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viernes, 9 de mayo de 2025
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«Años que albañilean y años de derrumbamiento»

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Diario EL PUEBLO digital
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«Yo he visto muchos cantores,

con famas bien obtenidas,

y que después de adquiridas

no las pueden sustentar,

parece que sin largar

se cansaron en partidas…»

(Canto Primero de «Martín Fierro», de José Hernández)

Lo que quiere decir el gaucho Martín Fierro en los versos que citamos, es que hay mucha gente que se apresura, consciente o inconscientemente, a «salir a la cancha» y después, no logra mantenerse en ella por mucho tiempo. Incluso hay quienes parecen ya cansados antes de empezar a correr.

Y esto ocurre en todos los ámbitos… Si pensamos en el arte y sin necesidad de salir siquiera de Salto, encontramos varios casos. Hay escritores, por ejemplo, que como dice Martín Fierro, han obtenido de golpe una fama tal, que después no logran sustentarla, y mucho menos superarla (es decir superarse como creadores), por eso los vemos presentar el mismo libro desde hace años. Se ha creado en torno a ellos un «pluff», se ha inflado en su entorno un globo enorme (con la ayuda de ellos mismos las más de las veces), casi un mito se ha creado, y entonces claro, luego es muy difícil permanecer arriba.   

El tiempo…El tiempo… Y en él la perseverancia, que requiere de mucha paciencia y prudencia, y además de responsabilidad con uno mismo y con los demás… De eso estamos hablando hoy.

La política es también uno de esos ámbitos en los que todo esto se da muy a menudo. Las elevaciones rápidas y los derrumbes más ráapidos todavía.

Hay quienes quieren llegar muy pronto y descuidan cosas que no deberían descuidar. A veces, el trabajo de subir paso a paso, lentamente, puede verse, por una mala decisión, venido abajo. Decía siempre un profesor de mis tiempos de estudiante liceal: «cuando alcancen una buena calificación, no se crean ya en la cima, miren que de la montaña se cae mucho más rápido de lo que se sube».

Tiempo requieren las cosas. Paciencia y dedicación.

Hace unos días, leía una revista científica donde un estudioso de la sociología decía que la gente criada en el campo suele tener «más templado el espíritu», y en otra parte agregaba que «es más consciente de los tiempos y maneja mejor las esperas y las ansiedades». Entre las hipótesis que podrían explicar este fenómeno, el autor de la nota citaba a otro catedrático, que sostenía (lo explicaremos con palabras nuestras) que observar y entender los procesos de una plantación, sus tiempos de cosecha y de siembra, o respetar los ciclos de la naturaleza desde que el potrillo nace hasta que se lo puede montar, etc., etc. es parte de lo que ayuda a ese temple del espíritu. Pareciera que en la ciudad, contrariamente, nos acostumbrarnos a siempre ver las cosas ya hechas, los resultados y no los procesos. Nos acostumbramos a ver el arroz en el plato y no en la planta, parafraseando la canción.

Pero volvamos en concreto al tema del inicio y pensemos en la política.

¿Se acuerda de Edgardo Novick? Por las dudas, se lo recordamos. Este empresario que en pocos días cumplirá 65 años de edad (y que es uno de los uruguayos más ricos), en el año 2015, como candidato del Partido de la Concertación para laIntendencia de Montevideo, fue el segundo candidato más votado (superando incluso, y no es un dato menor, a la muy popular frenteamplista Lucía Topolansky). De golpe, Novick se transformó en un político del que todos hablaban. ¡La revelación! Sin embargo, ¿qué pasó después? A nuestro entender, no comprendió que también en esto hay procesos que respetar y transitar con paciencia. Al año siguiente nomás ya creó el Partido de la Gente y quiso ser Presidente de la República. Todo muy apresurado, ¿no? Al menos así lo vemos nosotros. Y los hechos lo demostraron: su intención de voto de cara a octubre de 2019 rondaba apenas el 2% de los votos.

Y es aquí cuando unimos todo lo que venimos planteando con la breve nota de opinión que publicamos el pasado sábado en página 3 de EL PUEBLO. Decíamos en esa ocasión:

En estos dias, el Dr. Andrés Lima, el Intendente de Salto, nuestro Intendente, el Intendente de todos los salteños, hizo públicas sus aspiraciones a ser Presidente de la República. Es decir, anunció que en 2024, o sea ya en las próximas elecciones, será pre-candidato, y en caso de ganar la interna de su partido (Frente Amplio), será candidato presidencial. Hemos escuchado a más de una persona decir que se hizo público un «secreto a voces». ¿Secreto? No, para nosotros al menos no. ¿A voces? Más o menos, quizás para algunos sí, para otros no. A nuestro entender era, desde hace mucho tiempo, más que evidente. Y hoy queremos expresar una idea que ya hemos plasmado en otras ocasiones: nos enorgullece que un salteño se detaque en la política a nivel nacional. Y si Lima llegara a ser Presidente, por supuesto que nos enorgullecería más aún; pensaríamos en otro salteño a la altura de un Feliciano Viera, de un Batasar Brum… Pero ¡cuidado!, no queremos que el costo de ese orgullo, sea abandonar el departamento que lo eligió para ser gobernante ahora. No dudamos que haya en la Intendencia de Salto gente muy capacitada para conducir la gestión departamental (Chiriff, Cesio…) pero no fue a ninguno de ellos que elegimos para que sea nuestro Intendente. Como tampoco habíamso elegido a Compá cuando a Coutinho se le ocurrió la quijotada de ser vicepresidente. Es a usted, Andrés Lima, a quien lo eligió la mayoría de los salteños. Cumpla primero con los cinco años, no nos abandone, solo eso le pedimos, y seguro que esa incluso será la mejor presentación que usted tenga de cara al futuro”.

No juzgaremos hoy las fuerzas de qué sentimientos mueven a los hombres a tomar decisiones como aquella de Coutinho cuando decidió acompañar a Pedro Bordaberry en la fórmula presidencia, o esta de Andrés Lima arrojándose a una pre candidatura presidencial: ¿ansias de nuevas aventuras?, ¿compromiso con un partido político?, ¿ambición?, ¿sed de protagonismo? No lo sabemos, por eso tampoco lo juzgamos.

Lo que sí creemos es que en ambos casos, parece haber un apresuramiento innecesario. Ojalá nos equivoquemos. Ojalá a Lima le vaya bien, pero queremos que también a Salto le vaya bien ahora, y tenga al Intendente que eligió los cinco años.

Todo lleva tiempo. Al menos en estas cosas, ni la magia ni los milagros existen. Se precisa tiempo. Ya lo dijo el gran poeta Washington Benavides:

«Conocerse, claro está,

necesita su tiempo

con años que albañilean

y años de derrumbamiento»

Contratapa por Jorge Pignataro

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