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jueves, 10 de abril de 2025
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La tarde de los candados

Diario EL PUEBLO digital
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Salto Fútbol Club 0 Paysandú Fútbol Club 0

¿Cómo se puede ambicionar un fútbol más o menos pensado, con equilibrio y amplitud en materia ofensiva, si los cerramientos campean?
Porque fue la tarde de los candados. No hubo quien abriera alguna humilde parcela, para que la intención fluyera más o menos sin marca a la vista.
Porque el 0 a 0 entre Salto y Paysandú, fue la perfecta síntesis del no poder, a tal punto que en el primer tiempo, NI UNA SOLA SITUACIÓN OFENSIVA más o menos remarcable.


45 minutos sin chances de gol.
45 minutos de cortes en todas sus manifestaciones posibles.
En los 28′ minutos del segundo tiempo, lo posible se transformó en la nada, cuando el árbitro no sancionó una mano en el área. Debió ser penal a favor de Salto. Nadie la vio de la terna y Salto se comió la bronca. Dos minutos después, Bassadone le entró durísimo a Darío Giovanoni y vio la roja.
Habría que admitir que en el segundo tiempo, Salto por lo menos señaló una actitud más abierta, hasta menos confusa en la pretensión de buscar.
Pero cómo encontrar acaso, cuando se plantea un rival que terminó apostando al operativo de defensa y nada más? Porque recién en los 45′ de esa recta final, el ingresado Martíns alcanzó la diagonal primero para ganar posiciones centrales después y disparar directo a las manos de Jorge Fleitas.
¡La única señal ofensiva de Paysandú en todo el partido!
Ocurre que el equipo en manos de Juan Ramón Silvera defendió sobre la base de la eficacia táctica, pero cuando tentó la partida, la misma bajante pronunciada en materia de contenido. La inexistencia de fórmulas, para torcer el destino casi cantado del empate.
En la recta final, Joaquín Burutarán metió variantes, pero sin mayor respuesta. ¿Cómo romper el cerrojo? ¿Cómo ganarle a la seguridad de los candados, en esa tarde sin llaves a mano y respuestas al margen de la eficacia más o menos vital?
Darío Giovanoni peleó cada pelota dividida, pero sin alcanzar rentabilidad. A Fededrico Pereira la pelota le llegó dividida y los ingresos de Bruno Camargo y Emiliano Maciel, entre otros, sin ofrecer la pretensión de alterar el orden.
El generoso y pertinaz ida y vuelta del «Pony» Pintos, lo que supuso Nicolás Morales para ser líder natural…pero después, ¿cuánto más Salto en medio de la abrumadora asamblea para que las incidencias de ataque fuesen muriendo, condenadas en un penumbroso callejón sin salida?
Por eso el 0 a 0, hasta guarda relación con la lógica misma.
Candados por aquí y por allá. Candados inviolables, por los laterales o por sectores medios, con dominio a ultranza de los destructores de ocasión.
Al fin de cuentas, el 0 a 0 de la historia con final cantado.
¿Ganaron un punto o perdieron dos puntos? Esa es la cuestión.
Y después de todo, los candados escribieron su propia historia. Ellos: los dictadores.
¡Los candados-dictadores! Ellos fueron. Y se quedaron con el cero en el bolsillo. Habría que preguntarles si esa fue la pretensión. La del fútbol sitiado. Y vacío.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-

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