Desde luego que son los más difíciles de conseguir, pero los cambios culturales son los únicos que nos dejan satisfechos. A poco de profundizar en las infracciones que se cometen en tránsito, las que generan los incendios y sobre todo que atentan o directamente destruyen el ambiente, veremos que son producto de una conducta humana equivocada.
Que sepamos hasta el momento los uruguayos, así en general porque no hablamos de las excepciones, somos transgresores y por lo tanto la única ley que nos lleva a recapacitar y a cambiar de conducta son las multas onerosas o la sanción penal de las infracciones.
Cuando vemos las infracciones que se cometen a diario en el tránsito urbano o carretero, nos detenemos a analizar si es por ignorancia o por el hecho ya sea de adelantarse o de “ganarle” a otro conductor. En estos casos aunque no se diga parece obvio que el lograr adelantarse o relegar al otro aparece como el “premio” obtenido.
Ni que hablar en los incendios intencionales o por descuidos, que surgen cuando hay una manifiesta intención de ignorar o transgredir las disposiciones sobre el tema.
Tampoco se miden las consecuencias que pueden llegar a tener sobre los bienes o la vida misma de terceras personas.
Salvo los psicópatas incendiarios o piromaníacos, no podemos entender porque no se toman las medidas aconsejadas en casos de hacer un asado supuestamente para disfrutar con familiares o amigos, sobre todo cuando se trata de lugares ventosos.
Las casi 400 hectáreas destruidas por el fuego en Piriápolis en los últimos días son prueba de ello.
Pero no es menos grave lo que hacemos a diario con los recursos naturales. Muchas veces contribuimos a arruinarlos, a malograrlos o sencillamente a destruirlos.
Nunca hemos entendido que al arruinar la naturaleza nos estamos arruinando o destruyendo todos. Tan es así que las abejas, uno de los seres más indefensos y beneficiosos para la humanidad está siendo eliminado metódicamente por los seres humanos, debido a los productos químicos que se utilizan en la agricultura y la horticultura. Que sepamos nadie parece preocupado por este tema, salvo los apicultores.
Se nos dirá que existe prohibición de importar y utilizar algunos productos que se ha comprobado que afectan la producción de miel y terminan destruyendo a las propias abejas, pero nada se dice de los productos que ingresan de contrabando.
Esto no es más que una rápida síntesis, pero estamos seguros que sirve para ubicarnos en el tema.
A.R.D.