Alemania hizo añicos el sueño de Brasil de ser campeón mundial en casa, al infligirle la peor humillación de su historia. El conjunto teutón destrozó al combinado norteño, con un brutal 7-1 que incluso pudo ser mayor. Brasil recibió la peor derrota de su historia desde el 0-6 que le propinó Uruguay en la Copa América de 1920.
Alemania fue una aplanadora impiadosa que pasó por arriba de Brasil, sin concesiones. La semifinal de ayer pareció un partido entre una potencia y un rejuntado de segundo orden, al punto que los teutones ganaban 5-0 antes de la media hora de juego.
El equipo dirigido por Joachim Löw hizo una exhibición de fuerza en el estadio Mineirao y viajará a Río de Janeiro para la final del domingo como gran favorito. Allí se medirá al ganador del Argentina-Holanda, que se enfrentan hoy.
Gane quien gane, el estadio Maracaná verá una reedición de final mundialista, la de 1974 con Holanda o las de 1986 y 1990 con Argentina.
Lo que no verá el legendario estadio carioca será un nuevo “Maracanazo”: Brasil no tendrá siquiera la oportunidad de perder un nuevo título en casa en el partido decisivo, como le sucedió en 1950 frente a Uruguay. Aquel 1-2 ante 200.000 espectadores fue una derrota traumática para Brasil, que luego se recuperó ganando cinco títulos mundiales y convirtiéndose en el “país del fútbol”. La de ayer en el Mineirao fue sencillamente humillante.
SIN LEVANTE
Sin el talento de Neymar, lesionado, y sin el muro de Thiago Silva, sancionado, en Scratch fue un monigote en manos del equipo alemán y acabó abucheado por una afición que no creía lo que veían sus ojos.
Las estadísticas quedaron pulverizadas: Brasil recibió la peor derrota de su historia desde el 0-6 que le propinó Uruguay en la Copa América de 1920. Además, perdió la imbatibilidad en casa que sostenía desde 1975 en partidos oficiales.
Pero no solo eso: Klose le arrebató el récord histórico de goles en Mundiales a uno de los grandes del fútbol brasileño, Ronaldo.
Nunca antes una semifinal de un Mundial se había resuelto con un marcador tan abultado. De hecho, Alemania estuvo a punto de repetir su mayor goleada en Copas del Mundo, el 8-0 con el que destrozó a Arabia Saudita en 2002.
Alemania recordará por siempre su victoria en Belo Horizonte, ciudad que, por el contrario, quedará inscripta en la historia negra del fútbol brasileño.
SIN FISURAS
Todo funcionó a la perfección en el equipo de Löw, que pudo haber ganado por más goles, si hubiese aprovechado los contragolpes que tuvo en el tramo final del partido.
La primera media hora alemana fue una orquesta sonando a la perfección. Müller (a los 11′), Klose (23′), Kroos (24′ y 26′) y hasta Khedira, un hombre que rara vez marca goles, desnudaron a uno de los peores equipos de Brasil en décadas.
La derrota ya era durísima, pero Alemania aún tenía reservado un poco más de castigo para la segunda mitad. Brasil tuvo un esbozo de reacción en el arranque del complemento, pero Manuel Neuer fue de nuevo un gigante en el arco.
Ante un rival vacío, Schürrle completó la goleada con un doblete personal. El descuento de Oscar en la hora no cambió nada. Alemania era toda fiesta. Brasil, desolación. El mundo, asombro.