Una persona me dijo textualmente: «La semana pasada le estuve prestando atención a una serie de entrevistas que le hiciste a tres o cuatro políticos que llegaron de Montevideo, y me pareció que los tipos tenían en la cabeza el mismo cassette, el mismo entre ellos (aunque eran de partidos distintos) y el mismo que repiten desde hace por lo menos 30 años todos los políticos que escucho».
Me decía además, que tenía la sensación a veces, que cuando un gobierno asume, le pasa su “discurso opositor” para que lo use el gobierno saliente; como si se lo prestara para que lo memorice y repita durante unos años (habitualmente 5) y después seguramente volver a intercambiar roles y discursos. Seguimos charlando, me dio dos o tres ejemplos, y después me dijo: «Mirá… lástima que yo no tengo tiempo, si no, me podría a buscar archivos y vas a ver que se repite exactamente lo mismo…».
Entonces me puse a pensar, a buscar, a comparar, y pude hacer lo que sigue a continuación, y que (algunos fragmentos) subí a las redes sociales hace pocos días:
He aquí una síntesis de las expresiones más repetidas por los políticos uruguayos (de todos los partidos) en los últimos 20 años:
1-«Venimos a conocer de primera mano los problemas de los vecinos…».
2-«Este es el mano a mano que la gente nos pide…».
3-«Lo hacemos por vocación de servicio…».
4-«Sabemos que cometimos errores pero…».
5-«Al fin y al cabo el objetivo es mejorarle la calidad de vida a la población…».
6-«Hemos elaborado propuestas claras, creíbles y posibles…».
7-«Estas propuestas surgen después de un análisis profundo con un gran equipo de especialistas…».
8-«Para nosotros es una gran responsabilidad y un orgullo…».
9-«Estamos fuertemente trabajando para esto…».
10-«Es un problema que hay que atacar de raíz…».
11-«Siempre con la participación de todos los actores sociales involucrados…».
12-«Lo venimos diciendo desde el primer día…».
13-«Las cosas mal hechas hay que combatirlas de donde sea que vengan…».
14-«Tenemos que generar oportunidades para todos…».
15-«Hay que salir a buscar inversiones…».
16-«Es prioridad generar fuentes de trabajo y podemos hacerlo…».
17-«Tenemos que promover el desarrollo…».
18-«Está claro que lo que está faltando es voluntad política…».
19-«Nos merecemos una vida más digna…».
20-«Al final del día la gente va a juzgar gestiones…».
21-«Hoy el escenario es otro…».
22-«Lo importante es escuchar a la gente…».
23-«Son reclamos que nos llegan todos los días y que no pueden esperar…».
24-«Entre todos es posible…».
25-«Queremos devolverle a este hermoso departamento (o país) parte de lo tanto que nos ha dado…».
26-«A redoblar los esfuerzos…».
Tomé como referencia algunos discursos de la campaña electoral de 2004, otros de 2009, de 2014, de 2019 y algunos que estamos escuchando este año. Ahora bien, pregunto: en ese resumen de 26 puntos (al que seguramente se le puede agregar varios más), ¿dije en algún momento que se trataba de «mentiras»? No, simplemente les llamé «expresiones que se repiten».
Sin embargo, un lector me dijo: «Te felicito, tendrías que patentarlo, has escrito el Diccionario ďe la Mentira Política», y varios más fueron en sus comentarios por el mismo camino. Cito un par más:
«Es triste pero es la verdad. Lo peor de todo es que hay personas que se comen la pastilla».
«Muy cierto, repetidos discursos de los actores políticos, como cuando nos aprendíamos de memoria los textos para recitar en clases o salvar algún examen».
Es que no cabe dudas que existe ese cassette. No cabe dudas que el ser político constituye, de alguna manera, un oficio que para practicarlo requiere aprendizaje. Y parte de ese aprendizaje es el de «pulir» los discursos. Poco a poco el político se va haciendo cada vez más experto en el arte de hablar y en ese hablar parece que no pudiera evitarse una serie de clichés que se vienen utilizando desde hace muchas décadas.
Entiéndase el vocablo «cliché» como «molde» o «plancha de imprenta», es decir, metafóricamente hablando, expresiones muy rígidas que se repiten con automatismo y que por ende ya casi están vacías de un contenido vivo.
Mi abuela, siempre muy observadora y hábil para adjudicar sobrenombres a las personas, a un destacado político uruguayo lo había apodado «el hornero», porque según ella «construía todo solo con el pico».
En fin, vuelvo un poco para atrás, para decir que cuando la gran mayoría piensa que esos clichés, expresiones repetidas, frases gastadas, discursos harto trillados o cassettes automáticos, son equivalentes a mentiras, es una mala señal…muy mala Es una señal inequívoca de desconfianza, de descreimiento cada vez más acentuado de la ciudadanía en quienes están o aspiran a estar en cargos de decisión que involucran a toda una sociedad..
Y cuidado… Esto es más grave que lo que algunos puedan creer. Esto es, ni más ni menos, que una progresiva corrosión o desgaste de la Democracia.
Otra persona, que habitualmente lee con atención las notas políticas que publica EL PUEBLO, nos comentaba este sábado que le parecía «increíble que un político como Fulano de Tal, con esa hipocresía que todo el mundo sabe que tiene, siga teniendo tanto apoyo y tantos votos en cada elección». “¿Cómo puede ser que tanta gente todavía lo siga?”, se preguntaba.
Pero en realidad, no debería sorprendernos ni parecernos increíble. Al contrario, es lo normal que así sea: más votos tendrá quien más ilusiones cree en la población, aún con la hipocresía de saber que no podrá cumplir con lo que dice. Quien más empleos, terrenos, viviendas (o lo sea) ande ofreciendo a diestra y siniestra por todos lados, delo usted por hecho que será el más seguido y el más votado. Es penoso, pero es así.
¿Eso es jugar con la gente, con sus necesidades y sus ilusiones? Por supuesto que lo es, pero también es sabido que la ceguera moral existe y que por lo tanto, a muchos poco les importa «usar» a quienes ingenuamente les brindan su confianza, con tal de tener más y más poder. Ceguera moral digo, porque ya ni siquiera logran ver con lucidez lo que van sembrando (los estragos que en muchos casos van causando) en esa carrera loca y desesperada hacia las altas cumbres del poder.
Estimado lector, ¿qué le parece si me ayuda y seguimos construyendo el Diccionario de la Política? Estamos en pleno año electoral…Hasta mayo del año que viene por lo menos, material no nos va a faltar…
(Pero tenemos que hacerlo todos juntos…poniéndole un pienso…entre todos…y nada…sin divisiones, sin profundizar las grietas…y nada…poniéndole un pienso…¡a redoblar esfuerzos! ¡Viva la Patria!…y nada…que falta poco y la victoria será nuestra).