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domingo, 11 de mayo de 2025
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Familiares de alférez salteño muerto procuran conocer circunstancias de la muerte

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Diario EL PUEBLO digital
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En la pasada jornada llegaron hasta EL PUEBLO, familiares directos del joven alferez salteño, Carlos Rafael Olivera Gómez, de 25 años, oriundo de barrio Progreso, quien falleciera en circunstancias no totalmente aclaradas mientras realizaba maniobras en el marco de un curso de comandancia, en la Escuela Militar de Toledo, Canelones.
De acuerdo a lo que se informó a sus familiares (hasta el pueblo llegó su esposa y una hermana), la información recibida habla de “muerte por inmersión”, pero no han recibido ninguna otra explicación de cómo sucedieron los hechos.
Carlos Olivera, era oriundo de barrio Progreso, donde vivió su infancia y adolescencia, antes de ingresar a la Escuela Militar. Egresado dos años atrás como Alférez, fue destinado al batallón de Minas, en Lavalleja, donde actualmente residía con su esposa.
El matutino montevideano “El Observador”, informó el jueves último de este hecho, en los términos que damos a conocer seguidamente.
HACIENDO
EJERCICIOS
BAJO EL AGUA
La muerte ayer de un alférez durante un entrenamiento militar en Toledo, revivió el debate sobre los duros métodos que utilizan las Fuerzas Armadas para capacitar a sus efectivos. Determinados tipos de instrucción fueron considerados “excesivos” por parte de un diputado frenteamplista que pedirá información oficial de lo ocurrido y reclamó que se revean los planes de entrenamiento para hacerlos más “humanos”. Carlos Olivera, un alférez oriundo de Salto, pero perteneciente al Batallón de Infantería Mecanizado Nº 11 de Minas, estaba siendo capacitado en un curso a cargo del Batallón 14 de Paracaidistas, cuando falleció luego de una descompensación en una piscina de la Escuela Militar de Toledo, según informó el Ejército en un comunicado de prensa. Según ese informe, Olivera “se encontraba desarrollando una actividad de instrucción propia de un curso profesional en la piscina de la Escuela Militar” y “sufrió una descompensación” por lo que debió “ser evacuado de la misma”.
Según agrega el comunicado, el alférez falleció cuando era trasladado al Hospital Militar por una unidad de emergencia móvil.
Otras fuentes castrenses señalaron que Olivera, al igual que sus compañeros de entrenamiento, estaba en el agua con una mochila de casi 39 kilos y desarmando su ametralladora cuando sufrió un paro cardíaco.
Ese es un ejercicio que realizan habitualmente en actividades de instrucción, según dijeron las fuentes.
El Observador intentó infructuosamente obtener más información del Ejército sobre los hechos y los métodos de entrenamiento, pero todos los consultados prefirieron remitirse al comunicado oficial.
MALTRATO
El diputado Esteban Pérez del Movimiento de Participación Popular señaló ayer (por el miércoles último) a El Observador que ante esta muerte queda en evidencia que es necesario “rever los planes de entrenamiento del Batallón 14 de forma tal de humanizarlos lo más posible”. Ese reclamo ya había sido planteado por el propio legislador, que es oriundo de Toledo, cuando en 2007 se comprobaron en esa ciudad decenas de casos de violencia doméstica cometidos por soldados del Batallón 14. “No precisamos soldados transformados en monstruos porque no vamos a invadir Vietnam”, dijo Pérez en ese momento.
El legislador señaló en 2007 que los planes de adiestramiento en Toledo son los mismos que se usaban durante la dictadura, con plantones (obligar a los militares a permanecer parados durante varias horas incluso al frío) y maltrato físico.
MANIOBRAS
El diputado Esteban Pérez propone humanizar el entrenamiento Muerte de alférez reaviva la discusión por entrenamiento

El entrenamiento que estaban realizando los alféreces consistía en tareas de desarme y resistencia bajo el agua, en una piscina de la Escuela Militar

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Durante el ejercicio, los efectivos debían desarmar sus ametralladoras
bajo el agua, mientras
cargaban sus equipos.

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El equipaje impermeable, que pesa en total unos 39 kilos, consiste en ropa, botas, campera, arnés, correas, un fusil en una
bandolera de casi cinco kilos, cantimplora, municiones y una mochila con más ropa, además de la ametralladora.

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