Con Susana Gallino Carabio – Cuarenta años de ejercicio como promotora de la Unidad Cardiorrespiratoria Móvil de Salto
Susana Gallino Carabio tiene 61 años, es promotora de la Unidad Cardiorrespiratoria Móvil con más de cuarenta años de ejercicio en su actividad, que la ha cumplido con verdadera vocación. Nació en la zona rural y muy joven se vino a la ciudad … recuerda los tiempos en que concurría a la escuela rural a la grupa de su caballo. Comunicativa, risueña y de buen trato, nos cuenta su historia, manifestando a su vez su fe y espiritualidad. Se siente muy agradecida por formar parte de una empresa que brinda un servicio a la sociedad, que le ha permitido construir un buen vínculo con los usuarios. Lo que más recuerda de su adolescencia es a su madre luchadora que trabajaba sin descanso para darle una vida decente a sus hijos. “Caía y se volvía a levantar como podía, sin la ayuda de nadie. Dios estaba con ella” – rememoró conmovida. Cabe destacar que su madre también trabajó en carácter de promotora en la Cardio y allí se jubiló.
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Qué recuerdos tiene de su niñez y adolescencia
- “Nací en la casa de mis abuelos paternos Gallino Grilli en Apolón y Batlle Berres. Mi niñez la viví en el campo. Concurría a caballo a la Escuela No. 69 de la Colonia Harriague.
Con qué edad llega a Salto y cómo fueron esos primeros tiempos
- “Cuando tenía diez años nos vinimos a vivir a la ciudad con mamá mi hermano y yo a raíz de unos problemas familiares. Mis padres decidieron separarse. Sexto año lo realicé en la Escuela Nº 3 que funcionaba en el local donde hoy está ubicada la Universidad Católica.
De primer año a sexto concurrí al Liceo Osimani y Llerena, que se inauguró ese mismo año que comencé mi etapa liceal.
Al culminar el bachillerato de Derecho, me fui a UTU para formarme en Secretariado Comercial. Ni bien finalicé los estudios salí a buscar trabajo y en ese tiempo se pedían las referencias.
Como no las tenía, trabajé en forma voluntaria durante un mes en un escritorio que en ese tiempo funcionaba en calle Soca al 100.
Justó allí surge el llamado de trabajo para fundarse la Unidad Cardiorrespiratoria Móvil que se inició el 1ro de e noviembre de ese año. Me presenté y empezamos en Soca 29.
Yo debía encargarme de las afiliaciones. Cómo ha sido su trabajo y cómo es su rutina diaria?
-”Me levanto y lo primero que hago es pedir la guía de Dios. Miro el plan de trabajo que tengo para el día y allí intercalo la tarea que se me encomienda en la empresa. Nunca sabemos cómo va a ser el día, pero lo importante es llegar a nuestra casa y sentir la alegría de haber logrado una afiliación.
Aprendí a tratar a la gente, a perder la vergüenza de hablar y a cultivar la paciencia al visitar casa por casa, a ser constante en mi labor diaria, a enfrentar el frío, el calor, la lluvia”.
Cuéntenos una anécdota que recuerde con sus clientes a lo largo de todo este tiempo…
“En el año 1992 se anexó el servicio de Pediatría a la Cardio.
En ese entonces se le brindaba asistencia a la gente diez días en el Sanatorio Uruguay, en el Sanatorio Salto y en el sanatorio Panamericano y yo iba a las guardias a visitar a las madres con los recién nacidos, ofreciendo las promociones.
En esas conversaciones les decía que las visitaría dentro de algunos años para asociar a los hermanitos… (sonríe). Y a los dos o tres años me volvía a encontrar con ellas.
Un día afilié a un señor muy simpático un martes 13. Luego de afiliarlo me llamó y me dijo que tenía que hablar conmigo. Cuando llegué me dijo Vos sabías que hoy es un martes 13? ¿Me podrías cambiar la fecha?
Esa anécdota me quedó para el recuerdo.
En cuanto a las madres, tuve que cortar las visitas por el protocolo que hay que cumplir por el Covid, pero siempre estoy a las órdenes para afiliar a los nuevos integrantes de la familia.
Más que nada siento agradecimiento por la gente que me llamó para asociar a sus hijos y también a sus nietos y bisnietos.
Es algo que me llena el alma… me hace feliz poder lograr esa confianza con los clientes”.
¿Cómo es trabajar para la unidad cardiorrespiratoria móvil?
-”Es un trabajo que hago con gusto; también hago mandados, cumpliendo una actividad de cadetería, donde me sigo vinculando a varias empresas que han estado en relación desde los inicios de la Cardio. Hay gente que se ha jubilado, gente nueva. Verdaderamente me siento como en familia”.
¿Cómo es un día en su vida?
-”Hay que salir sí o sí… costó… pero la calle te enseña muchísimo. Creo que en este caso hablo por todos los promotores y aprovecho a saludar a todos aquellos que pasaron alguna vez por la Cardio y fueron compañeros… algunos se jubilaron y otros fueron temporales.
Pienso que los que están ahora están sintiendo lo mismo que yo.
Hay que salir y enfrentar la calle todos los días y al terminar nuestra jornada hacer una autoevaluación de los frutos obtenidos”.
¿A qué cosas le teme?
-”En que llegue un día en que no pueda hacer mi trabajo. Y pienso que no falta mucho. Temo también desobedecer a Dios y que Él no esté conmigo. También temo que la gente me olvide como promotora.
Un sueño…
-”Se cumple mi sueño cada vez que me llaman para afiliar a una familia”.
Un mensaje para sus clientes y los lectores del diario EL PUEBLO
-”Gracias a todos aquellos que me abrieron las puertas de su casa y los que no pudieron asociarse, merecen mis respeto.
Agradezco a la Cardio la tolerancia que tuvo a mis errores, a los compañeros de trabajo que siempre estuvieron apoyándome, a los médicos, a Graciela Bertolotto que ya está jubilada, a la actual Gerente, la Contadora Andrea Bentancour que es muy sensible.
Un eterno agradecimiento al Dr. Bertolotto que cuando estuve enferma que estuvo siempre hasta que me dieron el alta.
Agradezco a Dios que me puso en sus manos. A los lectores y al diario EL PUEBLO un gran saludo y agradecida por haberme entrevistado”.
Susana Gallino se siente plena cada vez que le puede explicar los servicios que se ofrecen a un potencial usuario de la Unidad Cardiorrespiratoria Móvil empresa cuyo grupo humano lo considera parte de su familia.
Hoy por:
María Fernanda Ferreira