Desde que nacemos, todo lo que vamos aprendiendo es almacenado en nuestro cerebro mediante la constitución de memorias. Gracias a este almacenamiento podemos relacionar nuestro presente y pasado y además, pensar y proyectar nuestro futuro. Es imposible obtener aprendizajes sin memoria, ni se construirán memorias si no hay aprendizajes. Ambos procesos van de la mano siempre.

¿Cómo se forman las memorias?
Las memorias no se forman instantáneamente, sino que requieren de un proceso el cual podríamos dividir en dos tiempos consecutivos que son: la memoria a corto plazo, y la memoria a largo plazo.
La primera, la a corto plazo, es la encargada de almacenar la información proveniente de los estímulos que percibimos. Esta memoria transitoria, frágil y vulnerable a las interferencias, percibe una cantidad limitada de información durante cortos periodos de tiempo.
Mediante una experiencia en la que se repite la información percibida u obtenida, se crearán redes neuronales que persistirán, lo que permitirá los cambios estructurales para la fase siguiente fase, lo que permitirá la formación de la memoria de largo plazo.
Esta memoria a largo plazo, como su nombre lo indica, es duradera y además, estable. Tiene la capacidad de almacenar mucha información durante un tiempo indefinido. Se compone gradualmente gracias a la repetición de experiencias, y el uso de los datos almacenados en la memoria de corto plazo. Esto quiere decir que, nuestro cerebro reconoce que ciertas redes con repetida información son usadas a menudo, y permite el proceso de consolidación de la memoria.
Tipos de memoria
Podemos establecer tres sistemas de memoria según sus características: memoria implícita, memoria explícita, y memoria de trabajo.
Memoria implícita
La memoria implícita o procedimental, es la memoria que nos permite ejercer hábitos perceptivos como el reconocimiento de las personas; motores como el andar en bicicleta; cognitivos como leer; y el de los condicionamientos clásico e instrumental como ajustarse a las normas de la sociedad.
La práctica hace que estas destrezas y hábitos sean precisos y rápidos, convirtiéndose en conductas ejecutadas automáticamente. Una vez adquiridos, se vuelven bastante rígidos por lo que condicionan la conducta y pueden dificultar nuevos aprendizajes.
El aprendizaje de hábitos se refuerza cuando se logran los resultados esperados, lo que permite que se libere dopamina reforzando la sinapsis existente, motivando a las neuronas a ser activadas ante la misma orden.
Memoria explícita
Es conocida también como memoria declarativa ya que podemos expresarla de modo verbal o escrito de forma consciente. Está formada por los conocimientos que tenemos del mundo y por los recuerdos de experiencias vividas.
Puede ser adquirida con una o con muchas experiencias, es flexible y puede expresarse en situaciones y modos distintos a los que se produjo el aprendizaje. Ella se encarga de los aprendizajes más complejos, nos permite analizar, contrastar e integrar diferentes tipos de información relativa a las personas, hechos y lugares, y procedentes de distintas modalidades sensoriales. Podríamos decir que es la memoria del «qué», «cómo» y «cuándo» sucedieron las cosas.
Dentro de esta, se distinguen dos tipos: la memoria semántica y la memoria episódica.
La semántica, es la que almacena los aprendizajes sobre conocimientos generales acumulados durante nuestra vida.
Y la episódica, es la que permite el recuerdo de un episodio único, relacionado a un lugar y momento concreto en un entorno preciso. A diferencia de la semántica, si tiene un tiempo y espacio determinado.
Memoria de trabajo
La memoria de trabajo, también llamada operativa, es un caso particular de memoria explícita, es consciente y funciona continuamente. Nos permite mantener presente la información que nos dan en el momento, las situaciones que acaban de pasar, los pensamientos que acabamos de tener, es toda la información utilizada en tiempo real, y poder realizar operaciones cognitivas complejas, como comprender lo que me están diciendo, poder responder, razonar, imaginar o calcular. Es información transitoria que está continuamente en movimiento, ya sea generándose o borrándose, ya que es sustituida por otra similar, necesaria para dirigir adecuadamente nuestro comportamiento.
Está relacionada a la inteligencia fluida, es decir, a la capacidad de razonamiento general y abstracto, la resolución de problemas, la inferencia y la relación de conceptos, y es entre el 40 y 65 % heredable.
Recuerdo y olvido
Nuestro cerebro almacena todo lo que nos genera emociones, ya sean positivas o negativas. La memoria selecciona aquella información que es importante porque es agradable y reconfortante o por todo lo contrario.
Entre las distintas formas de recordar, una es las de las memorias implícitas, que son los recuerdos instantáneos y automáticos que nos permiten reproducir el comportamiento aprendido.
Otros recuerdos son más complejos, e implican un proceso mental activo. Consiste en una reconstrucción del pasado, y el resultado puede ser algo diferente a la experiencia 1ue lo generó, lo que deja en claro que la actividad cerebral es distinta cuando recordamos algo a que cuando lo percibimos directamente.
Existen también memorias emocionales que se conocen como memorias de impacto, las cuales se establecen al momento de vivenciar algo con gran intensidad. La evolución natural ha conservado estos sistemas de memoria para nuestra supervivencia, en especial la de los recuerdos emocionalmente negativos, buscando garantizar no volver a cometer los mismos errores.
Los olvidos pueden deberse a la pérdida de los circuitos específicos de una memoria consolidada, a raíz de la falta de uso de esos circuitos o por interferencias en el aprendizaje inicial, esto último es la causa más habitual en los olvidos cotidianos.
También puede ocurrir que las memorias recientes interfieran u ocupen el lugar de otras memorias. Es por esto que el hipocampo y otras regiones frontales del cerebro potencian las memorias ya consolidadas y relacionadas con la nueva memoria activada.
En el caso de cuando nos «quedamos en blanco», el olvido es ahí una incapacidad temporal para acceder a esos recuerdos, y suele bastar un cambio de contexto interno o externo para volver a acceder a la información. Estos olvidos pueden ser causados por el alto nivel de estrés ante una situación; ej: cuando nos quedamos en blanco en un examen. En estas situaciones, el cerebro libera grandes cantidades de cortisol que bloquean la memoria, por lo cual no podemos acceder a la información que está disponible pero no accesible.
Otro factor que influye fuertemente es la falta de sueño. Si nos quedamos toda la noche estudiando, no se darán los procesos necesarios para que la información nueva se integre con la ya almacenada y se consoliden en las memorias.
Sueño, aprendizaje y memoria
El sueño favorece la memoria de lo aprendido previamente, en especial en aquellas tareas que se combinan elementos sensoriales y motores. El sueño no solo que prepara el cerebro para aprender sino que potencia la formación de memoria y estructura y organiza los contenidos, dándoles significado y contexto. Combina información, extrae características invariables y reglas ocultas.
Las horas de sueño que deberían dormir los niños en edad escolar de lunes a domingo es de 10 horas diarias hasta los 10 años de edad, los mayores a 10 años, deberían dormir 8 horas diarias; ya que el sueño tras el aprendizaje ayuda a adquirir conciencia de lo aprendido.
¿Que proponemos desde Ágilmente para mejorar los procesos de aprendizaje?
Hacer a cada niño/a consiste de sus propios procesos y que sean conscientes de lo aprendido como motor de sus logros.
El aprender jugando busca abrir las memorias sensoriales, hacerlos pensar y vivenciar sus aprendizajes como algo divertido, buscando la motivación que es necesaria para captar la atención que permitirá que los aprendizajes se consoliden en las memorias.
Por último, aunque para nada menos importante, es incorporar emoción en cada una de nuestras sesiones. La emoción permite que la amígdala se active y estimule el hipocampo y las áreas relacionadas con la formación de memorias recientes. Es por esto, que para nosotras es fundamental transmitir la emoción que nos provoca nuestra vocación por este trabajo, y utilizarla en favor de nuestros/as niños/as y sus procesos. #ágilmente un espacio pensado para aprender jugando
