Cuando lo trágico se convierte en cómico
Hoy, 28 de diciembre, se recuerda tradicionalmente como “Día de los Inocentes”, o de los “Santos Inocentes”. Es habitual que dándole un carácter jocoso a la fecha, las personas se hagan bromas, como diversión se mientan o engañen unas a otras, para luego, generalmente mediante la expresión “que la inocencia te valga”, burlarse de la ingenuidad (justamente de la “inocencia”) de aquel que caiga en el engaño.
Pero el origen de la fecha está muy lejos de lo risueño y alegre (cariz que comenzó a tomar allá por la Edad Media), porque se trata de un hecho trágico: la matanza de muchísimos niños. Cuenta la historia que ante la noticia de que había nacido un niño que el tiempo consagraría como una “grandiosa figura para la humanidad” (Jesús), Herodes «El Grande», Rey de Judea, ante el temor de ver opacada su grandeza y no sabiendo con precisión cuál era el niño en cuestión, ordenó la matanza de todos aquellos niños que hubiesen nacido en los últimos tres años. Pero Jesús se salvó; sus padres lograron salvarlo. El resto de los niños, asesinados por orden de Herodes un 28 de diciembre, son a quienes se recuerda como los Santos Inocentes. En otras palabras, esta fiesta católica (también conocida como de los “Niños Inocentes”) surge como evocación y homenaje a todos los niños menores de tres años que fueron asesinados en Belén por orden del Rey Herodes al enterarse que había nacido el Mesías, quien lo sustituiría en gloria y trascendencia.
La fecha es conmemorada en su mayoría por españoles y latinoamericanos, y las bromas tienen su origen en el engaño que sufrió Herodes cuando envió a los tres Reyes Magos a Belén para que averiguasen lo que pudieran sobre el recién nacido y regresaran con él para contarle todo. Pero, una vez en Belén, los Reyes adoraron al niño y le entregaron regalos: oro, incienso y mirra. Posteriormente fueron advertidos (en sueños) de no regresar con Herodes, por lo que tomaron otro camino. El hecho enfureció al Rey, quien al sentirse engañado decidió ordenar la matanza de los menores.
LA RECONSTRUCCIÓN NOVELÍSTICA DE LOS HECHOS
El novelista portugués José Saramago, Premio Nobel de Literatura en 1998 y fallecido a mediados de 2010, publicó en el año 1991 una de sus más polémicas novelas: “El evangelio según Jesucristo”. Allí recrea, con una buena carga de ficción (evidentemente se trata de una obra literaria y no de un libro de Historia) gran parte de la vida de Jesús, apuntando básicamente a presentarlo en su parte más humana (fruto de una relación sexual entre María y José, protagonista de una relación amorosa y sexual con María Magdalena, etc.), aunque existen en la novela elementos sobrenaturales. Respecto a “la matanza de los inocentes”, la novela de Saramago deja entrever la culpa de José, y también del propio Jesús, por la tragedia. De alguna manera se deja ver cierta acusación a José y María por el hecho de que, ante la desesperación por salvar a su hijo, no comunicaron a los demás padres de niños pequeños sobre la inminente matanza, de la que tuvieron conocimiento previo. Lo que sigue es un breve fragmento de la novela, en el que Jesús dialoga con su madre y se hace evidente la acusación (es propio del estilo de Saramago que en los diálogos no aparezcan los tradicionales guiones, sino que cada intervención comienza con mayúscula y se separa de otra simplemente por una coma): “Herodes mandó matar a los niños de Belén que tuvieran menos de tres años, Por qué, No lo sé, Mi padre lo sabía, No, Pero a mí no me mataron, Vivíamos en una cueva fuera de la aldea, Quieres decir que los soldados no me mataron porque no llegaron a verme, Sí, Mi padre era soldado, Nunca fue soldado, Qué hacía entonces, Trabajaba en las obras del Templo» (…) «Las manos de Jesús se alzaron de repente hasta el rostro como si quisieran desgarrarlo, su voz se soltó en un grito irremediable, Mi padre mató a los niños de Belén, Qué locura estás diciendo, los mataron los soldados de Herodes, No, los mató mi padre, los mató José, hijo de Heli, que sabiendo que los niños iban a ser muertos no avisó a los padres, y cuando estas palabras fueron dichas, quedó también perdida toda esperanza de consuelo. Jesús se tiró al suelo, llorando, Los inocentes, los inocentes, decía…”. Vale señalar que “El evangelio según Jesucristo” fue censurada en no pocos países por considerarse “hiriente» de la sensibilidad católica”.
BROMAS EN URUGUAY
En Uruguay, si se repasa la historia, pero sin alejarnos muchas décadas, encontraremos incluso que han sido varios los medios de prensa que en esta fecha lanzaron noticias “tremendas” pero en broma, falsas, para mantener en el engaño, al menos por unas cuantas horas, o incluso por un día, a la población. Quizás una de las más recordadas fue cuando en el año 90, un periódico capitalino anunció en su título principal y con grandes fotos en portada la (mentirosa) noticia de la rotura de un caño colector en la zona de Puntas Carretas, que comenzaría a inundar inminente y rápidamente de materia fecal varios barrios de la ciudad. Pánico total, similar al que se causó cuando el 28 de diciembre de algunos años atrás, a un comunicador radial salteño no se le ocurrió mejor broma que anunciar la explosión de una parte de la Represa de Salto Grande, lo que provocaría la inevitable inundación casi total de Salto y Concordia. Otra: hace unos años, estaba previsto que el 12 de enero se jugaría el clásico del fútbol rioplatense, entre las selecciones de Uruguay y Argentina en el Estadio Centenario. Ya desde diciembre se vivía una gran expectativa y se planificaba cómo evitar posibles enfrentamientos entre hinchadas, ya que se esperaba una concurrencia de público pocas veces vista, teniendo en cuenta, por ejemplo, la cantidad de argentinos que se encontrarían vacacionando en nuestro país. Hasta que quince días antes, es decir el 28 de diciembre, un prestigioso diario publicó como nota principal que se había iniciado, dentro de las tribunas del Centenario, la construcción de muros de contención para separar las hinchadas, incluso dando datos de la cantidad de material y dinero que se invertiría en algo que una vez terminado el partido se demolería. Sin dudas un verdadero disparate, pero que a muchos, su “inocencia” hizo creer. J.P.