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Algunos rasgos de la situación de pandemia

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Diario EL PUEBLO digital
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Dr. Alejandro Noboa

Mucho se ha dicho y mucho se dirá aún de este fenómeno que nos aqueja de forma tan directa y atacando nuestros hábitos más preciados, especialmente nosotros los que tenemos raigambre latina, la sociabilidad la demostración de nuestros afectos, sin duda nuestra identidad, pero parece interesante ver algunos rasgos más sobresalientes sobre los que nos está pasando.

Se habla mucho del papel renovado de los estados nacionales, estos están asumiendo un rol fundamental en el combate a la pandemia, contrariamente a su alicaído rol previo a la ocurrencia de la pandemia tanto que por ejemplo en Europa lo estaban vapuleando. Hoy están haciendo de regentes sanitarios y yendo incluso directamente sobre la modificación de los hábitos de las poblaciones, especialmente las reuniones.

En algún momento se dijo que los estados más fuertes (autoritarios) estaban mejores preparados para combatir la pandemia, ejemplos cercanos como Brasil o USA contradicen esta afirmación, no tuvieron mejor perfomance, quedaría el ejemplo chino pero es tan mezquino el sistema de información que resulta difícil creer en sus datos, más bien pensar que la situación de constricción informativa pervierte cualquier novedad sea buena o mala.

En un momento se habló de Corea pero también caducó ante las olas pandémicas.

Cualquier inclinación o incluso modalidad autoritaria fracasa ante el comportamiento de la gente y la pandemia se extiende.

Al mismo tiempo se dice y con razón que sin la participación de los ciudadanos nada se puede lograr y que los éxitos parciales y escasos ante la pandemia se lograron porque la gente reaccionó a tiempo, todo es verdad y todo influye para que las cosas sean como sean.

La trinchera lo constituiría el hogar «sagrado inviolable», durante mucho tiempo este fue un bastión inexpugnable de las familias y lamentablemente su realidad amparó y ampara situaciones insostenibles para una sociedad moderna, situaciones de acoso, de violaciones de derechos, violencia de género y abuso de menores, en fin la pandemia potenció situaciones que venían ocurriendo y provocó otras nuevas, también tenemos un problema.

Este bastión que hoy es esgrimido como una de las fronteras de lucha contra el covid escenario de tiempo de ocio y de una búsqueda permanente de ocupar el tiempo, y también de teletrabajo se muestra débil ante los embates de la pandemia.

En otro sentido por primera vez en mucho tiempo el sistema político mira al sistema experto, en una relación que predominantemente fue difícil ahora parecen alinearse los astros y por fin trabajar mancomunadamente academia y poder político y no lo digo exclusivamente por Uruguay sino que así ha sido en casi todos los países, hagamos loas a que esto siga y se extienda a otros ámbitos del desarrollo nacional.

Los países con mayor desarrollo humano son aquellos que más invierten en su sistema de producción de conocimiento y tecnología.

Por otro lado la ciencia actual ya no es la Ciencia autoritaria, que sólo habla con la verdad implacable, absoluta, cada vez más encontramos grupos de científicos trabajando interdisciplinariamente y de forma colectiva con humildad con posiciones especializadas al extremo pero buscando conectarse con otros y con otras visiones.

La superespecialización impide abordar los problemas como lo que son, problemas complejos.

La comunidad científica está cada vez más proclive a pensar que los problemas son problemas complejos y que merecen abordajes también complejos, que sería si sólo actuarán los biólogos y se obviara la visión de la psiquiatría o de la psicología social o la misma salud poco podríamos hacer en este caso.

Avanzamos en la pelea con el covid pero perdemos la pelea en los hogares donde el encierro hace su trabajo, avanzamos en la pelea con el covid pero provocamos la más terrible de las situaciones económica para nuestros países.

Biólogos, Médicos de diferentes especialidades, Economistas, Psiquiatras, Sociólogos tienen su lugar en esta batalla.

Otro impacto notable de la ocurrencia de la pandemia es el gran desarrollo del teletrabajo y la teleeducación pocas veces nos hubieramos imaginado esta expansión, reuniones para las que había que viajar kilómetros y kilómetros se hacen cotidianamente a través de internet, ahorrando esfuerzos y haciendo que el trabajo pueda continuar durante el día.

La expansión de este fenómeno es indiscutible. Lo mismo ocurre en la educación pero allí el vínculo personal y presencial es fundamental para el aprendizaje de conocimientos y habilidades pero aún más de valores tan necesarios para las generaciones más jóvenes, hay que tomar con pinzas este proceso, puede servir para algunas cosas especialmente cuando el interés del educando está presente y difícilmente cuando este aún no se ha logrado.

En otro sentido, capítulo aparte, la compra de las vacunas, significa una oportunidad para el mundo donde se pudieron valorar actitudes solidarias de justicia social, pero nuevamente es un fracaso para la humanidad, el sistema covax fue enterrado rápidamente a cambio de las negociaciones bilaterales con las empresas donde reina la ley del gallinero, el sistema capitalista se sale con la suya ante una pandemia mundial.

Negociaciones opacas y ultrarreservadas para asegurar la brutal ganancia de las farmacéuticas ante esta situación que nos afecta a todos.

No está siendo posible proteger los bienes públicos de justicia, acceso igualitario a la salud y solidaridad, la lógica de competencia de patentes y en el marco de un sistema económico neoliberal todo lo absorbe en una sospechosa opacidad en las negociaciones, ¿no será que es un problema que nos afecta a todos y necesariamente debe conocerse?¿todos entendemos el esfuerzo de inversión de la industria farmacéutica para construir conocimiento útil? ¿pero eso justifica el asalto inusitado a nuestras economías y las injusticias en el acceso a las soluciones? Cuidado!
Estamos en el momento de generar espacios de confianza para que las grandes mayorías puedan creer en las soluciones que exige la nueva normalidad como también confianza ante las alternativas propuestas por las vacunas, no es deseable que se de la avaricia de algunos contra la desgracia de otros.

No es bueno para el Uruguay, no es bueno para la humanidad.

Gobiernos y empresas tienen la palabra.

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