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sábado, 24 de mayo de 2025
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De la Pulpería al Boliche, un poco de historia

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Hoy por: Jorge Pignataro

7Desde hace cinco años, el Ministerio de Educación y Cultura de nuestro país viene de alguna manera homenajeando a los boliches uruguayos a través de una actividad llamada “Boliches en agosto”. La misma consiste en realizar, en diferentes boliches de todo el país, recitales de poesía, lecturas de cuentos, contrapuntos, etc., así como presentaciones musicales.

De esta forma se intenta rescatar la identidad del boliche, bar, cantina, café, como lugar de socialización, punto de reunión también de intelectuales como políticos o artistas, lo que últimamente se ha ido perdiendo bastante.

En Salto, por una cuestión principalmente de infraestructura, salvo en una ocasión (realizada en la cantina del Club Arsenal) la actividad se desarrolló siempre en la sala teatral El Andén (19 de Abril y Julio Delgado), aunque el primer año esto se debió a razones de fuerza mayor, ya que todo estaba dispuesto para que el lugar fuese Bar El Pibe, del barrio Baltasar Brum.

En el pasado año, la propuesta tuvo un aditivo extra, que fue el intento de difundir cuáles son los orígenes de lo que hoy conocemos como boliche o bar. Y para ello hubo que remontarse a los tiempos de las pulperías.

En este año 2012, se cumplirán 288 años de la instalación de la primera pulpería en la Banda Oriental. En un librillo editado el año pasado por el propio Ministerio de Educación y Cultura (en el que además se detalla el calendario de actividades para “Boliches en Agosto” en todo el país), se desarrolla buena parte de esta historia titulada “De la pulpería al boliche”. El mismo fue elaborado en base al archivo fotográfico del historiador Aníbal Barrios Pintos, y a su libro “Pulperías y Cafés: instituciones substanciales del vivir oriental”, de 1973.

De allí fue extraída la información para el presente informe. El dibujo que lo acompaña pertenece al francés Alfred Paris y se titula “Interior de la Pulpería”.

El dinero quedaba en las pulperías…

Ya existentes desde la época colonial, a las pulpería montevideanas también se les llamó “esquinas”, igual que en Buenos Aires, por la costumbre de estar ubicadas en los ángulos de las calles. Luego fueron conocidas también con el nombre de “casas de trato” o “de abasto” e incluso con la denominación de “tiendas pulperías”. En 1744 hay documentos que señalan en estos términos el perjuicio que ocasionaban las pulperías: “El poco dinero que entra en este puerto por vía de pagamentos de la tropa, que es el que solo pudiera circular, no circula en la República sino que se queda en dichas pulperías de géneros y abasto y de aquí es la suma pobreza del vecindario y su ningún adelantamiento”.

Algunos juegos prohibidos…

En estos lugares se practicaban algunos juegos que luego fueron prohibidos, en tanto provocaban en ocasiones quimeras, que finalizaban con la muerte violenta de uno de los contendores. Entre los juegos de naipes que se practicaron únicamente con la baraja española, los más populares de los primeros ochenta años de la ciudad, fueron los siguientes: Tres siete, Truque, Treinta y una, Paro, Banca, Pecado, Primera, Biscambra o Brisca.

La visión de algunos extranjeros…

El naturalista francés Auguste de Saint-Hillaire escribe en 1820 una completa descripción de una pulpería en la que se lee: “Botellas de aguardiente, comestibles, ponchos, algunas telas; un poco de mercería y de quincallería están colocados sobre las tablas. Un ancho mostrador se extiende de una pared a otra paralelamente a la puerta y forma una barrera entre el comerciante y las mercaderías de un lado y los compradores o los bebedores del otro. Estos se mantienen parados, a veces se acuestan sobre el mostrador, charlando tristemente, jugando o cantando sus estribillos lánguidamente, mientras que el caballo espera pacientemente en la puerta”.

Por su parte, en 1832, el naturalista inglés Charles Darwin escribe: “Pasamos la noche en una pulpería o tiendas de bebidas. Un gran número de gauchos acude allí por la noche a beber licores espirituosos y a fumar. Su apariencia es chocante; son por lo regular altos y guapos, pero tienen impresos en su rostro todos los signos de altivez y del desenfreno; usan a menudo el bigote y el pelo muy largos y éste formando bucles sobre la espalda. Sus trajes de brillantes colores, sus formidables espuelas sonando en sus talones, sus facones colocados en la faja a guisa de dagas, facones de los que hacen uso con gran frecuencia, les dan un aspecto por completo diferente del que podría hacer suponer su nombre de gauchos o simples campesinos. Son en extremo corteses; nunca beben una copa sin invitaros a que los acompañéis; pero tanto que os hacen un gracioso saludo, puede decirse que se hallan dispuestos a acuchillaros si se presenta la ocasión”.

7-2Después de la Guerra Grande

La pulpería uruguaya sufrió profundas transformaciones después de la llamada Guerra Grande. En la campaña fueron prácticamente los únicos lugares de contacto entre los hombres. Allí se hacía pronto amigos o enemigos, se hablaba largamente de la última penca, se discutía sobre marcas de caballos que se rectificaban en la tierra generalmente a punta de cuchillo, se recibían mensajes, se hablaba del próximo estallido de una contienda civil, del posible lugar donde se encontraba guarecido algún célebre matrero de la época, y quizás también se planeaba algún abigeato y contrabando o la emboscada a quien se aventuraba por las soledades de nuestros campos llevando codiciadas monedas de oro, muchas veces guardadas en buches de avestruz. En otras ocasiones, los temas inevitables de las conversaciones eran los precios de los ganados y de la lana, las condiciones climáticas del momento, las enfermedades de los animales, la langosta…

El pulpero

El pulpero sería también según las circunstancias, prestamista y fiel guardador de fondos; acopiador de nuestra industria madre; negociante de los frutos de la tierra; hombre de buen consejo; confidente; agente de marcas y señales y de correos; co- organizador de remates-ferias; padrino. Los ubicados cercanos a la frontera norte del país en su casi totalidad, seguramente acrecentaron sus utilidades por la venta de contrabando de frutos del o para el Brasil.

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