A las 23:44 horas de este martes la Central de Comunicaciones del Cuerpo de Bomberos de Viña del Mar dio por superada la emergencia forestal que devastó la Ciudad Jardín desde el viernes por la tarde.

La Central de Comunicaciones de Bomberos manifestó que «se agradece a los 1.930 bomberas y bomberos pertenecientes a 80 cuerpos de siete regiones del país, y en especial a los bomberos de Viña del Mar, que dieron todo de sí para combatir» uno de los mayores incendios registrados en el país.
La catástrofe en la Región de Valparaíso, que también afecta a otras comunas, ha dejado miles de casas quemadas y 131 personas fallecidas.
Pompeya, un páramo de escombros tras mortíferos incendios en Chile
QUILPUÉ (Xinhua/Cristóbal Chávez Bravo) – Ráfagas y lluvias de fuego recuerdan aún pasmados los vecinos sobrevivientes de la comuna chilena de Quilpué, en el suburbio de Pompeya, en la Región de Valparaíso (centro), como una fatídica paradoja que también terminó destruida como la ciudad romana, pero ahora por los incendios que azotan al país sudamericano, los más mortíferos en su historia.
El viernes pasado, la dueña de casa, Marlene Hernández, de 59 años, iba a celebrar su cumpleaños y aunque sabía de los incendios, no le tomó importancia hasta que el fuego cambió súbitamente de dirección.
«De repente cambió la dirección del viento y ya el humo era insostenible. No se podía respirar, empezó a avanzar muy rápido y cuando ya vimos que esta cosa estaba para mal, no tuvimos tiempo para nada», señaló a Xinhua la señora Hernández, quien por fortuna logró salir.
Quilpué está a unos 120 kilómetros al noroeste de la ciudad de Santiago y su población se encumbra en los varios cerros que caracterizan su geografía como Pompeya, que tras los siniestros ha quedado como un páramo atiborrado de escombros y cadáveres, que poco a poco han sido retirados e identificados por las autoridades.
Hernández rememoró que las llamas comenzaron a quemar casa por casa; los tubos de gases explotaron y dejaron un gran número de fallecidos, entre ellos vecinos, ancianos, animales y familias completas.
«Haber perdido lo que era nuestro, nuestro sacrificio, es un dolor grande. Esto fue terrible, es terrible y va a seguir terrible», dijo con una resiliencia encomiable, porque la chilena no dudó en confesar que se unirá a sus vecinos y «tirará para arriba» tras esta catástrofe.
«No nos quedó nada, de brazos cruzados», comentó, mientras de fondo personas levantaban escombros calcinados por las llamas en Pompeya, que pareciera que hubiera sido el escenario de una guerra.
Otro de los habitantes del suburbio de Pompeya, Juan Pérez Barraza, recordó a Xinhua que la tarde del viernes pasado, cuando iniciaron los siniestros, vio algo luminoso en el cielo.
«Pareciera que hubiera llovido fuego, literal», dijo, al comentar que fue a buscar a su papá y arrancaron a un villorrio cercano que también se incendió.
«Fue todo muy rápido, el viento soplaba. Animales y gente botada en el suelo ahogada (…) pareciera que hubieran tirado una bomba de napalm, es un desastre. Me enteré que un amigo se murió salvando a su mamá, otra amiga murió salvando a su papá, calcinados. Perdí todo», dijo.
Según el último informe del Servicio Médico Legal chileno, al menos 99 personas han muerto en los incendios o producto de las secuelas de las quemaduras, aunque el mismo presidente de Chile, Gabriel Boric, ha señalado que la cifra aumentará.
«Una de las urgencias más acuciantes es recuperar los cuerpos de las personas que han fallecido, esto es prioritario», dijo Boric a la prensa este domingo tras visitar Quilpué.
«Se aborda con sentido de urgencia porque sabemos la angustia y el dolor terrible, lacerante, que tienen los familiares, los seres queridos y a todos quienes en el proceso de rescate de remoción de escombros les toca encontrarse con el cuerpo de una persona fallecida. Por lo mismo he instruido darle celeridad a este proceso», agregó el mandatario.
Boric decretó a partir de mañana lunes dos días de duelo nacional, tras expresar que «es Chile entero el que sufre y llora a nuestros muertos».
Los incendios, que iniciaron el viernes pasado en diferentes puntos por motivos que aún se investigan, han quemado al momento más de 11.000 hectáreas en varias localidades de la región de Valparaíso.
Se contabilizan, además, entre 3.000 y 6.000 viviendas con algún tipo de destrucción, en medio de una ola de calor que azota a la nación sudamericana este verano austral.
A raíz de la emergencia, se ha decretado estado de excepción por catástrofe para desplegar recursos extras y permitir la intervención de los militares, al tiempo que se declaró una alerta sanitaria en la región.
Se trata de la peor tragedia en el país sudamericano desde el terremoto de magnitud 8,8 de 2010 que dejó 525 personas muertas, según cifras oficiales, tanto por el sismo como por el posterior tsunami que azotó la zona centro-sur del país sudamericano.
La Conaf entregó un balance en el que actualizó las cifras relacionadas con la peor emergencia que ha azotado a Chile en años recientes, desde el terremoto de 2010, con al menos 122 personas fallecidas hasta ahora, de las cuales solo 32 han podido ser identificadas, y más de 31.700 hectáreas arrasadas por el fuego.
El punto más catastrófico fue en la región costera de Valparaíso (centro), unos 100 kilómetros al oeste de la capital, Santiago, donde las llamas calcinaron villas completas el fin de semana, en su mayoría precarios asentamientos regados en los cerros.
El rápido avance de las llamas a causa de los vientos, las altas temperaturas y la baja humedad, fue el detonante del total de muertes reportadas al momento, un número que aumentará de manera «significativa», advirtió el presidente chileno, Gabriel Boric.
De acuerdo con las proyecciones del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, una cifra preliminar de 15.000 casas han resultado destruidas o dañadas al paso del fuego en las localidades de Quilpué, Villa Alemana, Valparaíso y Viña del Mar, el principal balneario turístico de Chile que por estos días atrae a miles de veraneantes.
En Valparaíso y Viña del Mar, de cara al océano Pacífico, los equipos combaten el mayor incendio activo en el complejo Las Tablas, en la reserva nacional Lago Peñuelas, donde se originó el fuego el viernes pasado en varios focos simultáneos, por lo que el Gobierno sospecha fueron provocados de manera intencional.
Tal incendio ha consumido unas 8.500 hectáreas, mientras que en las comunas vecinas de Quilpué y Villa Alemana, situadas al interior de la región, núcleo de la emergencia, el siniestro del sector Lo Moscoso ha carbonizado 1.500 hectáreas y unas 100 viviendas, según cifras preliminares, y se mantiene con intensidad baja.
El Gobierno decretó hace unos días estado de catástrofe en la región de Valparaíso para facilitar la entrega de recursos y permitir la entrada de los militares, además de instalar un toque de queda nocturno para resguardar el orden público, descongestionar las calles y apurar el levantamiento de cuerpos entre medio de los escombros.
En la región Metropolitana de Santiago (centro), los organismos de emergencia han decretado una alerta amarilla por la ocurrencia de tres incendios forestales en localidades rurales, con especial atención al municipio campesino de Alhué, en la provincia de Melipilla, donde se han perdido 467 hectáreas de vegetación.
En el centro sur del país austral, en la región agrícola de O’Higgins, 73 personas han quedado sin casa por las ráfagas de fuego que se originaron en tres sectores de la región, con la quema de 9.081 hectáreas hasta este lunes, con uno de los focos que permanece aún fuera de control, en la comuna de Pumanque.
En la región del Maule, reconocida por sus viñedos, los cambios en la dirección del viento han dificultado la extinción de los 13 incendios que se mantienen activos, frente a lo cual más de 20 brigadas, bomberos, voluntarios, aviones y helicópteros trabajan para evitar la dispersión de las llamas que consumen al momento 3.748 hectáreas.
Más al sur, en la región de La Araucanía, los cerca de 13.000 habitantes del municipio de Galvarino fueron llamados el domingo a evacuar por las autoridades ante el acercamiento de los incendios a los sectores poblados, ubicándose la mayor cantidad de personas en el estadio de la comuna, mientras que el municipio de Lonquimay ha sufrido la pérdida de 1.393 hectáreas.
La Araucanía se sitúa entre las regiones con mayor cantidad de pobreza en el país andino, y fue una de las más afectadas por los magnos incendios del año anterior, con un 63 por ciento de las labores de reconstrucción ejecutadas, según datos del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
Por último, la región sureña de Los Lagos se mantiene bajo alerta roja por los incendios que se diseminan con velocidad en los municipios de Puerto Montt y San Pablo.
Chile enfrenta la más cruda tragedia desde el terremoto de 8,8 grados de magnitud y posterior tsunami de 2010, que dejó 525 personas muertas y 23 desaparecidas, según cifras oficiales.
Foto: Str/Xinhua
UyPress – Agencia Uruguaya de Noticias
