“Si el delantero falla se dice que es por mala suerte, mientras que si lo hace el arquero, se atribuye a él el error o la pérdida del partido. Su responsabilidad es muy grande. La figura del arquero es clave dentro de un equipo. Su papel ha pasado de parar posibles goles, a dirigir a sus compañeros, especialmente a los defensas, generando en ellos seguridad y confianza. Por tanto, “su preparación psicológica es esencial para el buen funcionamiento del equipo y necesitan estar listos para aumentar su máximo rendimiento ante todas las posibles circunstancias que puedan darse antes, durante y después de un partido.
En su rendimiento influirán diferentes factores psicológicos, por lo que recibir un adecuado apoyo por parte de los entrenadores y psicólogos facilitará que la balanza entre satisfacción y sufrimiento, que este deporte puede producir, esté equilibrada. Debido a las tan elevadas exigencias ante las que esta figura del fútbol está sometida, necesitará de un programa de ayuda psicológica enfocada en el control de su activación psicofisiológica (ansiedad), dificultad para concentrarse, pensamientos negativos y catastrofistas, expectativas no realistas, manejo de la frustración e impotencia, fomento de la paciencia, adecuada gestión de la incertidumbre, manejo y equilibrio de emociones muy intensas -tanto en exceso como en defecto- y saber afrontar la soledad, que en muchos casos pueden llegar a experimentar”.
-El del arquero, sin dudas….¡no es un puesto más!