Porque hay que coincidir en que fue definitivamente así. La eficacia de esa receta de Arsenal que le valió vencer a Ceibal, sumar tres puntos y quedarse en lo alto de la liguilla.
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Con ausencias que padeció, pero se las arregló y hasta pudo alcanzar una diferencia mayor, por ese remate-balazo de Emiliano Maciel cuando se moría el partido y un par de estocadas más, en medio del desequilibrio de Ceibal para estrechar líneas, para compaginarse en el plano defensivo y con la escasez de peso ofensivo.
Pero además, la eficacia de Arsenal al tiempo de defender.
Defender desde la solidaridad en la trinchera. A Basualdo no le quedó otra: adaptarse en función de las ausencias del «Cabeza» Martínez y Christian Luna. Hasta el «Pato» Forti debió manejarse por un lateral y el «Lobo» Cruz en la parcela de volantes.
O sea: un Arsenal «para salir del paso». Y no solo salió del paso, sino que hasta fue eficaz en los 25 minutos finales del partido, cuando recuperó el control de la pelota y Ceibal quedó expuesto a la duda general.
El «Tití» Leguísamo ingresó y no trascendió, porque la pelota no le llegó nunca y con Fagúndez-Suárez, lejos de la dimensión casi natural que son capaces de sostener por el medio, Ceibal fue la muestra de un fútbol a media luz. Lejos de Ceibal.
Necesita volver de urgencia, después de 90 minutos presa de su propia penumbra. Porque además, se repitió una y otra vez también. Un remate de Agustín a los 8′ del segundo tiempo y bombeando pelotas y cruces aéreos sin destino.
¿Cuántas chances del equipo de Darío? ¿Una? ¿Dos?. No más.
La nulidad en materia ofensiva. El equipo nunca le encontró la vuelta. Nunca.
ESO DE ARSENAL
Porque al cabo fue inteligente. Hasta maduro en la actitud. Porque evitó la creación de espacios libres. Porque fue ordenado en lo táctico y soltándose sobre el final. El ingreso de Maciel le concedió oxígeno ofensivo y Gustavo Carballo se atrevió en la gambeta, mientras a Echenausi le quedó una chance neta que malogró.
Bien claros con este Arsenal que ganó: nunca dejó DE TRABAJAR EL PARTIDO. No se descarriló en lo táctico y sostuvo la vertical. En los primeros 20′ de la recta final, le puso una barra de hielo al trámite.
A la manera de su negocio sin más trámite. Fue cerebral para ganar. No ganó porque le sacaron la soga del cuello. Eso habría que tenerlo en claro.
¿El partido?. A contrapelo de la jerarquía técnica. Solo en cuentagotas.
A Arsenal no le importó el cómo. Le importó ir abonando el camino, para alcanzar el producto. Y al producto lo alcanzó.
Ser apto cuando debió ser y generar la primera imposición. Imposible mejor recompensa que esa.
Ceibal se fue con el humor vacío. Flacura general desde lo táctico y ausencia de ingredientes para fortalecerse en los metros finales, porque esta vez, lejanos los que más trascienden.
No perdió el tren definitivamente. Pero está obligado a ganar todo lo que viene.
No le queda otra. El campeón está en aprietos. Casi contra las cuerdas.
¿Vuelve a ser o la condena le llega?
Esa es la cuestión.
-ELEAZAR JOSÉ SILVA