El inexpresivo Uruguay que no sabe a qué juega y cómo jugar.
Ausente de todo y lejano siempre. Argentina fue perfecta. Una lección de fútbol. De Paul es brillante. El manejo de pelota de Argentina fue envidiable. Uruguay es la consecuencia cabal de su técnico oxidado y en estado de coma. Con jugadores malhumorados, en algunos casos vacíos de rebeldía. Esta selección a veces, maltrata la esencia. No hay un Ruso Pérez ni un Lugano. Un pesto amargo. Y una Argentina para admirar. Fue el fútbol. Uruguay: la miseria que sangró. El 3 a 0 de Argentina se mete en la historia.
Hiere a Uruguay, porque además, todos vimos los que pasó. Las imágenes reflejaron el bailongo de los hermanos del Plata, mientras los nuestros fueron endebles expositores de la tibieza. Desde Messi y socios, el 1 a 0 transitorio por culpa directa de Muslera, que cuando se equivoca, no anda con vuelta: Uruguay lo paga caro.
El segundo gol por Rodrigo De Paul fue un mazazo y Lautaro Martínez culminó la obra con el 3 a 0. En la recta final, Tabárez introdujo variantes. De nada valió, porque está claro que el ya poco creíble conductor, mal maquina el rumbo de una selección imperfecta, nublada y grave también que en la mayoría de sus jugadores, sin señales de reacción temperamental. Es ahí, cuando la esencia pegó el grito de desconsuelo. Argentina en verdad fue admirable. Generosidad en la aplicación de argumentos certeros, vitales, con llamarada de desniveles en todos los sectores.
Es cierto que Uruguay fue eclipsado en toda la línea. Menos mal que perdió Ecuador. El jueves de los celestes en Brasil. 0 a 0 ante Colombia; 0-3 con Argentina.
La crisis del gol, a cuenta de una selección apedreada desde la crítica por el común de la gente, ya escasamente tolerante ante la inexpresividad cargada de elocuencia.
Y para colmo de males, con un conductor de vaciada certeza y carisma, expuesto a la hondura de sus más arrogantes caprichos.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-
