Fue apresado ayer el sujeto acusado que luego de pedirles dinero y ofrecerles un arma para la venta a sus víctimas las despojaba de dinero o de sus teléfonos celulares. Ayer por la tarde un importante número de denunciantes concurrió hasta la sede penal de la calle Artigas, para testificar cómo habían sufrido el asalto, reconociendo al individuo detenido como el autor material del hecho.
Pero se trata de un menor de 16 años de edad, domiciliado en el barrio Minervine y además el arma no aparece. El detenido habría hecho hincapié en que jamás contó con un arma en su poder y reveló ante la justicia que si bien cometió algunas de las fechorías, por la cual estaba sindicado como el autor, no lo hizo con la intención de dañar a nadie, ni tampoco bajo la amenaza de un arma de fuego.
Ayer la Justicia trataba de desenrollar este lío que involucró al menos a una decena de personas que habrían sido víctimas de este adolescente.
La investigación recayó sobre la jueza penal de 4º Turno, Marcela Vargas, quien debió interrogar a todos los denunciantes, mientras tanto el adolescente que habría cometido la infracción, permanecía detenido en la pieza que oficia como calabozo en el subsuelo de la casona del juzgado penal de la calle Artigas 1080, esperando que fiscal y juez lo interrogaran sobre lo ocurrido.
UNA DECENA
DE DENUNCIAS
Tras más de una decena de denuncias policiales sobre la forma de cometer el delito que tenía este individuo, la Policía tomó cartas en el asunto y logró detener a esta persona que resultó ser un menor de 16 años de edad, domiciliado en el barrio Minervine, y que vive junto a su madre.
El muchacho, salía por las noches con otro amigo y amenazaba a sus víctimas con un arma, según coincidieron en manifestar todas las víctimas. Aunque la Policía señaló que el arma no aparece y el mismo sospechoso admite que “no contaba con ningún tipo de pistola” tal como dijeron los denunciantes.
Eso sí, relató el modo en el que procedía y admitió haberle robado dinero y teléfonos celulares a sus víctimas. Aunque estas dijeron que el asaltante las seguía, les pedía dinero de buena manera y cuando se negaban les ofrecía un arma para la venta, al hacerse los desentendidos los encañonaba y les exigía la entrega del dinero que llevaban encima o en su defecto del teléfono celular.
La Justicia actuaba ayer en este engorroso caso pero no se vislumbraba ninguna decisión contundente, al menos hasta las últimas horas de ayer donde los interrogatorios continuaron por varias horas.
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