ¨PENSABAN DIFERENTE¨. Apretadas, destituciones, detenciones, persecuciones, exilios, torturas y asesinatos, se volvió rutina del estado del terror.

Dante Octavio, hijo, hermano, amigo, yerno, esposo, padre de tres niños, trémulo de pavor por sus responsabilidades; y, aun así, no se dejó intimidar, no dejo de manifestar su oposición al abuso criminal del que era objeto gran parte de la nación, él incluido. Jamás agredió a nadie, jamás violo la ley. Pero cometió un delito para esa época, PENSABA DIFERENTE Y LO MANIFESTABA.

Y en diciembre, si, en diciembre, en la segunda semana, lo fueron a buscar. Se lo llevaron, y luego de inimaginables gestiones de Laura, Padrino y alguna gente, ya que era peligrosísimo pedir respuestas, o razones por las que Dante o cualquier otro que estuviera detenido en una unidad militar, para el caso el cuartel de Bella Unión, lo hicieran. No consiguieron nada al fin del día.

El 12 de diciembre de 1976, el día después de la detención, un día como hoy, le llevaron a Laura y a sus tres chiquitos, 6 años el mayor y 4 los mellizos, a su casa, un féretro lacrado por el Ejército. Y, comentaron como única explicación, que Dante a sus 46 años, se había puesto nervioso en la conversación con los oficiales y le dio un paro cardio-respiratorio. El cajón no lo podían abrir.

Días después le paso lo mismo a Saúl Facio Soto, 29 años, militante del Partido Comunista. Se lo llevaron antes, el 9 de diciembre y lo devolvieron el 15 en un ataúd. También, paro cardio-respiratorio. En la misma unidad militar. El tiempo pasó, sabemos que los mutilaron vivos, en frio, con saña, antes del paro cardio-respiratorio, lo sabemos.

Y lo que importa, porque NO SE HIZO JUSTICIA AUN, no procesaron a nadie por esos crímenes. Lo que importa es que ¡¡¡ a Dante Octavio Porta y al Flaquito Facio en Diciembre del 76, los torturaron y los asesinaron !!! Los asesinaron en el cuartel, allá . . . fue en Bella Unión!!!

Emilio Gancedo

Dante Octavio Porta, Laura Elizalde de Porta y Emilio Gancedo.

Plaza de Bella Unión. Diciembre de 1967.

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