“Contempla en estos despojos lo que eres, lo que has de ser”
La exhumación de los restos humanos, una instancia dura, pero casi imprescindible
Reducir los restos de un familiar al tiempo de fallecido es una instancia dolorosa, traumática, al punto que muchos prefieren evitar e incluso aunque no lo digan, más de uno opta por desentenderse, no porque no les importe, sino porque no se sienten capaces de enfrentarla.
Es que se trata de una instancia seguramente desagradable, que remueve todo lo que tiene que ver con la muerte, que sigue teniendo una gran parte de misterio para el hombre y es además un choque con la realidad humana, reflejada magníficamente en los versos de Francisco Acuña de Figueroa, inmortalizados a la entrada de la necrópolis principal cuando entre otros conceptos señala:
“contempla en estos despojos lo que eres, lo que has de ser”.
Pero no sólo se trata de la instancia en sí, sino también de las condiciones en que se realiza la tarea.
Para algunas personas este aspecto es el más impactante. No sólo tiene que ver con las condiciones de higiene y de salubridad, que de por sí resultan deprimentes al manipularse los restos humanos, sino porque todavía en alguna medida siguen considerando a esos restos humanos como el ser vivo, aspecto nada sencillo por supuesto porque el hombre aún no ha resuelto totalmente el enigma del fin de la vida y la eternidad.
En la mayoría de los casos, la tarea es cumplida por funcionarios de la necrópolis y observada por los familiares.
En todo caso siempre se hace en el marco de una gran sensibilidad. La exhumación o reducción de los restos de la persona humana es una instancia de por sí discutida. Algunas culturas no admiten esto y consideran un sacrilegio la exhumación.
En cambio otras, incluso, admiten y autorizan a la Justicia a exhumar un cuerpo para realizarle una autopsia y en algunos casos en más de una oportunidad, si se trata de una muerte cuyas circunstancias no han sido aclaradas.
Existen opciones para quienes en vida han establecido su voluntad y son cremados y generalmente sus cenizas esparcidas en los lugares por ellos mismos elegidos.
En Salto existen dos lugares preferidos vaya a saber por qué para ser depósito de las cenizas: el río Daymán y el río Uruguay.
Otros optan por ser sepultados en cementerios parques donde una vez sepultados ya no se desentierran.
Pero siempre se hace (o se debería hacer) en el marco de un gran respeto, porque para la mayoría de los familiares del difunto, es un reencuentro con lo que aún permanece de quien fuera en vida un ser querido y este es el último contacto visual.
Lo que sigue es un acercamiento a la temática. Se recogieron algunos testimonios para tratar de entender, en la medida de lo posible, qué es lo que se siente en cada caso.
El Dr. Enzo Squillace dijo que se priorizan las condiciones de bioseguridad
Director de Necrópolis sostiene que existen procedimientos ajustados a las disposiciones del MSP que son actualizados
Los funcionarios deben adaptarse por una disposición interna
Para el director de Salud de la Intendencia de Salto, el médico Enzo Squillace, en la Necrópolis existen pautas para el manejo de los cuerpos y de sus restos, que son impartidas por el Ministerio de Salud Pública (MSP) y a las que los funcionarios deben adaptarse, por una disposición interna de la propia comuna.
Sostuvo además que la actuación de los trabajadores de los Cementerios debe estar ajustada a lo establecido por la Dirección de Salud Ocupacional del MSP. Squillace afirmó que “existen pautas que establecen las condiciones de bioseguridad fundamentales para el manejo del cuerpo y los restos”, los cuales están en “constante revisión y adecuándose a nuevos conocimientos”.
El director de Salud de la Intendencia de Salto, el Dr. Enzo Squillace fue consultado por EL PUEBLO para el presente informe.
– ¿Existen riesgos sanitarios para los operarios?
-La actividad que se realiza tanto en el manejo, traslado y sepultura de los cuerpos sin duda que implican riesgos sanitarios para los cuales se debe estar preparado. La manipulación del cuerpo desde el momento del fallecimiento, traslado, exhumación y reducción de los restos implica adecuarse a normas y pautas establecidas por el MSP y principalmente en lo que corresponde a la actividad de las Necrópolis, está regulada por la Dirección de Salud Ocupacional del MSP y así como también a la normativa local.
Dichas pautas establecen la forma de realización del trabajo y las condiciones de los operarios para minimizar el riesgo de contraer enfermedades.
-Si los hay, ¿cómo se prevén, qué precauciones se toman?
Desde el momento del fallecimiento, la causa de muerte queda establecida en el certificado de defunción, documento de fundamental importancia para el manejo posterior del cuerpo, situación por la cual se debe priorizar las condiciones de bioseguridad de los funcionarios que lo van a manipular, mas aún en el caso que el deceso sea por una enfermedad infecto contagiosa.
– Hoy hay nuevos riesgos de contraer otras enfermedades altamente contagiosas. En esos casos ¿hay un protocolo sanitario establecido?
Existen pautas que establecen las condiciones de bioseguridad fundamentales para el manejo del cuerpo y los restos posteriores del mismo, las cuales están en constante revisión y adecuándose a nuevos conocimientos, de ahí la importancia de la capacitación y de la educación permanente del equipo. El manejo responsable y seguro de este tipo de situaciones minimizará el riesgo siempre presente de contagio de enfermedades, sin dejar de lado el trato de respeto y de máxima sensibilidad que el procedimiento amerita, humanizando el procedimiento al máximo.
EL PUEBLO recabó testimonios de hijos que aún recuerdan el hecho con angustia
La reducción de los restos de un difunto puede resultar una experiencia realmente traumática para la familia
Lo que pasó con nuestra madre no puede pasarle a nadie más, dijo una de las personas que sufrió la situación Cristina fue al cementerio junto a siete de sus nueve hermanos para asistir a la reducción de los restos de su madre y se encontró con la sorpresa de su vida. “Lo que vivimos fue aberrante. Ver a la vieja tirada boca abajo en un basural, sobre escombros, basura y mugre fue algo traumático que todavía no hemos podido superar”, comentó a EL PUEBLO.
La reducción iba a llevarse a cabo el 30 de octubre, pero cuando los funcionarios del cementerio abrieron el cajón, se encontraron con que el cuerpo de la madre de Cristina estaba aún entero. La causa fue que el cajón en el que fue enterrada era blindado, lo que no favoreció a que se produjera la lógica descomposición. “Fue espantoso. Llevaron a la vieja al fondo del predio y nosotros pensamos que la iban a poner en una mesa de hormigón o en una pequeña morgue, pero la volcaron directamente en el basural. Fue un horror. La pobre vieja estaba entera y la volcaron boca abajo encima de la mugre”, acotó Cristina, quien aseguró que “cada vez que me acuerdo de lo que pasó, me aflora la angustia”.
Apenas vieron el cuerpo de su madre tirado en el basural, Cristina y sus hermanos decidieron comprar un cajón de madera y devolver a la finada al lugar donde se encontraba desde que falleció, para esperar un año más y luego sí hacer la reducción de los restos. “Tuvimos que salir corriendo a comprar un cajón y ahora mi vieja está en el lugar en el que estaba anteriormente. Nosotros hicimos todo lo que teníamos que hacer, pagamos todo lo que teníamos que pagar para que luego nos brinden este deplorable servicio. Es indignante”, añadió Cristina.
La dama, junto a sus hermanos, decidió elevar una carta a la Intendencia relatando lo sucedido con su madre. “Hablamos con el secretario del intendente y le adelantamos que vamos a enviarle nuestra queja, porque esto tiene que cambiar. No queremos que le suceda lo mismo a otra persona, porque somos seres humanos y no merecemos terminar así y tampoco ver que nuestros seres queridos terminen de esa manera. La idea es que se sensibilicen y hagan algo al respecto”.
Cristina no quiso ser crítica con los funcionarios que manipularon el cuerpo de su madre, porque “ellos estaban trabajando a su manera. Sinceramente no sé si siempre actúan así, porque nunca había visto un procedimiento de este tipo. Ellos hicieron algo que nosotros no pensábamos que iban a hacer, pero no sabemos si siempre hacen lo mismo”.
Cristina sacó fotos de las condiciones en que el cuerpo de su madre fue arrojado al basural, para tener pruebas del espanto que vivió. “Nunca en mi vida pensé que iba a pasar por esto. Fue muy fuerte y hasta ahora todos estamos angustiados. Yo tenía una perrita por 12 años y pagamos para enterrarla. No la dejamos tirada. Lo que le pasó a la vieja no puede pasarle a nadie más. Merecemos que el cementerio esté en buenas condiciones para este tipo de cosas que son muy delicadas”, concluyó Cristina.
UN NUEVO TESTIMONIO
“Cumplidos los tres años del fallecimiento de mi padre, con mis hermanos hicimos los trámites correspondientes y concurrimos al cementerio con los elementos solicitados: una funda de tela blanca, talco, y alcohol”, comenzó contando Sara, quien sufrió al ver la forma en que eran reducidos los restos de su progenitor.
La dama acotó que luego de entregar los elementos solicitados a dos funcionarios del cementerio, ella y sus hermanos se ubicaron a pocos metros del nicho donde estaba el cajón con el cuerpo de su padre, para observar el procedimiento. “No sabíamos exactamente qué hacer, porque era la primera vez que asistíamos a una reducción”, indicó Sara. Y agregó que los funcionarios “rompieron la tapa de material” del nicho y “sacaron el cajón, que estaba bastante deteriorado”. En este momento, afloraron las cucarachas y los ratones, “que los funcionarios pisaban con la mayor naturalidad”. Después llegó el momento de sacar el cuerpo, que “estaba entero, como disecado y con el pelo más largo, algo que no nos sorprendió porque sabíamos que es lo que sucede en estos casos”.
Inmediatamente, “los funcionarios removieron el cuerpo y con un cuchillo comenzaron a separar las extremidades y a despegar los músculos completamente secos, pero enteros, del cuerpo”, siguió relatando Sara. Entonces, “pensamos en interrumpir el proceso y pedir que dejaran el cuerpo un tiempo más en el nicho para que terminara de descomponerse. Pero luego pensamos que tal vez pasaran años y no se descompusiera más de lo que estaba, por lo que decidimos no mirar más y esperar a que colocaran los huesos en el nicho definitivo”.
Lo peor vino luego, cuando los funcionarios procedieron a colocar las partes del cuerpo en un espacio “tan pequeño” que tuvieron que hacerlo a presión, con un esfuerzo “extremo” para que entrara el cráneo.
“Lo que nos conmovió fue ver que desarmaron el cuerpo con cierta brutalidad, sin importar que estaba entero y sin explicarnos que igualmente debían hacer ese trabajo de esa forma. Colocaron los huesos sin el menor respeto o consideración tratándose de una persona”, concluyó Sara.
A raíz de una muerte dudosa
El caso de Charly Ferreira, una de las exhumaciones por orden judicial más comentadas en los últimos tiempos
Un caso muy particular de exhumación fue el de los restos de Charly Ferreira, un joven cuya muerte estuvo rodeada de algunas circunstancias que hasta el día de hoy la Justicia no ha aclarado fehacientemente. Pero a raíz de instancias judiciales, el cuerpo del joven Ferreira fue sometido en primera instancia a la autopsia correspondiente y sepultado en el cementerio de barrio Artigas.
Tres años después y siempre por oden judicial, los restos fueron exhumados y llevados al Instituto Técnico Forense de Montevideo, para realizarle nuevas pericias forenses.
Posteriormente, mediante la contribución pública incluso, su padre logró traer nuevamente los restos del joven Charly a Salto para devolverlos al cementerio de barrio Artigas. En este caso incluso se puso dudas de que el cuerpo reintegrado fuera realmente el del infortunado joven salteño.
RECORDANDO EL CASO
La muerte de Charly Ferreira se registró el 22 de Abril del 2007 y la exhumación que mencionamos se hizo en abril de 2010, los restos fueron enviados a Montevideo en busca de nuevos elementos para determinar qué le pasó.
La exhumación del cuerpo de Charly Ferreira se realizó en el Cementerio del Barrio Artigas bajo estrictas medidas de seguridad, luego que la Justicia Penal de 4º Turno, reviera una decisión adoptada por la misma sede judicial y accediera a realizar esta medida para despejar el manto de dudas que se teje sobre este caso.
Charly Ferreira, un joven de entonces 23 años de edad apareció muerto sobre la ruta 31, cerca de su casa en barrio Albisu, en la mañana del domingo 22 de abril del 2007, luego de que fuera conducido por la Policía desde un local bailable en la localidad de Tropezón. Desde ahí nadie más lo vio, hasta que su cuerpo apareció sin vida.
Según la versión oficial, el joven estaría en estado de ebriedad y se acostó a dormir sobre la ruta, siendo atropellado por un automóvil, aunque nunca pudo determinarse tal cosa. Sin embargo, su padre, acusa que este caso está plagado de irregularidades, y denunció que en este hecho estaría involucrada la Policía. Por el momento, las investigaciones se profundizan, tratando de alcanzar datos fehacientes que permitan esclarecer el caso.
COMPLEJO
Juan Barreto es el padre natural de Charly Ferreira. Desde hace casi tres años, su cara aparece en los medios de comunicación reclamando justicia por la muerte de su hijo, hecho del cual dice estar convencido que participó la policía. El hombre se propuso llegar hasta lo último y es por eso que el caso fue denunciado ante las autoridades ministeriales, el Fiscal de la Policía y la Dirección de Asuntos Internos.
Pero además, Barreto cree que ahora sí se está avanzando en la investigación de la muerte de su hijo. Cuando ocurrió el hecho, la Policía le comunicó que su hijo había sufrido un accidente. Que ellos lo habían retirado del local bailable de Tropezón por desorden, y que en el momento que fue detenido por funcionarios de la Seccional Sexta de Policía, él estaba alcoholizado.
La Policía le dijo a Barreto que el joven fue llevado en el móvil hasta una zona cercana a su casa, en barrio Albisu, y que luego, por cómo apareció el cuerpo, se habría acostado a dormir en plena ruta 31 y que su cabeza fue aplastada por un vehículo en su parte superior, causándole la muerte.
Pero este hombre no se convenció con esta historia y fue más lejos aún. Denunció que ese día, el comisario a cargo del operativo, lo citó a la Seccional Segunda, cuando el cuerpo de su hijo se encontraba en la Morgue. Dijo que éste no le permitió ir a reconocerlo y le puso de antemano su versión de los hechos.
Barreto denunció además que la Jueza Penal que entonces tomó el caso, la Dra. Beatriz Larrieu, tomó por cierta la versión de la policía, que la médico forense Wendy Zelayeta le dio una explicación que a él no lo convenció y que por eso pidió la exhumación del cuerpo de su hijo, puesto que “está convencido” de que “hay algo más” en la muerte de su hijo. Sindicando a los funcionarios policiales que lo trasladaron esa noche como los “responsables” de lo que le pasó a Charly.
Tanto la magistrado como la médico forense dieron por cerrado el caso, entendiendo que lo que surgía de las pruebas era claro. Y que lo demás sólo eran hipótesis.
Pero tras el relevo de la Dra. Larrieu de la sede judicial, Barreto volvió a insistir junto a su abogado, Walter Emmenegger, y volvieron a solicitar que se realizara la exhumación del cadáver para que sea analizado por los peritos del Instituto Técnico Forense (ITF) en Montevideo, para que aportaran otra conclusión sobre este caso, para poder saber si realmente Charly Ferreira fue objeto de violencia y su fallecimiento fue por esta causa.
Fuentes consultadas en la materia señalaron que si bien no es lo habitual, han habido casos de exhumaciones para nuevos estudios incluso tras mucho tiempo más.