Con la lógica no se puede: se impone. Y se impuso.
Por eso la noche del Merazzi….fue la noche de Ferro Carril. De principio a fin.
Por eso el 9 a 0 y por eso la consagración en el Acumulado. Por eso al cabo de las 16 fechas, el equipo de Fabricio Bassa, del “Pato” Avellanal y con el “profe” Matías Piñeiro para la suma capital de esos atributos generosamente salientes de un equipo-plantel, que concluyó la segunda rueda a tambor batiente.
Fue la inapelable ley campeona de Ferro Carril. El derecho de ser el primer equipo clasificado para la liguilla y de no ganarla, un partido adicional. Por eso, no solo fue el Ferro del 9 a 0 y la victoria consumada, sino las vías de acceso al tiempo que vendrá.
El de las resoluciones. El que no admite dudas.
Cuando a los 12 minutos del primer tiempo, Fredi Cabrera metió el cabezazo del 1 a 0, iría tan solo a convertirse en el punto de partida de una hegemonía abrumadora.
Natanael Tabárez llegó al 2 a 0, en medio de un dominio asfixiante. La circulación de pelota, el apego a una idea, exploraciones de fórmulas ofensivas y certeza en la ejecución.
Ferro fue lineal o lateral según la circunstancia. Creativo siempre.
Pero con sentido de la ocurrencia también. Inventar y decidir….es también un acto de frescura.
Al fin de cuentas, no hay porque limitarse a lo esquemático y punto. Ferro Carril se da ese luego, a partir de la potencialidad individual que lo distingue.
Los goles en el segundo tiempo, fueron consecuencia cantada. El “Yaca” Lima se mandó tres goles y se llevó la pelota. Errandonea piropeó la red y por dos veces gritó gol, mientras Javier Quintero se atrevió y fue el cuarto, para un Ferro que no dejó de ratificar esa inapelable ley campeona.
Sud América hizo lo que pudo y fue poco lo que pudo. Incluso, la abrumadora diferencia en el plano físico. Terminó con 10 jugadores y en Ferro, las variantes que no le disminuyeron volumen de ofensiva.
Los nueve goles. Sirena abierta. Pasó y consumó.
Fue noche….su noche. Fue el canto….su canto. Fue Ferro. Y bastó.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA-