En lo que a impuestos respecta, Uruguay no es ni un país caro ni barato en comparación con el resto del mundo. Más bien se encuentra a mitad de tabla si se considera la carga tributaria a los negocios, a los trabajadores y otros impuestos. Sin embargo, para que las comparaciones sean relevantes hay que elegir bien qué países se toman como referencia. Cuando se compara a Uruguay con los principales referentes del vecindario, resulta ser que el país tiene tasas de tributación relativamente bajas, pero cuando la referencia son los países de ingresos y desarrollo similar, la realidad es otra y Uruguay aparece entre los más caros, aquellos que tienen una mayor carga fiscal. Según los datos del último informe Doing Business, realizado el año pasado por el Banco Mundial, Uruguay ocupa el puesto 140 en el ranking de 189 economías en cuanto a la competitividad de su sistema tributario a la hora de fomentar los negocios. Este indicador no solo considera la carga tributaria sino también la complejidad del sistema, medido a través del número de pagos requeridos en un año y las horas que lleva su liquidación para una empresa de mediano porte. Si solo se considera la tasa de impuestos total –entendida por el Banco Mundial como la suma simple de las tasas del impuesto a las ganancias, tributos y contribuciones laborales y otras partidas– Uruguay mejora al puesto 116. Eso implica que, si el sistema tributario uruguayo aumentara su eficiencia de cara al contribuyente, reduciendo el número de trámites y su complejidad, los impuestos dejarían de ser una carga tan pesada para la realización de negocios en el país. Pero esa es otra historia. En lo que respecta a la carga impositiva, el país queda de mitad de tabla hacia abajo, con 41,8% sobre ganancias. La carga sobre los beneficios de las empresas es de 23,6% en promedio, los impuestos y contribuciones del trabajo ascienden a 15,6% y en otros impuestos los expertos consultados por el Banco Mundial agregan 2,6%. Sin embargo, las comparaciones generales con el resto del mundo adolecen de algunos defectos que complican el asunto. La elección de los países que se utilizan como referencia en una comparación es más complicada de lo que parece a primera vista y eso relativiza mucho las conclusiones que puedan extraerse. ¿Qué tan relevante es comparar la carga tributaria uruguaya con la de países como Ruanda, Yibuti y Eritrea? ¿Cuántos empresarios dispuestos a invertir en Uruguay tendrán a esos países en la lista corta de destinos que compiten con la plaza local? A modo de ejercicio, si se cruza la base de datos del Doing Business con la caracterización que realiza el Foro Económico Mundial acerca del ingreso y el nivel de desarrollo de los países, y se considera además su ubicación geográfica, pueden extraerse conclusiones más interesantes.
En primer lugar, es posible comparar la tasa de tributación uruguaya con la de los países de la región. Las conclusiones no son muy diferentes a las del resto del mundo. Uruguay ocupa el puesto 12 en 22 economías de América Latina y el Caribe, con una carga menor a la del promedio de la región (48,3%). La comparación favorece aún más al país si se toma como referencia solamente a los países más próximos de América del Sur.
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Existe una alta carga impositiva en el país
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