Ln homenaje a un productor de la zona que donó una hectárea del frente de su chacra para la instalación de la Escuela Nº 56, ayer y luego de varios años de lucha de los vecinos para lograrlo, finalmente dicha institución fue nominada Luis Mario Roascio.
El acto oficial se realizó ayer con la presencia de autoridades, niños, vecinos de la zona y familiares del homenajeado, entre ellos su esposa.
Dando comienzo al acto y luego de entonar las estrofas del Himno Nacional, la maestra directora Liliana Menoni se dirigió a los presentes explicando por qué se tomó la determinación de llamar a la escuela con el nombre de Roascio.
EMOTIVO
Fue un acto emotivo, por la importancia que representó para los vecinos y familiares este logro, teniendo en cuenta que durante muchos años clamaron para conseguirlo.

La escuela 56 fue creada hace más de 100 años y comenzó funcionando en la localidad de Talas del Daymán, debiendo trasladarse posteriormente al predio de Sr. Williams, el local que ocupaba entonces comenzó a deteriorarse, siendo necesario conseguir un nuevo terreno para construir un nuevo edificio dado que la Inspección Departamental no permitía seguir dictando clases en el mismo.
Fue entonces cuando Luis Mario Roascio, el 21 de marzo de 1968 decidió donar una hectárea al frente de su chacra para la construcción del edificio que hoy se ubica en el km 6,500 de la ruta 31.
A partir de allí todos los vecinos comenzaron a realizar las gestiones ante el Consejo de Educación Primaria, para la construcción del edificio que se construyó gracias a la colaboración de vecinos de la zona.
El debut como centro de enseñanza lo tuvo la maestra Gladys Díaz (presente ayer en el acto), acompañada por dos docentes.
Desde su inauguración en 1976, Luis Mario Roascio y su esposa, María Elena de Marconi “Beba”, aportaron a diario el agua que abastecía a la escuela, siendo él junto a los alumnos, quienes bombeaban para extraerla.
También fue esposa quien cocinó en su casa gratuitamente durante quince años para todos los niños que a diario asistían a la escuela.
El relato de la actual directora fue interrumpido cada tanto con un aplauso cuando mencionaba algunas de las acciones realizadas desinteresadamente por esta familia. Entre otras cosas se comentó que los días de tormenta era el primero que se acercaba a ofrecer ayuda, así como también prestaba herramientas para trabajar la huerta de la escuela, llevaba muchas veces a las maestras hasta la ciudad, ya que en esa época no había frecuencia de ómnibus como hay hoy en día.
EL NOMBRAMIENTO
Hasta el momento la escuela llevaba el nombre del arquitecto Ambrosoni, quien honorariamente había llevado a cabo la construcción de la escuela, pero los vecinos entendían que la misma tenía que tener el nombre de Roascio.
De esta manera comenzaron a tramitar la nominación de la escuela, en el entendido que “nominar es distinguir, dar identidad, es generar cualidades y a veces apostar a un destino, por ese motivo los nombres que se eligen, no se eligen casualmente, son producto de una selección cuidadosa y más cuando se trata de una institución educativa”.
Por este motivo, como agradecimiento, justicia o reconocimiento, se gestionaron durante muchos años, todos los pasos para que la escuela llevara el nombre de este vecino. Fue así que tras un largo peregrinar, el 5 de marzo de 2014 la Asamblea General decretó que la Escuela Nº 56 lleve su nombre, y el 13 de marzo del mismo año, la ley 19.194 fuera promulgada por el presidente de la República, dándose el cúmplase respectivo para el afianzamiento de la decisión.
También la maestra Gladys Díaz, dedicó a los presentes emotivas palabras para definir al hombre solidario que tanto ayudó y colaboró con esa institución.
Luego del acto, se descubrieron placas recordatorias del evento y se realizaron diversas actuaciones a cargo de los alumnos.