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jueves, 19 de septiembre de 2024
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“En mi vida mucho tuvo que ver el camino que mi padre me marcó”

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Maximiliano Cattani, representante de LATU en Salto

Maximiliano Cattani es ingeniero agrónomo, y desde febrero de 2021 es el representante de la Oficina del LATU en Salto, cargo al que llegó por concurso. En charla con EL PUEBLO, cuenta de qué trata su trabajo, cómo descubre su vocación por el campo siendo hijo de uno de los fotógrafos más importantes de nuestro país.

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1. ¿Cómo llegaste al LATU?

– Buscaba llamados para mi cuñada que buscaba un trabajo en Montevideo, y me encuentro con el llamado del LATU. Me presenté pensando que era un rubro interesante pero que tenía que complementar con otra cosa. Hoy le dedico el 100% porque me ha gustado mucho el trabajo en interacción con las empresas. Me encontré con un mundo de seres humanos y profesionales muy buenos en el LATU.

2. La de Salto, ¿es la primera oficina descentralizada en el interior del país del LATU?

– Efectivamente, es la primera oficina del interior que funciona como nexo para las empresas. El LATU al ser un organismo que actúa a nivel nacional ya estaba trabajando con muchas empresas de la región, pero nunca se había puesto un pie como oficina regional. Tiene laboratorios en Fray Bentos dando respuesta a lo que fue la planta de Botnia, hoy UPM, pero la primera oficina fue acá en Salto en 2021, y hoy ya hay seis oficinas.

3. ¿Cuáles son las tareas que se desarrollan en Salto?

– Si tenemos que ordenar cuáles son los principales rubros y lineamientos que tenemos, son las empresas exportadoras frutales. También en Salto hay algunas empresas exportadoras de grano con las que estamos trabajando. Damos respuesta analítica a esas empresas para que puedan exportar o que tengan beneficios económicos para hacer todo lo que tiene que ver con la comercialización y la exportación o importación de productos. También se hacen habilitaciones desde el punto de vista de gases ambientales, de aguas cuando se tienen que presentar ante un organismo fiscalizador. Trabajamos también fuertemente en distintos proyectos de elaboración de productos, y en proyectos que tienen que ver con la utilización de subproductos, dándole valor, como los de una cadena citrícola, como por ejemplo de la cáscara que está sobrando y que podemos transformar en un fertilizante, en un alimento para ganado, armando de esta manera un producto para exportación de ese subproducto que antes se tiraba. Otro ejemplo tiene que ver con la producción de aceite de oliva que tiene mucho descarte, el que estamos elaborándolo para transformarlo en fardos o producción que puede ser consumida por el animal, algunas empresas ya lo están exportando. Hay un canal abierto a Estados Unidos, que salió a través de proyectos de investigación, que llevan su largo plazo, unos dos años de evaluación, y cuando tenés los resultados y los datos estadísticos de que podes habilitar ese producto, puede salir como exportación.

4. ¿Fue tu perfil profesional lo que generó el rol que desarrollas en el LATU o era el perfil que el LATU buscaba para este trabajo?

– El perfil que han buscado ha sido el de agrónomo o de trabajo primario en el agro en esta zona, y en las zonas donde importan mucho los recursos naturales como las cercanas al Santa Lucía, donde está UPM, que trata más de gestiones ambientales. Han intentado colocar referentes regionales con una visión un poco más específica de la agroecología o desde un punto de vista más global y no tan productivo como el nuestro.

5. Las empresas que tienen acceso a esta oficina, ¿son las exportadoras de la región?

– En realidad, todas las empresas, ya sean exportadoras o que produzcan a nivel nacional o pequeña empresa. Trabajamos también con el Centro PYMES, con pequeños emprendedores que quieren desarrollar una idea que deriva en una etiqueta y a producir un producto. Por ejemplo, en la región estamos trabajando con algunos emprendedores que han tenido una idea pero que no tienen el producto o la cadena productiva, y hemos unido esos dos hilos. Nos contactamos con las empresas, le hemos preguntado si les interesa ese producto porque sería algo innovador, y ayudamos a desarrollar el producto, la inocuidad del producto, cómo llegar a que sea duradero, y eso se hace en conjunto. En el LATU hay paneles de evaluadores de alimentos, que generan informes sobre cómo sale ese alimento, cómo sería a nivel comercial, si a la empresa le interesa. Así que tratamos estar con las empresas grandes pero también con las medianas y pequeñas. Es bastante amplio lo que se puede hacer también a nivel estatal con organismos públicos cuando tienen que hacer algún proyecto. Por ejemplo, ahora estamos trabajando con los vertederos, buscando eliminar los que están a cielo abierto. Tenemos un Departamento del LATU de gestión y tecnología que implementa normativas que son internacionales, ayudamos a preparar el examen de cuando uno quiere acreditarse por la norma ISO o por otra, ayudamos a que se lleve a cabo.

6. ¿Qué se siente ser hijo de Marcelo Cattani, alguien tan reconocido en nuestra sociedad?

– La verdad que para mí es un orgullo que me reconozcan como hijo de una persona que es muy reconocido en el medio. A la vez intenté hacer mi propio camino abriéndome más a la parte del agro, pero tiene mucho que ver mi gusto por mi estudio cuando empecé a salir con él a hacer fotos desde mis 11 años. Yo le decía que cuando fuera a un campo me llevara. A veces íbamos a Los Olivos, estancia de Paysandú, donde iba gente de todos lados a cazar jabalíes, nosotros estábamos ahí entre las balas y yo estaba chocho. Después cuando empezamos a ir al Prado, un día regresando con un ingeniero agrónomo de Río Negro que fuimos a hacer un trabajo con mi padre, le dije que quería ser lo que era el ingeniero porque me gusta el contacto con el campo, la parte productiva. Ahí comenzó a nacer mi gusto por el campo. Pero siempre lo digo, mucho tuvo que ver el camino que mi padre me marcó.

7. Hablando de trabajar a temprana edad con tu padre, parece que nacieron de vuelta…

– Tuvimos una experiencia que no nos gustaría repetir, pero son sucesos en la vida. Fue saliendo de un Prado, a último momento conseguimos un pasaje y lamentablemente ocurrió ese accidente que hoy la mayoría lo podemos contar, pero hubo la pérdida de dos vidas, algo que nos marcó para siempre. Hoy paso por esa curva del kilómetro 113 de San José y le tengo un respeto importante. Además, cada vez que viajo en ómnibus, me siento siempre de la mitad para atrás y me pongo el cinto de seguridad. Me costó dos años poder viajar tranquilo en ómnibus después de ese accidente, fue en 2010, tenía 17 años.

8. Enseguida que pasó ese accidente, ¿qué fue lo primero que te vino a la mente?

– Lo primero fue la solidaridad del ser humano que intenta saber que el que está al lado está bien, más allá que justo iba con mi padre y en ese momento tuve pérdida de conocimiento unos minutos, pero después la buena colaboración que hubo de las personas fue algo muy positiva. Siempre destaco que habían estudiantes de medicina que con muy corta edad nos brindaron un apoyo impresionante, si no fuera por ellos, hubiese sido difícil controlar a tantas personas que íbamos en ese ómnibus, y también al personal de salud. El uruguayo se destaca por eso, en ser solidario en momentos difíciles y en ayudar al otro.

9. ¿Es cierto que hubo un pasajero que nadie registró y prestó invaluable ayuda?

– Eso lo tenemos como un misterio, hasta el día de hoy muchos de los que estábamos viajando en ese ómnibus no supimos dar con quien fue la persona que nos trasladó esa paz que se necesita en ese momento. El ómnibus había volcado, estaba en vuelco lateral, pisábamos las ventanas y había riesgo que las se quebraran. En ese momento, mínimo 30 personas de las que íbamos en el ómnibus hicimos la consulta de quien fue la persona que nos ayudó a salir con tanta paz de esas ventanas en medio de una tormenta que se desataba, pero nadie supo de quien hablábamos.

10. Son momentos únicos que ayudan a replantearnos lo que es la vida.

– Tal cual. Cuando podes tener ciertos problemas es cuando uno tiene la fuerza de salir adelante y sobrevivir con lo que tiene, lo que está en el punto más básico de lo que es el ser humano. Estamos en un mundo muy tecnológico, consumista y deshumanizado, pero en los momentos difíciles, es cuando podemos salir, y ahí destaco a los uruguayos que tenemos esa tradición que viene desde nuestras raíces, que en determinados momentos históricos nos hemos unido para salir adelante y dar la pelea como David contra Goliath.

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