Dickinson como tabla salvadora.
Desde los Directores Técnicos, a manera de súplica. «Casi un grito desesperado», al decir de un delegado cuyo equipo es uno más en la Divisional «A» de la Liga Salteña de Fútbol.


Los jugadores en tanto, saben demasiado bien lo que les ocurre entre semana, cuando deben entrenar en campos de juego al margen de las condiciones básicas.
De algo parece no haber dudas y se comprime como apunte, en la frase que se ha hecho tendencia: «es el peor momento de las canchas a nivel de la «A»
A partir de esa certeza, surge un aspecto que no es menor: el Parque Dickinson se convierte en tabla salvadora. En opción para no renunciar. A tal punto que algunos técnicos de la B y cuyos equipos asumirán en días la disputa de los play off por el segundo ascenso a la «A», hicieron traslado de fines a sus respectivas dirigencias: «en lo posible jugar en el Dickinson, porque el estado de la mayoría de las restantes canchas es lamentable».
A cronistas de EL PUEBLO se les apuntan casos concretos: Parque Rufino Araújo de Ceibal, Deportivo Artigas, Saladero y Parque Forti. Se pone énfasis en la cancha de Ceibal, «con amplísimos sectores donde la ausencia de pasto es real. Simplemente que no tiene».
Mientras los dardos de la crítica no faltan para Saladero, «porque es una de las más duras y dónde más cuesta pasar bien la pelota».
Se admite que los equipos que van a Saladero, «más que intentar jugar, terminan sufriendo una cancha complicada de años a esta tarde parte».
Sucede que «la mayoría de los campos de juegos no son sometidos a tratamientos básicos, pero con un ingrediente que no es menor: todos los días son utilizadas a la hora de los entrenamientos en la categoría que fuese. Como no hay descanso, no hay chance de mejoramiento».
La realidad-solución es el Parque Ernesto Dickinson. Casi una tabla salvadora. Definitivamente lo es.
