Días atrás nos dedicábamos en estas columnas a opinar sobre la autorización a las tabacaleras al uso de cajillas blandas, hasta el momento prohibidas en el mercado uruguayo, en lugar de las únicas que están permitidas y que tienen entre otros aspectos, su característica dureza.
Dábamos a conocer entonces nuestro temor de que no se tomara como un “afloje” en las exigencias que han llevado a que el país sea considerado un verdadero adelantado en la protección de los consumidores, sobre todo aquellos que han optado por no fumar.
Recuérdese que esto le costó al gobierno anterior el tener que enfrentar un juicio internacional, por un millón de dólares, del que felizmente salió airoso.
En esos momentos se discutía aún si la disposición había sido planteada por los fabricantes o no. Por entonces la posición oficialista se centró en la erradicación del contrabando. Por nuestra parte sostuvimos y lo seguimos haciendo de que esa lucha no les correspondía a los legisladores, sino a los organismos de control, Aduanas y demás.
Nuestro temor era y es de que la tabacalera, que hasta el momento subsistía en el mercado pese a los límites que le había marcado el gobierno anterior, consideraran que “presionando” podrían derribar las barreras impuestas.
Lo nuevo en la materia es que el gobierno ha aceptado, cosa que hasta el momento no había hecho, que la medida se tomó a solicitud de la tabacalera del Uruguay.
Cosa que era sabida pues a quien beneficiaba era sólo a esta, que teóricamente quedaba en mejor posición para competir con los cigarrillos contrabandeados.
Nuestro temor hoy va más allá. Supongamos que la medida tiene incidencia en el mercado (cosa que dudamos), lo que estaría promoviendo no es un cambio de los cigarrillos contrabandeados a los nacionales, sino que bien se sabe que las consecuencias serían una mayor venta en el mercado interno. O sea que más uruguayos se volcaran al mercado consumidor de tabaco.
¿Quién podría determinar si los compatriotas nuevos consumidores de cigarrillos, son los que han dejado de consumir cigarrillos de contrabando para pasarse a los fabricados aquí o si son lisa y llanamente nuevos fumadores?
Nuestro temor radica en algo de mucha incidencia en el aspecto comercial. Toda medida busca mejorar y ampliar las ventas, es decir el mercado y si no fuera así no tendría sentido.
Esperemos que sólo se trate de temores infundados.
A.R.D.
La lucha contra el tabaco
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