La protagonista de la historia de vida de hoy es Florencia Maristán, quien, junto a su pareja Agustín, son los papás de Genaro y Sebastián.
Florencia, oriunda de Paysandú, comenzó diciendo: «Tengo un salteño acá conmigo, Agustín, mi compañero de vida. Mi pareja es de Salto, así que un poquito de Salto tengo por acá».
«Primero que nada, quiero contarte que no era mi sueño ser mamá. Esto es algo que quiero contar porque no soy de esas mujeres que soñaban con ser madre y tener un hogar, para nada. Pero, con el pasar de los años y a medida que fui creciendo y madurando, entendí que sí quería ser mamá. A los 28 años fui mamá de Genaro. Junto con Agustín decidimos ser padres y buscamos a Genaro, y él llegó a nuestras vidas. A los 30 fui mamá de Sebastián.»


«Fue todo un desafío. Si me preguntaran cuál fue el desafío más grande de mi vida, respondería ‘ser mamá’. Ningún título supera esto.»
«Genaro y Seba tienen cada uno su particularidad, como todo niño, pero Genaro fue diagnosticado con celiaquía y Sebastián con autismo, lo cual nos modificó la vida a todos. Fueron diagnósticos que no esperábamos. No teníamos idea de lo que era ni el autismo ni la celiaquía, pero fue un gran desafío y una invitación a superarlos, así lo veo yo.»
Al consultarle a Florencia sobre si fue difícil el transcurrir de esos años, si fueron aprendiendo, ella respondió: «Con Genaro, con la celiaquía, fue todo un descubrimiento porque ni el papá ni yo teníamos idea. En la familia no había nadie celíaco. Empezamos a investigar, a estudiar, y vimos la importancia y la seriedad de lo que es esa condición, que abarca no solo a nivel familiar, sino a nivel social. A donde sea que vamos, tenemos que cuidarle el alimento y además la contaminación cruzada, que es un gran desafío. A veces resulta muy difícil que las personas lo entiendan. ‘Come un poquito que no te va a hacer nada’, dicen, pero un poquito para un celíaco es un montón.»
«Nuestra casa se convirtió en una casa ‘gluten free’, así la llamo yo. En esta casa no entra nada que tenga gluten y también es un desafío, porque cuando invitamos amigos o familiares, o cuando nosotros vamos a otro lugar, tenemos que cuidar toda la contaminación cruzada. Si vamos a comer un asado, llevamos su parrillita, sus cubiertos, su tabla, todas sus cosas. Si vamos a algún lugar, que sea uno seguro, que realmente cuide la contaminación cruzada. Y acá en casa modificamos todas las recetas para brindarle una alimentación segura.»
«Sebastián, cuando tenía aproximadamente 18 meses, yo digo que ‘quedó autista’ porque él no nació así. De un momento a otro empezó a manifestar los síntomas del autismo, y este fue nuestro gran desafío. Si bien con Genaro pensamos que la celiaquía había sido un gran desafío, nos dimos cuenta de que nos habíamos quedado cortos. Pero Genaro abrió paso y nos abrió un montón de puertas para poder seguir investigando y aprendiendo con lo que fue después el autismo de Sebastián.»
Al preguntarle sobre los síntomas que vio en Sebastián que le llamaron la atención, Florencia expresó: «Seba, cuando tenía más o menos 18 meses, empezó a tener ciertas conductas que ya había superado para su edad. Por ejemplo, la aversión a los alimentos. A veces los niños pequeños, entre el año y el año y medio, sienten aversión por texturas como el puré o ciertos tipos de juguetes más gomosos. Seba ya había pasado esa etapa y la había superado, pero de repente volvió a tener esa aversión a determinadas texturas. También sucedió que él, todas las mañanas, se levantaba y se hamacaba en una hamaca que teníamos en el garaje, pero de un día para el otro comenzó a tener pánico a las alturas. Ya no quería hamacarse, le costaba bajar escalones. Estaba aprendiendo a caminar y a correr, y de repente se sentaba para bajar un escalón que antes lo bajaba fácilmente como cualquier otro niño. Además, venía desarrollando el habla acorde a su edad, pero dejó de decir algunas palabras y no volvió a decir ninguna más, salvo ‘agua’, ‘mamá’ y ‘papá’.»
«Siempre cuento que venía de trabajar y le decía ‘amo mamá, ama’, y él me respondía ‘amo mamá’, pero de un día para otro dejé de recibir esa respuesta. Me miraba y perdía la mirada.»
«Fue muy fuerte porque me preguntaba cómo, cuándo y por qué había pasado esto. Eso me llevó a decir ‘no, no me voy a quedar con esto’. Empecé a investigar y a estudiar. De hecho, estuve dos años investigando intensamente sobre qué es el autismo, qué lo provoca y cómo podíamos ayudarlo. Eso me llevó a conocer la influencia de los alimentos, no la comida, sino los alimentos en el desarrollo y en el autismo. También descubrí la contaminación de los metales pesados, la parasitosis y cómo los parásitos agravan el autismo. Todo eso nos llevó a seguir un protocolo de desintoxicación y una dieta para Seba, y estamos logrando sacarlo del autismo.»
«Nos decidimos a seguir el protocolo de desintoxicación y la dieta, y hoy, tras un año y medio, Seba pasó de ser un autista no verbal a hablar, cantar, hacer oraciones espontáneas, responder preguntas y hacernos preguntas a nosotros.»
«Hace unos días le puse una canción que hacía meses no escuchábamos, y él la cantó de principio a fin.»
«Para nosotros, cada etapa superada es un ‘wow’. Ahora dibuja y canta canciones enteras, lo que para un niño de cinco años es normal, pero para un niño con autismo es increíble.»
«Hablé con su neuropediatra y le pregunté: ‘Sebastián, sin la dieta ni la desintoxicación, ¿hubiera llegado a esto?’, y el neuro me respondió: ‘Sigo a niños con características similares y quizá logren decir dos palabras en un año, pero Seba canta canciones enteras’.»
«Sin dudas, esta desintoxicación y esta forma de alimentación están teniendo un gran impacto.»
Al preguntarle a Maristán sobre en qué consiste la alimentación que siguen, ella explicó: «Es un gran desafío para todos. Consiste en eliminar por completo todos los alimentos procesados y ultraprocesados. Nada que venga en paquetito. También eliminamos el gluten, los almidones (como el arroz, el maíz y la papa), los azúcares y los lácteos. Seba solo come lo que cocinamos en casa, con ingredientes que no contengan esas características.»
Al consultarle si ellos también siguen esa alimentación, Florencia comentó: «Sí, es lo mismo que hicimos con el gluten por la celiaquía de Genaro. Esta dieta, además de ser sin gluten, es mucho más estricta. No tiene azúcar, colorantes, harina, y muchas otras cosas. Pero tiene mucha salud, mucho amor, mucha constancia, firmeza y convicción en lo que hacemos.»
«Cuando empezamos la dieta, estuve dos años en el dilema de qué hacer. Seba iba a la almacén como lo hacíamos cotidianamente, y cada vez que volvíamos, se traía un caramelo para evitar un berrinche, cosa muy común. Sin embargo, pasamos seis meses sin exponerlo a esas situaciones. No lo llevamos ni a la almacén, ni al supermercado, ni a ningún lugar donde pudiera desear algo que no pudiera comer. Logramos que no pidiera más. Hoy, cuando vamos al almacén, toca todo y nos dice: ‘Esto hace mal a la cabeza y a la panza’. Eso es ‘wow’.»
«Seba va al jardín. Está en nivel 4, que es lo que le corresponde por su edad. Además, recibe, por parte del BPS, psicomotricidad y fonoaudiología, con 4 horas al mes de cada una. Si bien estas terapias ayudan, 4 horas al mes no van a hacer que Seba hable como lo está haciendo. Por eso reafirmo la importancia de la dieta.»
«Hay una salida. Tengo madres que me inspiran. Esas madres me hicieron llegar sus experiencias, mostrándome lo que habían logrado con sus hijos, y eso me dio fuerzas para hacerlo.»
«Hoy me agarro de la frase, porque a veces en el día a día es muy duro, de que ‘soy una mamá que admiro’. Hoy me convertí en una mamá que admiro.»
«Deseo ser inspiración para otras madres también.»
«Agustín es un gran compañero. Lo hacemos todo juntos. Esto no hubiera sido posible sin él ni sin el apoyo de toda la familia.»
«No hay que quedarse con lo que nos dicen. A mí, por ejemplo, me dijeron que Seba no iba a hablar nunca, o que iba a hablar muy poco. Hoy sorprende a sus terapeutas.»
«Es un desafío seguir buscando, no quedarse con lo que te dicen, seguir insistiendo y probar. A mí me costó mucho. Decía ‘¿cómo voy a hacer esto?’ y fui capaz de hacerlo.»