-Al fin de cuentas, solo tenes 42 años.
«A través de la edad, uno va descubriendo etapas, que van haciendo a la madurez. Uno debe mirar para atrás y valorar estos tres años, porque hacen a la experiencia que se va acumulando»
-Estás en un medio siempre desafiante. El fútbol argentino lo es.
«Pero sin dudas. Y en el caso de Talleres es un club con historia, con mucho arraigo en la gente de Córdoba. Ese reparto de la pasión con Instituto».

-Los resultados a favor que no te han faltado. Incluso contra los grandes de AFA.
«Esa es otra lucha que está planteada. Justamente, cada partido frente a algunos de ellos, uno siente que se está jugando algo especial. Y haberles ganado en condición de visitante, claramente hace a la alegría personal y colectiva»
-Hay que suponer que el hincha de Talleres, no es un hincha más.
«Es un hincha que bien sabe la historia de ese club, de los jugadores que pasaron y los resultados que no han faltado. Es solo llegar a Córdoba, identificarse con ese entorno deportivo, para reconocer el vuelo de Talleres. No es un equipo más. Es un nombre pesado. Entonces, te exige».
-No queda otra que estar a la altura de la ocasión.
«Ese es el fin. Al Talleres no le faltó protagonismo en el último campeonato local. Marcamos una idea, una actitud y la recompensa se plantea entre el contenido del fútbol que se predica y el resultado».
-¿Sos Director Técnico de Talleres de Córdoba hasta cuándo?
«Hasta diciembre. Hasta ahí llega el contrato nuestro. Todo hace pensar que lo cumpliremos».
-¿Chance de variar el destino o simplemente no por ahora?
«En situaciones como estas, nunca faltan las especulaciones. Incluso se manejan nombres. Pero lo digo con franqueza: con nosotros nadie hablo»
-Aunque no te faltan ilusiones.
«Hay que tenerlas. Yo también las tengo»
El «Cacique» es de la esencia inalterable. Es solo comprobarlo.
Porque más allá de la proyección en el fútbol nacional primero e internacional después, pegarse una vuelta por Salto tras algo más de dos años, es reencontrar los afectos que permanecen vigentes en el tiempo.
Por eso el martes a la noche la TV se encendió en la casa de Dany Samit, para que ALEXANDER MEDINA compartiera la velada.
El fútbol junta, acumula sensaciones y con Uruguay para ver.
Es el «Cacique» para ser reconocido en algún paseo público, como en el mediodía de ese martes. Una plaza salteña, para sentirse libre también y que la familia se sume.
Hay momentos para sentirse «uno más entre los comunes», sin azotes de tipo alguno.
Al fin de cuentas, hay quienes necesitan de ese tiempo al margen de sofocones o de exigencias.
Un tiempo de solaz, de tregua. Hasta de elevar los ojos al cielo o tomar un café con uno mismo, para que la mirada hacia adentro no deje de ser posible.

UN MAÑANA
PARA AMANECER
La noche de ese martes.
Algunos minutos de EL PUEBLO con el «Cacique».
Tan solo los suficientes. Nada más que los necesarios.
El límite de los tiempos, que ahí están….
«Porque no niego que fueron meses intensos y uno precisa de esta paz que aquí encuentra y hace bien. Allá también a las vueltas con esto de la pandemia, lo complejo que fue al inicio. Ese adaptarnos a una situación nueva».
-Hablaste de ese fin de año con Talleres y después calibrarse.
«El club ha podido transferir jugadores, porque eso es parte de la búsqueda de un club deportivo también. Lo bueno es que siempre fue quedando una base de jugadores, por lo que entonces la idea siguió siendo posible».
-¿Que pasa si a fin de año, esa base plantea su final en el club?
«Entonces no seguiría en Talleres. En esas condiciones no».
-Seguro que no te faltan sueños. Alguno hay que tener a mano…
«Y bueno….hablo de la selección uruguaya o dirigir en Europa; ¿cómo no tener ese doble sueño? Pero insisto con lo de mi edad. Con los 42 años que tengo y con estos tres años de entrenador. El ir de a poco, de no saltear ninguna etapa, porque la madurez que se alcanza no es de un día para el otro. Eso lo tengo claro. La madurez no es cosa menor. En la vida y en el fútbol, también es lo que cuenta. Y cuenta para bien»
Alexander. El «Cacique». El que jugó.
El que es DT. El de Nacional. El de Talleres.
El que le ganó a los «grandes» de AFA.
Pero el que no renunciará a aquella esencia.
Bien de «Cacique». Bien de Alexander.
Y aquella flecha al gol, que la memoria rescata.
Porque aquel…también es él.